Pasión por Poza, un minucioso trabajo sobre el terreno e imaginación para recrear la historia. Estos rasgos, unidos a un estilo que quiere ser cercano y no académico, bien pueden definir la labor como historiador local de Carlos González Unda (Burgos, 1947). Su tercer libro, La casa palacio de los Marqueses de Poza. Poza de la Sal, Burgos (1), sigue, en este sentido, la estela marcada por los anteriores (2).
La obra aborda el estudio de uno de los monumentos más familiares y a la vez enigmáticos para los vecinos y visitantes de Poza de la Sal: el conocido como Palacio del Marqués. La edificación a la que el embajador y poeta veneciano Andrea Navagero se refería en 1528 como un buon palazzo grande, pero del que apenas nos han llegado las ruinas de una pequeña parte y unas mínimas noticias documentales.
Demolido en el año 1740 al encontrarse arruinado gran parte de él y próximo a caer, deseando evitar mayor daño, sus restos -apenas una de las dos torres y parte del muro perimetrales- son elemento inseparable del paisaje pozano, dominando, desde media pendiente de la peña del castillo, la Villa de la que, quienes lo levantaron, los Rojas, fueron desde 1298 señores y, a partir de 1530, marqueses.

Vista actual del sector sur de lo que queda en pie del Palacio del Marqués, de Poza de la Sal. Se trata de una parte de la muralla perimetral -construida en zig-zag- y de una sus torres defensivas, de forma cuadrangular. Gonzalez Unda apunta que el hueco en la muralla pudo ser una ventana de la ermita u oratorio de Santa Cecilia que, según sostiene, se encontraba en el interior del Palacio (Foto: Jaime Urcelay).
Ambientación histórica del Palacio del Marqués
La aproximación de González Unda a la casa fuerte del Marqués de Poza se desarrolla en dos planos: su ambientación histórica y el intento de avanzar en la reconstrucción del origen, función y estructura del edificio.
Por lo que se refiere a la ambientación histórica, a la que están dedicados los siete primeros capítulos del libro, el autor la plantea como una laboriosa recopilación de retazos de historia que pueden ayudar a formarnos una idea del contexto general que rodeó a nuestro Palacio.
Aparecen así temas como los orígenes de la Reconquista, la línea de fortalezas para la defensa de los territorios ganados a los sarracenos, el nacimiento de Castilla o la repoblación de Possa en el siglo IX en torno a su primitivo castillo, así como el posible origen de su nombre. Asoman también en las páginas del libro el antiguo y poderoso linaje de los Rojas y su presencia en la Bureba y, en particular, en Poza, realizándose un buen recorrido por la sucesión en el señorío y marquesado hasta el episodio del Auto de Fe de Valladolid en 1559. O temas más colaterales, pero siempre sugestivos, como la identidad histórica de la ciudad de Burgos, en la que también la familia Rojas tuvo un papel relevante, o la relación de las diferentes visitas que el Emperador Carlos V hizo a la cabeza de Castilla.
Un excurso, en fin, en el que algunos de los muchos datos e interpretaciones aportados por el autor pueden ser más o menos discutibles o incompletos, pero que no dejan de responder al propósito explícito de compartir con el lector lo que su personal imaginación le sugiere a partir de ese amplio conjunto de informaciones. No se trata, afirma, de sentar cátedra, sino de tratar de dar vida a las miradas aburridas de los paseos diarios (…). La Historia es algo vivo y que continuamente nos deparará sorpresas insospechadas.

Ruinas de una de las torres y parte de la muralla del Palacio de los Rojas, en Poza de la Sal, en una postal de 1969. El monumento fue sometido a importantes trabajos de consolidación y restauración en el año 2006. Al fondo y en lo alto, la torre del castillo (Foto: Archivo Urcelay).
Análisis e interpretación de las ruinas del Palacio
La segunda parte del libro está dedicada al intento de avanzar en la reconstrucción de lo que el Palacio pudo ser en el pasado.
Para ello, González Unda explora en los capítulos VII («Los Rojas y Poza») y VIII («Los Marqueses de Poza»), las relaciones de los señores con la Villa, los documentos sobre las importantes obras de reforma de 1655 y la demolición del Palacio y una de las torres perimetrales en 1740, así como el uso y la estructura arquitectónica que cabe presumir para este edificio de acuerdo con lo que conocemos de otros, situados en la misma región, que debieron ser similares.

