
Fortunato Julián García Hernando (Burgos, 1891 – Burgos, 1972) –Fortunato Julián– es un gran desconocido, pese a ser uno de los artistas burgaleses más geniales del siglo XX.
Los amigos de Poza de la Sal tendrán quizá noticia de él, al menos, por el libro de Fray Valentín de la Cruz Poza de la Sal. Cuerpo y alma de una villa milenaria (1), en cuyas páginas pueden verse cuatro de las acuarelas con motivos pozanos de este singular artista.
No resulta además fácil adentrarse en esta enigmática y polifacética figura, aunque, afortunadamente, y desde que Burgos celebró en 1991 el centenario de su nacimiento, podemos conocer un poco más gracias a la meritoria investigación realizada por el poeta y crítico de arte Antonio L. Bouza, a quien, por cierto, hemos perdido hace tan solo unos días (2).
El misterio de la personalidad del pequeño Da Vinci burgalés
Fortunato Julián es un genio a descubrir. Junto al encanto y la calidad técnica de sus dibujos, hay dos aspectos de él que producen especial sorpresa.
En primer lugar, el enigma de su personalidad. Era, como afirma Bouza, un hombre difícil, lobo solitario, que transmitió la belleza y la pasión que sentía por el mundo a través de la pintura. Hombre retraído, modesto y sobrio en su estilo de vida, apenas daba importancia a su obra artística y evitó siempre los reconocimientos públicos. Nunca pretendió hacer negocio de su arte. De él escribió en 1925 su amigo Eduardo Arasti: Gusta de vivir solitario, de pasear a sus ideas por los largos caminos donde la tranquilidad las satura de una alegría franca y un cuerpo robusto (3).
El segundo aspecto que impacta del artista burgalés es su carácter polifacético. El que fuera director de Diario de Burgos, Andrés Ruiz Valderrama, llegó a decir de Fortunato Julián que es el pequeño Da Vinci burgalés (4).
Muy destacable como dibujante -son cientos sus ilustraciones para libros y publicaciones-, cultivó también, con maestría y personalidad, toda clase de modalidades artísticas: pintura con diferentes técnicas y soportes, escultura con variados materiales, pergaminos miniados, cartelería, arquitectura y decoración, orfebrería, indumentarias, repujado y cincelado, numismática… Impresiona, en este sentido, la recopilación de la muy diversa e ingente obra de este genio burgalés, hoy repartida en diferentes lugares, colecciones y casas particulares. Fortunato Julián es un auténtico compendio de artes, tal y como tituló Bouza su biografía.
Los cuadros de Fortunato Julián dedicados a Poza de la Sal
Dentro de esa variadísima producción artística, la pintura fue para Fortunato Julián tal vez la modalidad de mayor libertad creativa, experimentando con diferentes técnicas. Dedicó bastantes cuadros al mundo rural burgalés, siendo Poza de la Sal, Pancorbo y Frías tres lugares con especial atractivo para él.
Con referencia en concreto a Poza, Bouza habla de la serie de Poza de la Sal, compuesta de óleos y grandes acuarelas que reflejan el enclave completo y particularidades. No me ha sido posible por el momento averiguar la extensión de esa serie pozana, así como tampoco los años en que se realizó. Puede, sí, especularse que debió ser entre 1925 -año en que el citado Arasti dejó en Diario de Burgos testimonio de la peregrinación que juntos realizaron por estas tierras queridas y admiradas y de la exposición de 44 acuarelas en la Diputación Provincial – y el año 1933, fecha de la nueva y última exposición que realizó de su obra, celebrada en el Salón de Recreo de Burgos. En esa exposición mostró 33 acuarelas que, por cierto, vendió mal pese a su bajo precio (5).
Con todas esas salvedades, veamos ya cuáles son las pinturas sobre Poza que he podido localizar.
POZA DE LA SAL. EN ROJO DE ORO. Acuarela
Dejó el artista huella en esta acuarela de su costumbre de escribir en el propio cuadro un título a modo de lema de lo representado: En rojo de oro.
Como motivo para esta acuarela eligió uno de los lugares más emblemáticos y pintorescos de la villa: desde el inicio de la calle La Red, el Arco de la Concepción -antigua entrada al interior del recinto amurallado- y el Balcón del Conjuradero, cuya construcción decidió en 1678 el Concejo pozano para poder conjurar en tiempos de nublados los señores sacerdotes con más decencia y cercanía de la iglesia.
Se aprecian también las casas -hoy bastante reformadas- situadas a la izquierda de la entrada de la Plaza Nueva. En la que está en primer plano se instaló, ya en 1948, la primera centralita de teléfonos, que atendieron de manera eficientísima dos hermanas, primas de mi abuelo, de nombre Obdulia y Enriqueta Rodríguez.
Como curiosidad, la Caja de Ahorros del Círculo Católico de Burgos utilizó esta acuarela para la portada de una edición popular de El Lazarillo de Tormes.
VINOS LA SOLERA. Acuarela.

