Las estelas-casa de Poza de la Sal en el Museo de Burgos

Expositor con información sobre la investigación arqueológica del Alto del Milagro, de Poza de la Sal, que en agosto de 2018 podía verse junto a las estelas oikomorfas de la Sala 6 de la segunda planta del Museo de Burgos.

Estas últimas semanas se ha vuelto a hablar de los enigmáticos monumentos funerarios, con forma de casa, de Poza de la Sal (Burgos), una expresión cultural y religiosa única y original de quienes poblaron nuestras tierras hace más de dos mil años, por la que personalmente me siento cautivado, como bien saben quienes se han acercado antes a este blog (ver Poza de la Sal ).

El motivo de la actualidad de las conocidas como estelas o urnas oikomorfas ha sido, de una parte, la posibilidad de acceso a los primeros resultados del prometedor proyecto para la recuperación, estudio y digitalización en 3D de restos arqueológicos de Poza -entre los cuales las estelas ocupan un lugar central- (1); de otra y vinculada a la anterior, la exposición a lo largo de este mes de agosto en la Parroquia del pueblo de una parte de las piezas que en ella se conservan (2).

Espoleado por estas magníficas iniciativas, continúo ahora la serie que venía dedicando al paradero actual de nuestras estelas-casa, dispersas una parte (Poza, Llano de Bureba, Burgos, Gijón, Madrid, Barcelona, Valladolid, Granada, Portugal…) y lamentablemente desaparecidas o destruidas la inmensa mayoría (bastantes, aunque parezca increíble, en los últimos treinta años), si damos por bueno el dato de Martínez Santa-Olalla de que pasaban de tres centenares (3). Para ello recalaremos hoy nada menos que en el Museo de Burgos, el lugar en el que se custodian quizá el mayor número de estelas pozanas: en concreto, trece (una, no catalogada). Desde él, además, han viajado a un buen número de lugares -de España y de fuera de ella- donde se han celebrado muestras sobre el mundo romano.

Es buena ocasión también para animar a visitar este interesantísimo y poco reconocido Museo, al que desde adolescente tengo casi devoción. En él, aparte de poder contemplar los principales restos arqueológicos pozanos (4), hay verdaderas joyas para cualquier aficionado a la historia y el arte: el frontal esmaltado de Silos, la Virgen de las Batallas de Fernando III el Santo, la magnífica colección de estelas romanas de Lara de los Infantes y los restos de Clunia, los objetos de las necrópolis autrigonas de Miraveche y Villanueva de Teba, los sepulcros arrancados por la desamortización del Monasterio jerónimo de Fresdelval, la Tizona del Cid, el sepulcro paleocristiano de Briviesca… La lista sería muy amplia, debiendo haber empezado quizá por el propio patio del edificio renacentista de la Casa de Miranda, sede a la sección de Prehistoria y Arqueología del Museo.

Imagen de 1928 de las estelas oikomorfas de Poza de la Sal en el entonces Museo Arqueológico Provincial de Burgos, en su anterior sede del Arco de Santa María, tal y como la publicó Julio Martinez Santa-Olalla. Además de once estelas, puede verse, en el centro, el ara dedicada a Jupiter, encontrada también en Poza. El gran capitel de columna de orden compuesto (centro, arriba) y  el doble capitel de pilastra con hojas de acanto (centro, abajo) proceden, en cambio, de Clunia.

Visitando las estelas pozanas del Museo de Burgos

Centrándonos ya en las estelas-casa de Poza, hay que decir que nueve de ellas se registraron en el Museo el 1 de septiembre de 1928, contemporáneamente al descubrimiento -y destrucción- de la necrópolis de La Vieja, a orillas del río Homino, cuyas tristes circunstancias ya traté de recapitular en otra entrada (ver La escultura romana de Poza de la Sal (Burgos)).

