“El Porvenir de Poza” y la llegada de la electricidad a Poza de la Sal

Títulos de las acciones de la sociedad anónima ‘El Porvenir de Poza’, tal y como se encuentran en el Archivo Municipal de Poza de la Sal.

La primera noticia que tuve de “El Porvenir de Poza”, siendo todavía niño, tiene para mí un punto simpático: cuando en Urchala, la casa de mi abuela en el pueblo, se echaba la partida de chinchón, dominó o parchís (o sea, todas las tardes), las anotaciones se hacían en el revés de los restos de unos viejos talonarios de recibos, de los años 20, de la “Sociedad Anónima ‘El Porvenir de Poza’. Fábrica de Electricidad”. Confieso que no recuerdo haberme planteado en aquel tiempo de dónde habría salido aquello…

Pasados los años supe que, en el paraje de Los Molinos, en el Camino de Padrones, cerca de las ruinas del Convento de San Bernardino, había existido una central hidroeléctrica que, durante bastante tiempo, había suministrado la energía eléctrica a Poza.

Por lo que sea, este lugar nunca había estado entre nuestros paseos y excursiones, por lo que fue un descubrimiento un poco tardío, pero muy bienvenido. Es una zona con mucha agua y, por ello, con una vegetación muy frondosa. Un rincón realmente bonito del término de Poza. Pero para entonces, cuando lo conocí, el edificio que había albergado las máquinas de la central eléctrica estaba completamente arruinado y, para colmo, vandalizado con pintadas y anagramas de ETA. Un panorama bastante penoso del que conservo algunas fotos con mis dos hijas pequeñas, Nuria e Icíar.

En el dintel de la entrada del edificio aún se podía leer un cartel, mal pintado: “Fábrica de Electricidad El Porvenir de Poza”.

En las inmediaciones se apreciaban también ruinas de edificios mucho más antiguos, completamente invadidos por la vegetación, los viejos molinos harineros. Más o menos a mil metros, en el camino a Salas de Bureba, descubrimos también las ruinas del último molino que estuvo en funcionamiento -parece que hasta el año 1970-, nominado en los mapas, aún a día de hoy, como Molino de Poza.

Diferentes detalles de las ruinas de la central hidroeléctrica de ‘El Porvenir de Poza’ en una excursión con mis hijas Icíar y Nuria, a finales de los 90 (Fotos del autor).

Aquellas viejas “Fábricas de luz”

Con estas pistas, tuve la fortuna de encontrar un libro interesantísimo y de mucho mérito, del año 1998, que lleva por título Aquellas viejas ‘Fábricas de luz’. La explosión del mundo hidroeléctrico en la cuenca alta del Ebro, de Ramón Ojeda San Miguel. Fue una alegría comprobar que una de las centrales descritas en la obra, con un buen número de detalles técnicos y abundante material gráfico, es justamente la “Central el Porvenir de Poza”[1].

Antonio Urcelay García (Poza de la Sal, 1857 – Poza de la Sal, 1939), presidente-gerente de ‘El Porvenir de Poza’ a raíz de su constitución en 1923. Fue también alcalde de la villa entre 1902 y 1906 (Foto: Archivo Urcelay).

Buena parte de la documentación en la que se basa el autor para la instalación pozana, procede del Archivo Municipal, por lo que conocer un poco más sobre este asunto me resultó más asequible de lo que en principio imaginaba. La sorpresa vino cuando además encontré que había sido precisamente mi bisabuelo, Antonio Urcelay García, el primer presidente-gerente de “El Porvenir de Poza”. Lo de los talonarios reciclados de recibos de la vieja casa Urchala empezaba a encajar…

Dicho esto, y tomando como referencias lo que escribió Ojeda y lo que he podido documentar por mí mismo en el citado Archivo, he aquí la historia de cómo llegó la luz eléctrica a Poza…

“Un artículo de primera necesidad para la vida de los pueblos”

En la actualidad nos parece completamente normal que, al accionar el interruptor de nuestra habitación, se encienda automáticamente la luz y que, salvo situaciones extraordinarias, se mantenga estable.