Vista de las dos puertas de la torre aun en pie del Palacio de los Rojas, en Poza de la Sal. La de arriba, de arco ojival y que de lejos puede parecer una ventana, debía comunicar el paso de ronda de la muralla perimetral con el piso superior de la torre (Foto: Jaime Urcelay).
Llega así a los capítulos IX («El Palacio. Ruinas actuales») y X (“Alrededores del Palacio”), en los que se recoge lo que, a mi juicio, puede ser más valioso y de mayor mérito del libro: la exhaustiva descripción e intento de interpretación de las actuales ruinas, tanto del Palacio como de la cercana Ermita de San Juan. Una tarea nada fácil, si se tiene en cuenta el pésimo estado en que las ruinas llegaron a su consolidación y restauración en 2006 y la superposición en ellas de materiales constructivos de diferentes épocas. Hay que lamentar, además, que en dicha intervención no se llevara a cabo un buen estudio estratigráfico; hubiera arrojado mucha luz. Pero González Unda demuestra, una vez más, su capacidad para desvelar lo que se encuentra en el terreno y para dar significado a detalles que a la mayoría nos pasarían desapercibidos.
Completan el libro tres anexos, dedicados respectivamente a las fechas destacadas sobre Poza y la casa de los Rojas, a un apéndice documental y al repertorio de las fotos de las ruinas obtenidas por el autor, además de algunas interesantes reconstrucciones tanto de la planta como de un posible alzado del Palacio.

Vista de conjunto en la que puede apreciarse el castillo roquero y la enorme Ermita de San Juan -para la que en el siglo XVIII se aprovecharon materiales procedentes de la demolición del Palacio del Marqués-, una de cuyas torres se aprecia junto al lienzo sur de la muralla que encerraba el casco medieval de la Villa de Poza, después Poza de la Sal. Al fondo, el barrio extramuros de Los Corrales o San Blas y, más allá, la Cueva de la Verana (Foto: Jaime Urcelay).
Un pueblo poco examinado por historiadores y anticuarios
En 1806, a propósito de unos hallazgos arqueológicos en Poza y dirigiéndose al Primer Secretario de Estado, se lamentaba Pablo Echevarría y Zárate, entonces Alcalde de la Villa, de que este pueblo y su comarca, podía haber sido más examinado por los Historiadores, y Anticuarios. Lo justificaba por la remota antigüedad de sus particulares minas de sales, y ser población de monasterios ya olvidados aun en su localidad, y por desgracia falta de documentos.
Tenía razón el alcalde pozano. Es desconcertante lo poco que ha llegado a nosotros de una Villa de importancia histórica indiscutible, como es Poza. Por eso, contribuciones como la de este nuevo libro al conocimiento del pasado de nuestro pueblo, solo pueden ser recibidas, una vez más, desde la gratitud y el reconocimiento. Por más que muchas de sus hipótesis queden abiertas a la discusión, que es quizá de lo que se trata cuando escasean las certezas históricas.
Jaime Urcelay
(1) Edición independiente, 2020, 242 págs. El libro está a la venta en Amazon.
(2) Anteriormente, el autor ha publicado Poza de la Sal. 16 retazos de Historia (2017) (ver Dos nuevos libros sobre Poza de la Sal) y la novela histórica Alto del Milagro: Poza de la Sal (Una historia posible) ( 2018) (ver Poza de la Sal en la literatura: “Alto del Milagro”, de Carlos González Unda). Cuando escribo esta entrada, acaba de ver la luz su cuarto libro, Huellas del pasado en Poza de la Sal (Burgos): herederos de su historia, del que pronto trataré de hacer un comentario en este mismo blog.