Todas ellas, con la sola excepción de una pieza no catalogada -a la que luego me referiré-, aparecen en el decisivo trabajo de Martínez Santa-Olalla, fechado en otoño de 1928, sobre las Antigüedades Romanas de Poza de la Sal (Burgos), aunque el arqueólogo, de origen pozano, dejó sin catalogar y describir cinco de ellas (5), lo que finalmente llevaría a cabo en 1973 José A. Abásolo (6). Todas las estelas -nuevamente, con la misma excepción de la no catalogada- están registradas, con sus números de inventario, en el primer catálogo publicado del Museo de 1935, debido a su Jefe Matías Martínez Burgos, cuando era Museo Arqueológico Provincial de Burgos y aun se encontraba en su sede del Arco de Santa María (7).

Antes de la transformación del Museo a partir de 1979 -ya en la Casa de Miranda-, las estelas-casa se encontraban agrupadas en la entonces denominada Sala II o “Sala de Poza de la Sal”, situada en la planta baja del edificio. En la actualidad, están distribuidas en los tres espacios, totalmente separados, que recorreremos a continuación.

Estelas oikomorfas de Poza de la Sal de la galería superior de la Casa de Miranda, Museo de Burgos. Corresponden, de izquierda a derecha, a los siguientes números del inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (AAE) y del Museo (MBU): A: AAE 46 (MBU 44); B: AAE 47 (MBU 45); C: AAE 15 (MBU 43).

Estelas de Poza de la galería superior del patio de la Casa de Miranda

El primer grupo, compuesto de tres ejemplares, lo encontramos en el lado este de la galería superior del patio de la Casa de Miranda. Están colocadas sobre una gran base, en mitad del corredor de la galería, rodeadas de otras estelas de procedencia diversa (siempre burgalesa), de los siglos I a III.

Siguiendo el inventario de referencia de Abásolo-Albertos-Elorza (1975) -en el que puede leerse una descripción muy completa de los ejemplares-(8), corresponden, de izquierda a derecha, a las estelas núm. 46, 47 y 15. Presentan las características típicas de las estelas-casa pozanas, si bien, en el caso de la núm. 15, llaman la atención, por lo inusual, las dos molduras que dividen en vertical la fachada y sirven de apoyo al habitual creciente lunar, aquí con pequeña peana. La estela tiene dos puertas o cavidades semicirculares. El significado de estas puertas -que se repiten en la mayor parte de las estelas conocidas- es un tema debatido por los especialistas. Para Martínez Santa-Olalla, por ejemplo, se trataba de puertas para dejar entrar y salir las almas de los difuntos de la que era su casa o morada de ultratumba. El número de puertas -hasta tres, en algunos ejemplares- correspondería al número de difuntos incinerados (9).

Estelas oikomorfas de Poza de la Sal de la Sala 6 (“Época tardorromana”) de la segunda planta del Museo de Burgos. Corresponden, de izquierda a derecha, a los siguientes números del inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (AAE) y del Museo (MBU): D: AAE 32 (MBU 46); E: AAE 42 (MBU 33); F: AAE 36 (MBU 51); G: AAE 14 (MBU 42); M: AAE13 (MBU 48); H: AAE 48 (MBU 49); I: AAE 6 (MBU 50).

Estelas-casa de Poza de la Sala 6 de la segunda planta (¨Época tardorromana»)

En esta Sala 6 de la segunda planta de la Casa de Miranda (señalada como “Época tardorromana” en la hoja informativa del Museo que nos entregan con la entrada), prácticamente al lado de la vitrina con los restos de la escultura romana encontrada también en Poza, descubrimos fácilmente un grupo de otras siete estelas-casa, montadas sobre estrechos soportes verticales de hierro. Son las estelas -de izquierda a derecha- 32, 33, 36, 14, 13, 48 y 6 del citado inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (1975).

En la pared de la izquierda -sin señalización que la identifique- hay colocada otra estela procedente de Poza, completamente singular por su carácter plano, como en seguida apuntaré. Es la número 29 del citado inventario.

Empezando por el grupo de siete, los mencionados soportes de hierro tienen la gran ventaja de que nos permiten examinar la base de los monumentos funerarios. Comprobaremos así algo importante: en unos casos existe oquedad y en otros no; cuando existe, además, puede tener distinto tamaño y configuración. Esta diversidad de soluciones es la que ha permitido a algunos estudiosos zanjar la polémica urnas cinerarias vs. estelas funerarias, sosteniendo que a lo largo del tiempo los monumentos pudieron tener diferente uso, sirviendo tanto para períodos de práctica de inhumación como de incineración. Eso permitiría hablar tanto de estelas -señal exterior de un enterramiento-, como de urnas –continente de las cenizas del difunto, bien directamente o sobre una caja de piedra-.