Pero hasta llegar a este momento, las cosas no fueron fáciles y, menos aún, en el medio rural. El caso de Poza es un buen ejemplo de ello: hasta los primeros años de la década de los 60 del pasado siglo, el suministro de energía eléctrica, en condiciones de calidad, supuso un dolor de cabeza para los vecinos.

Los comienzos fueron especialmente difíciles, pesando mucho, en el caso de Poza, la falta de recursos económicos por parte del Ayuntamiento.

Las primeras noticias documentadas de las que disponemos en el Archivo Municipal son del año 1900, cuando un particular de Vitoria, Julián Urrea y Ferrando, vinculado a la “Compañía Vitoriana de Gas y Electricidad”, se dirigió al Ayuntamiento de Poza ofreciendo, por si conviene a los intereses y mejoras del pueblo, la instalación de una central para el alumbrado eléctrico en sus calles. Era alcalde en aquel momento Francisco Linage.

La solicitud tardó en encontrar respuesta favorable, entre otras razones, porque desde el Concejo pozano se reconocía carecer de conocimientos bastantes para hacer la contratación de semejante novedad. Hubo que nombrar una comisión de vecinos, recurriéndose a los ayuntamientos de Villarcayo y Briviesca para obtener modelos de cláusulas contractuales.

Finalmente, ya en abril de 1901, se celebró el correspondiente concurso público, al que solo se presentó el citado Urrea, resultando adjudicatario. Sin embargo, el incumplimiento por su parte del plazo de ejecución de las obras terminó por provocar la rescisión del contrato.

Al año siguiente, en 1902 y siendo alcalde mi bisabuelo Antonio Urcelay García, el alumbrado público se sacó nuevamente a subasta pública, que en esta ocasión quedó desierta.

A la luz de un motor de gas pobre

En ese punto, perdemos durante unos años el hilo de nuestra historia. Reconstruirlo requeriría una paciente lectura de todas las actas de los acuerdos del Concejo de ese tiempo.

Tan solo he encontrado un anuncio en la prensa local de 1913, por el que se anuncia una subasta para el suministro eléctrico a Poza de la Sal, bajo el tipo de 1530 pesetas anuales[2].

Lo que sí aparece bien documentado en el Archivo Municipal es que ya en 1916 el pueblo tenía instalada una central eléctrica de gas pobre. Se llamaba “Electra Pozana” y era propiedad de Doroteo Gutiérrez López Gil. Probablemente, para entonces llevara algunos años en funcionamiento. Estaba ubicada, según recordaba Antonio Tamayo, en un edificio de ladrillo en la esquina de la calle Antonio Urcelay, debajo de la casa del sacerdote Don Hilario Santamaría[3].

Ese año de 1916 se sentían en Europa entera los efectos de la I Guerra Mundial. Los precios de los combustibles se habían disparado y el dueño de “Electra Pozana” se quejaba ante el Ayuntamiento del encarecimiento de la antracita, por lo que pedía la reducción del horario de servicio.

Como consecuencia, el propio Concejo acabó por hacerse cargo de la explotación de la central, pese a las grandes pérdidas económicas que ocasionaba y el riesgo de que el pueblo quedase a oscuras.

En 1918 la situación ya era crítica. Poza llevaba varios meses sin alumbrado eléctrico.

Este mismo año, el Ayuntamiento encontró la alternativa: instalar una central hidroeléctrica en el salto de agua en el manantial de Peña del Gallo, de Los Molinos.

La Memoria descriptiva lo justificaba así:

No hay para qué resaltar la importancia de este salto sumamente económico, para la villa de Poza, que está sin luz eléctrica, después de estar a ella acostumbrada, cuyas calles angostas y laberínticas, no se pueden cruzar después de anochecido y donde la energía eléctrica podrá dar vida a una multitud de industrias allí establecidas que hoy están en estado agónico.