El antiguo establecimiento Vinos La Solera, ya desaparecido, protagoniza esta acuarela de tanto sabor pozano. Un anuncio del Bar La Solera, regentado por Juan Quintano, todavía aparece en el Programa de Festejos de 1949. Estaba localizado en el pequeño edificio que hace de punto de contacto entre las calles del Dómine (izquierda) y de la Torre (derecha), en su zona más o menos intermedia.
Se adivina transitando por la calle del Dómine un borriquillo con el tradicional serón de mimbre. Al fondo de la calle de la Torre, puede verse el conocido como Pasaje de la Padronesa, próximo a la vieja fuente urbana de este nombre, cuyo origen no se conoce con certeza.
CASA SOBRE ROCAS Y MUJER DE AZUL CON CUBOS. Acuarela de 62×44 cm.

Fortunato Julián reflejó en esta acuarela el final de las calles de la Torre y del Dómine, un lugar cuya fisonomía actual hace casi irreconocible la escena, lo que da al cuadro un interesante valor documental.
El pintor debió situarse para tomar sus apuntes en el final de la calle de las Procesiones, detrás del antiguo Cuartel de la Guardia Civil, donde se inician las escaleras que salvan el pronunciado desnivel. Las rocas -que pueden verse también todavía en el lienzo norte de la muralla- dan buena idea de hasta qué punto la villa actual se levantó prácticamente en la ladera del roquero sobre el que se yergue el protector castillo.
La mujer de azul subía, probablemente, de coger agua en la cercana Fuente Vieja. Las instalaciones de agua llegaron relativamente tarde a las primeras casas pozanas, en concreto a partir de 1931. El paisano parece que apoya sobre el hombro una regadera, apero indispensable en la elaboración de la sal. Es verano y, por tanto, plena temporada de fabricación del que, durante siglos, fue el oro blanco y el elemento que dio personalidad diferenciada a nuestra villa.
Llama la atención el alto edificio, de nada menos que cuatro alturas. Los materiales con los que aparece en la pintura de Fortunato Julián son los característicos de la arquitectura tradicional de Poza: asentamiento sobre piedra de mampuesto, continuado con barros, adobe y a veces terral y yesos, con un entramado exterior de maderos con diferentes alineamientos. Como otros muchos edificios tristemente arruinados en las últimas décadas, hoy está completamente modificado: ha perdido dos alturas y se ha reconstruido en ladrillo ordinario.
ARCILLAS MILENARIAS. Acuarela.

Refleja una vista parcial de la Plaza Vieja desde la esquina de la Calle Concepción, que discurre paralela a la Calle Mayor, por el lado este. En primer plano a la izquierda, una parte de los soportales de dicha Plaza y, al fondo, la Puerta o Arco de la Concepción, con la pequeña espadaña en lo alto, cuya campana marca el ritmo del día en Poza.
La casa de la calle Concepción, a la derecha, ha sido completamente rehecha, siendo sustituida por un moderno edificio.
La Plaza Vieja ha sido durante siglos el lugar de celebración de las tradicionales ferias de Poza, que congregaban a gentes de toda la comarca. Su origen se remonta, nada menos, que a privilegios otorgados en 1371 por el rey Enrique II.
POZA DE LA SAL (BURGOS). Acuarela.

En esta obra pueden verse en primer término algunas de las casas situadas más al este del Barrio de San Blas o de Los Corrales, levantado extramuros del núcleo medieval y separado de éste por el arroyo de Torca Salada, la Torca. Originariamente albergaba corrales para la guarda del ganado y, naturalmente, ha sufrido una importante transformación en los últimos tiempos. Sería interesante analizar la evolución de los edificios de la acuarela.
Al fondo, la conocida como Cueva de la Verana, en la que están situadas algunas de las aventuras infantiles de Félix Rodríguez de la Fuente y su cuadrilla Diostelibre, universalmente divulgadas a raíz de la inesperada muerte del célebre naturalista pozano en aquel fatídico 14 de marzo de 1980.
VISTA PARCIAL DE LA PLAZA DE LA VILLA (TÍTULO DESCONOCIDO). Acuarela.