Por lo demás, llamo la atención sobre la estela inventariada con el núm. 48, por tratarse del único ejemplar doble conocido. También sobre la núm. 14, inusualmente decorada con dos pájaros y con entrada en forma triangular; un ejemplar precioso, lleno de sugerencias (10). Y a destacar también la epigrafía de la núm. 6 que, con otras raras piezas que también contienen escritura, ha permitido datar las estelas-casa pozanas y confirmar, también a través de sus onomásticas, la coexistencia de una cultura indígena de raíz celta y la nueva y poderosa cultura romana.

Raro ejemplar de estela oikomorfa plana, procedente de Poza de la Sal, colocada en la pared de la Sala 6 del Museo de Burgos. Corresponde al núm  AAE 35 del inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (AAE) y MBU 47 del Museo (MBU).

Destaco, por último, en este espacio, la estela plana de la pared izquierda, la núm. 29 de inventario. Un ejemplar también epigrafiado, carente de puerta y único caso, entre las estelas extraídas de la necrópolis pozana de La Vieja, en que el monumento es plano. Aparentemente no tiene decoración y Martínez Santa-Olalla descubrió restos de color rojo en el tímpano.  Supongo que el tema es complejo, pero al ver esta estela en concreto no puedo dejar de acordarme del paralelismo, defendido por algunos historiadores y discutido por otros, entre las estelas pozanas y las pedras formosas, originarias de la cultura de los castros celtas del norte de Portugal y Galicia, y, en concreto, la monumental estela-casa extraída de la Citania de Briteiros (11). Guarda también semejanza con algunas de las estelas encontradas en Mérida (12).

Estelas de Poza del patio del «árbol fósil»

Llegamos, finalmente, al tercer espacio de las estelas pozanas del Museo de Burgos: el patio del “árbol fósil”. Al no estar accesible para los visitantes de este centro, hemos de mirar desde el exterior del Museo, en la calle Miranda, a la derecha de la puerta de entrada.

En el mencionado patio hay dos estelas oikomorfas: la núm. 35 del inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (1975) y otro ejemplar cuyo origen -hasta donde he podido averiguar- no está documentado. La primera tiene la singularidad del ornamento del tímpano, ya que de ambas puntas del característico creciente lunar descienden hacia los lados sendas formas, cuyo significado ha sido discutido. En la parte central tiene dos espirales unidas y, en la parte inferior, una doble oquedad semicircular.

Patio del “árbol fósil” del Museo de Burgos. Al fondo, al pie de la puerta en el lado izquierdo, pueden verse las dos estelas de Poza de la Sal. La más grande corresponde al número AAE 35 del inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (AAE) y MBU 47 del Museo (MBU). La pequeña no aparece en AAE y desconozco el número de inventario del Museo.

En cuanto al ejemplar no catalogado, es de un tamaño relativamente pequeño y no se perciben en él restos claros de la ornamentación del frontal, probablemente desgastado. En la base tiene abierta una puerta semicircular con reborde. Por su ejecución en piedra caliza, tamaño, forma y el orificio frontal, parece claro que se trata de una estela tipo Poza, aunque se desconozca su procedencia.

Las estelas de Poza, «supervivientes de un último latido»

Acabamos así nuestro itinerario por las estelas oikomorfas de Poza expuestas en el Museo burgalés. Ojalá sirva de estímulo y ayuda a quien quiera asomarse a este centro para contemplar este misterioso tesoro y conocer un poco mejor el pasado pozano.