Plano de 1918 del emplazamiento de la central hidroeléctrica en el paraje de Los Molinos (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

En 1919 ya se había conseguido la correspondiente concesión del salto, acordándose también la instalación de un molinero harinero en los bajos de la Casa del Ayuntamiento -donde había un antiguo teatro-, que sustituiría a los que iban a quedar inhabilitados con la construcción de la central eléctrica. Mientras tanto, la central de gas pobre seguía funcionado de manera irregular.

En 1920 todo parece estar a punto para las obras de la nueva central, cuyo nombre inicialmente iba a ser “Electra Municipal”, pero la subasta de aquellas se complica porque aparece un nuevo problema: no hay dinero para la construcción.

La solución que se adopta puede parecer sorprendente: se abre una suscripción pública entre los vecinos del pueblo, acordándose que aquellos que más contribuyesen formarían una Junta o Consejo con la capacidad de administrar la central, hasta amortizar el dinero invertido.

Un total de 27 pozanos aportaron su dinero, pasando nueve de ellos -los mayores contribuyentes- a constituir la Junta, cuyo presidente fue mi bisabuelo, el ya mencionado Antonio Urcelay García. El Ayuntamiento lo celebró como un rasgo de altruismo.

En 1921 se obtiene el permiso para construir la central y en 1923, siguiendo una pauta que, según afirma Ojeda, no era habitual en Burgos[4], quedó constituida ante Pedro de Abechuco, notario y abogado de Poza de la Sal, la sociedad anónima “El Porvenir de Poza”, con el objeto social de dirigir la producción de la central y la distribución del fluido. Su domicilio quedaba fijado en Poza.

Proyecto de 1919 para la nueva central eléctrica de Poza (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

Comenzó la nueva empresa con un capital social de 40.000 pesetas, representadas por ochocientas acciones al portador de cincuenta pesetas cada una. Los títulos de las acciones se conservan, formando un fajo, en el Archivo Municipal.

El primer consejo de administración de la sociedad mercantil estuvo constituido por el presidente-gerente, el citado Antonio Urcelay; el secretario, Félix González Gutiérrez; y los vocales, Benito del Castillo Moral, Saturnino Nubla Urquijo e Hilario Saiz Pérez. Quedó inscrita en el Registro Mercantil de la provincia en 1924.

En 1925 la central ya estaba en condiciones de explotación, contando con el correspondiente visto bueno del ingeniero provincial. Poza se sumaba así al movimiento general, del primer tercio del siglo XX, de fuerte impulso de instalación de pequeñas centrales hidroeléctricas de primera generación, situadas a no mucha distancia de los pueblos a los que abastecían y cuyo tamaño era proporcional a la población de éstos.

Inicialmente la turbina instalada fue tipo Francis horizontal de cámara cerrada y 1.500 revoluciones por minuto (marca A. Planas Escribós, de Barcelona), que suministraba 15 kw a una tensión de 220 voltios entre fases. Estaba conectada a un alternador auto-excitatriz de corriente trifásica de 25Kw (marca Asea). En la central había asimismo un transformador que elevaba la tensión de 220 a 3.000 voltios, con la que se transportaba la electricidad al pueblo a través de unos postes sin tratamiento alguno y con un aislamiento deficiente.

El suministro se recibía en Poza en un transformador Asea de 25Kw, parece que bastante precario y ubicado donde anteriormente estaba la central de gas pobre, en el que se reducía la tensión a 220 voltios en tres fases. El suministro apenas daba para el alumbrado público y pequeños usos domésticos: hornillos, planchas…

Planos de 1918 de la construcción de la fábrica de la luz de Poza (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

Hasta los años 70

Ya a finales de los años 40 del siglo pasado, la central hidroeléctrica debió empezar a presentar problemas importantes. De 1949 es un proyecto de reforma y en un informe técnico de 1951 consta que tanto la central como la línea de transporte, el transformador y la distribución en baja del pueblo, se encontraban en un estado bastante deficiente, provocando un mal servicio.

Esta situación llevó a introducir algunas mejoras, tanto en la canalización del agua como en las máquinas y otros elementos técnicos. Pero en 1955 se planteaba construir la central prácticamente de nuevo, comprándose en Zaragoza una nueva turbina tipo Francis más moderna, marca Excelencia, de reacción y eje horizontal, de cámara espiral cerrada de fundición.