Ignoro cuál fue el título que su autor puso a esta acuarela. En cualquier caso, en ella captó, con gran colorido, la zona de los soportales de la Plaza de la Villa y, a la derecha, el arranque de la gran torre de la Iglesia parroquial de San Cosme y San Damián.
Salvado el remozamiento de las fachadas de las casas -en las que ahora se ha hecho visible el ya mencionado y característico entramado con maderas en línea vertical, horizontal y oblicua-, y que ya no se cuelga la colada en el exterior, la imagen es prácticamente la misma que puede verse en la actualidad, pese al tiempo transcurrido desde la realización de la pintura y la mirada artística de personas y resto de elementos físicos.
Completando las seis pinturas reseñadas, hay que mencionar que Bouza cita también en su libro La vega de Poza de la Sal (óleo sobre contrachapado 35,5 x 25,5), de la que no he conseguido imagen.
Fortunato Julián, un artista genial que reclama divulgación y conocimiento
Comenzaba esta nota sobre las acuarelas pozanas de Fortunato Julián destacando lo desconocido que es este genio burgalés del siglo XX. Un hombre enigmático para cuya trayectoria artística Antonio L. Bouza -a quien modestamente rindo desde aquí homenaje- reclamaba divulgación y conocimiento. Sorprenderá gratamente también a las nuevas generaciones.
Y, para los de profesión pozana, nos queda pendiente también terminar de recopilar las pinturas del artista dedicadas a la villa y, por qué no, quizá realizar con ellas una exposición en alguna de las semanas culturales que con tanto acierto organiza nuestro Ayuntamiento en los veranos. Pueblo y artista lo merecen sin duda.
Jaime Urcelay
(1) Cruz, Fray Valentín de la: Poza de la Sal. Cuerpo y alma de una villa milenaria, Editorial La Olmeda, Burgos, 1992, 136 págs.
(2) Vid. Fallece el escritor Antonio L. Bouza (Diario de Burgos, 11 de diciembre de 2020). Es autor del artículo sobre Fortunato Julián incluido en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia y de su única biografía disponible: Fortunato Julián, un compendio de artes, Publicaciones de la Caja de Ahorros del Círculo Católico de Obreros de Burgos, Burgos, 1996, 148 págs. En Diario de Burgos -en el cual colaboró el propio Fortunato Julián como ilustrador-, Bouza había publicado en 1991 un serial de siete artículos con motivo del centenario del artista que después serviría de base a su libro. Facilito aquí los enlaces completos: «I. Las tinieblas del ingenio» (Diario de Burgos, 22 de septiembre de 1991); «II. Un camino indiferente a los demás» (Diario de Burgos, 29 de septiembre de 1991); «III. Fortunato Julián» (Diario de Burgos, 6 de octubre de 1991); «IV. En la madurez artística de un gran pintor, escultor y dibujante» (Diario de Burgos, 13 de octubre de 1991); «V. El pergamino, una auténtica obra de arte» (Diario de Burgos, 20 de octubre de 1991); «VI. El expresionismo pictórico del ‘pequeño Da Vinci burgalés'» (Diario de Burgos, 27 de octubre de 2020); «VII. Un extraordinario artista y convencido demócrata» (Diario de Burgos, 3 de noviembre de 1991). De estas fuentes están tomados la mayor parte de los datos sobre el artista y algunas de las imágenes que he utilizado para componer esta nota.
(3) El hombre que se esconde, Diario de Burgos, 26 de octubre de 1925.
(4) El adiós a Fortunato Julián, Diario de Burgos, 31 de diciembre de 1925.
(5) Como anécdota, el 13 de noviembre de 1932 los alumnos de la Academia Provincial de Dibujo realizaron una excursión académica a la pintoresca villa de Poza de la Sal. Tal y como escribió en Diario de Burgos el pintor y entonces Director de la Academia, Luis Manero de Miguel -predecesor en esa responsabilidad del propio Fortunato Julián-, allí tuvieron ocasión de sorprender las mágicas apariencias de vetustas callejuelas y poéticos rincones. Por la tarde, continua la crónica, se trazaron numerosos apuntes de los muchos detalles blasonados que abundan en antiguas y severas fachadas (Diario de Burgos, 16 de noviembre de 1932). Respecto a las exposiciones de Fortunato Julián, habrá que esperar a diciembre de 1991 para la siguiente muestra de su obra. Fue organizada por la Diputación Provincial de Burgos en la Sala Consulado del Mar para conmemorar el centenario del artista. Esta exposición retrospectiva, según informaba la prensa local, logró despertar el interés de los aficionados y, en general, los ciudadanos burgaleses. Así lo atestiguan los más de 10.000 visitantes que han desfilado ante la obra del genial maestro (Diario de Burgos, 12 de enero de 1992).