Composición con todas las estelas-casa de Poza de la Sal expuestas en el Museo de Burgos. El primer número de cada ejemplar corresponde al del inventario de Abásolo-Albertos-Elorza (AAE); entre paréntesis, el del inventario del Museo (MBU): A: AAE 46 (MBU 44); B: AAE 47 (MBU 45); C: AAE 15 (MBU 43); D: AAE 32 (MBU 46); E: AAE 42 (MBU 33); F: AAE 36 (MBU 51); G: AAE 14 (MBU 42); H: AAE 48 (MBU 49); I: AAE 6 (MBU 50); J: AAE 29 (MBU 41); K: AAE 35 (MBU 47); L: no aparece en AAE (desconocido el del MBU); M: AAE13 (MBU 48).

Del arqueólogo Blas Taracena, excavador de Clunia en los años 30, es este viejo texto sobre nuestras estelas sepulcrales burgalesas en forma de cabaña -como él las denomina- y otros restos celtorromanos de la península:

“(…) todas estas supervivencias de difícil data, representan el último latido del rudo sentimiento y el tosco verbo de expresión indígena que en los parajes apartados de los centros vitales romanos no se resignaba a perecer” (13).

A veces me he preguntado por qué tienen tanta capacidad de seducción las “casitas de Poza”, pese a su primitivismo. Tal vez sea la intuición de ese conmovedor último latido del que hablaba este ilustre arqueólogo.

O, a lo mejor, el atractivo que el acercamiento al misterio ejerce ante nosotros, en este caso manifestado por los enigmas de un simbolismo, unos cultos religiosos y unos rituales ante la muerte de los que tan poco sabemos (14).

Quizá sea, en fin, que en las estelas pozanas encontramos ese sello del espíritu, lo sagrado y la eternidad ante los que nuestro corazón -asfixiado hoy por una cultura materialista e inmanente- nunca deja de sentir nostalgia…

Jaime Urcelay

(Entrada actualizada el 25/11/2019)

(1) A fecha de hoy son ya 35 las fotografías en 3D de otros tantos restos arqueológicos pozanos, a las que puede accederse libremente a través de sketchfab. De ellas, 19 son de estelas oikomorfas, que corresponden a 8 ejemplares de la colección de Poza y a 7 de la colección del Museo de Burgos (las otras 4 fotografías son repeticiones o conjuntos de estelas-casa). Sobre el Proyecto Cerro Milagro, puede verse:

Poza de la Sal digitaliza su extensa historia para evitar que caiga en el olvido (Burgos Conecta, 27/01/2019)

Poza, lugar con gran población y riqueza (Diario de Burgos, 05/08/2019)

(2) La exposición “Casas del Alma” se está desarrollando durante este mes de agosto en la Iglesia Parroquial de San Cosme y San Damián, de Poza de la Sal. Comprende cinco estelas oikomorfas de las conservadas en Poza (procedentes de la antigua colección de Martínez Santa-Olalla), el altar votivo romano -utilizado en otro tiempo como pila de agua bendita de la Ermita de San Blas- y la estela funeraria romana que se encontró incrustada en la Hospedería de la Ermita de Nuestra Señora de Pedrajas (sobre estas dos piezas, ver Un manuscrito de 1806 sobre las antigüedades de Poza de la Sal (IV). Identificación de monumentos arqueológicos y epigrafías ). ¿Es la primera vez que se realiza en Poza una muestra pública de sus restos arqueológicos?

(3) Martínez Santa-Olalla, J.: Monumentos funerarios célticos.- Las estelas-casa de la provincia de Burgos y sus relaciones con el Occidente de Europa, Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Burgos, nº 50, IV,  1935, pág. 186.

(4) En el Museo de Burgos se encuentran también expuestos, hasta donde yo conozco: el Sarcófago paleocristiano de la Adoración de los Reyes Magos (inventario núm. 57; ver El sarcófago de Poza de la Sal o de la Adoración de los Reyes Magos); los restos de la escultura thoracata de Mars Ultor (inventario núms. 265, 266 y 320 a 324; ver La escultura romana de Poza de la Sal (Burgos)); y el ara dedicada a Júpiter (inventario núm.114). En sus almacenes deben estar: la lápida dedicada a Pompeia Flavina, procedente de la subida al coro bajo de la Ermita de San Blas (inventario núm. 136, catalogada erróneamente por el Museo como procedente de Lara de los Infantes); y la lastra marmórea fragmentada y con epigrafía (inventario núm. 113).

