La reflexión sobre las experiencias de cambio en las organizaciones llevó durante las últimas décadas a la cristalización de una doctrina sobre lo que conocemos como gestión del cambio. Un arte o disciplina en general bastante reconocible y aplicable.
Una de las prioridades en las agendas corresponde ahora a la transformación digital, lo que está provocando que hablemos mucho, quizá más que nunca, de metodologías de gestión del cambio. De su importancia… y de su dificultad.
Es oportuno, por tanto, que nos preguntemos hasta qué punto los modelos y criterios que hemos venido manejando hasta ahora para los procesos de cambio siguen siendo válidos en el nuevo contexto de la disrupción digital.