(5) Martínez Santa-Olalla, J.: Antigüedades romanas de Poza de la Sal (Burgos), Anuario de Prehistoria Madrileña, volúmenes II-III, 1931-1932. El profesor advertía en su trabajo que además de las 33 estelas de que hemos hecho mención especial, existen aún bastantes abandonadas en las proximidades de la que fue la necrópolis (lám. VIII, fig.4), así como algunos otros ejemplares, en el Museo Provincial de Burgos (lám. IV, fig.2). En la última lámina citada aparece la imagen que se acompaña con estas líneas, en la que pueden identificarse la totalidad de las estelas oikomorfas de Poza, excepción hecha de la plana y la no clasificada.

(6) Abásolo, J.A.: Nuevas urnas ‘en forma de casa’ procedentes de Poza de la Sal, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Tomo XXIX, Valladolid, 1973. Abásolo explica que trata de completar el catálogo publicando algunas cuyas referencias (por ejemplo, las del Museo Arqueológico burgalés) eran imprecisas (pág. 434).

(7) Martínez Burgos, M.: Catálogo del Museo Arqueológico Provincial de Burgos, Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, Madrid, 1935. Las estelas aparecen en las págs. 25, 63 y 64 y corresponden a los números de inventario del Museo 41 a 52. Todas aparecen como originarias de Poza de la Sal, salvo, curiosamente, las 45 y 46, que atribuye a Quintanaélez. Este dato no encaja con el resto de fuentes; podría ser un error que, en todo caso, no se repite después en los catálogos y guías de 1955, 1974 y 1997, donde no vuelve a citarse Quintanaélez. Me despista mucho, no obstante, lo escrito por el propio Martínez Burgos en una nota publicada en 1928: Procedentes de las mismas excavaciones han sido también adquiridas por la Comisión para nuestro Museo algunas urnas cinerarias, del tipo de las de Quintanaélez, que ya poseía dicho establecimiento (“Hallazgos arqueológicos en Poza de la Sal”, Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos, nº 25, 4º trimestre de 1928, Burgos, pág. 377).

(8) Abásolo, J.A., Albertos, M.L. y Elorza, J.C.: Los monumentos funerarios de época romana, en forma de casa, de la región de Poza de la Sal (Bureba, Burgos), Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Burgos, Burgos, 1975.

(9) Martínez Santa-Olalla, J.: Antigüedades…, op.cit., pág. 24.

(10) A esta estela estuvo dedicada, dentro del Agosto Cultural 2019 de Poza, la conferencia de Alejandro Quecedo de Val y Manu Gil titulada “La estela de los pájaros”. Sobre ella, ambos han escrito el folleto «Estela luscinae. La estela de los pájaros (acercamiento poético a una estela funeraria encontrada en Poza de la Sal».

(11) Ver Martínez Santa-Olalla, J.: Monumentos funerarios célticos…, op.cit. En contra, por ejemplo, Sanz, R., Ruiz Vélez, I. y Parzinger, H.: Arqueología de los Autrigones Señores de la Bureba, Ayuntamiento de Briviesca, Burgos, 2012, pág. 149.

(12) En concreto con las que Trinidad Nogales identifica, dentro del amplio conjunto de estelas emeritenses, como del Tipo II, caracterizadas por estar labradas en granito local y constar de un cuerpo rectangular y de remate superior a doble vertiente, a lo que parece un frontón rectangular. Su grosor es de entre 25 y 30 cm (vid. Nogales Basarrate, T.: Las estelas funerarias peninsulares en el mundo clásico. El fenómeno emeritense, Actas del V Congreso Internacional de Estelas Funerarias, Soria, Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, 1994, págs. 206 y 207).

(13) Taracena, B.: La escultura y relieves celtorromanos, en Ars Hispanie. Historia Universal del Arte Hispánico, vol. 2º, Editorial Plus-Ultra, Madrid, 1947, pág. 147.

(14) Para quien comparta mi curiosidad por estos apasionantes temas, recomiendo el libro de José María Blázquez Primitivas Religiones Ibéricas. Tomo II Religiones Prerromanas, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1983, 556 págs.

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