En 1961, un notable número de vecinos de Poza, encabezados por el párroco -Don Modesto Gómez-, dirigieron un escrito al Ayuntamiento manifestando el problema grave de energía que padece el pueblo, proponiendo la contribución económica de los propios vecinos para su solución.

El Ayuntamiento presionó, a partir de entonces, aa la administración de la provincia, para que, dentro de los planes de desarrollo de infraestructuras, se incluyese la construcción de una línea de alta tensión Cornudilla-Poza. La obra debió finalmente acometerse en los años siguientes, pues de 1963 es la última constancia documental de las sucesivas solicitudes del Concejo pozano.

Con la nueva línea, Poza quedó integrada en la red eléctrica nacional, normalizando así su suministro eléctrico, a cargo de la compañía Iberduero.

A juzgar por la documentación del Archivo Municipal, la vieja central de Los Molinos, debió mantener su actividad algunos años más, parece que hasta el año 1974[5].

Las ruinas de la central hidroeléctrica de “El Porvenir de Poza”, en el paraje de Los Molinos, en el año 2018 (Foto: Siente Padrones de Bureba).

Adenda: los molinos harineros de Poza

Hemos tenido ocasión de ver cómo la llegada de la electricidad a la villa se entremezcla con otra historia olvidada: la de los molinos harineros. Merece la pena que la prestemos también nuestra atención.

Como vimos, una de las preocupaciones iniciales del Ayuntamiento al decidir construir la central hidroeléctrica fue que la nueva instalación iba a suponer la inhabilitación de dichos molinos, que aprovechaban la fuerza del agua para mover las pesadas piedras.

A estas industrias se acercaban las gentes del pueblo con sus talegas llenas de grano, acomodadas en un burro o en un macho, para moler el trigo y obtener harina, base fundamental para la alimentación. Posiblemente, también los propios molineros recogieran en las casas el trigo de los vecinos y se encargasen, además de la molienda, de devolver la harina, cobrando una porción del grano o de lo molido (la llamada maquila) por sus servicios.

Por ello, desde el principio se comprometió la construcción de un molino en el propio pueblo. El proyecto, sin embargo, se fue demorando y, como luego descubriremos, no se acometió hasta el año 1936.

El origen de los citados molinos y del núcleo de familias que vivían en torno a ellos, debe ser muy antiguo, hasta el punto de que se ha llegado a situar en la repoblación altomedieval[6].

En 1619 había en aquel paraje nueve molinos, protegidos por el Concejo, hasta el punto de que se prohibía a los vecinos ir a moler a otros pueblos. Sus pobladores eran atendidos espiritualmente por los franciscanos del convento próximo de San Bernardino[7].

El Catastro de Ensenada de 1792 da cuenta de que hay cinco [casas] en los molinos de Lolago y Navafuente habitadas y dos inhabitadas, en las que viven seis vecinos. Dice también que había allí diez ruedas de molino, propias del Consejo y vecinos de esta Villa[8].

Pocos años después, en 1827, el Diccionario de Miñano dice que cerca del convento de San Bernardino, que está 3/4 de legua del pueblo, nace una copiosa fuente, con cuya agua muelen 10 o 12 ruedas, que son uno de los mejores ramos de los propios, y los molineros forman ya un barrio de 10 vecinos y 50 habitantes[9].

Así debió mantenerse la situación durante un siglo más. En el Archivo Municipal se conserva la documentación del arrendamiento de los molinos en diferentes años comprendidos entre 1858 y 1907. La ya conocida puesta en marcha de la central hidroeléctrica en 1925, debió provocar el abandono de todos ellos, salvo el que citaba al principio, situado aguas abajo, a unos 1000 metros, en el camino a Salas de Bureba.

Hay que tener en cuenta que también en el Homino, a la altura del santuario de Pedrajas, existió otro molino, conocido como Molino de Salahorca. Sabemos que en 1894 salió a subasta, siendo entonces su propietario Ciriaco Martínez, vecino de Poza con farmacia en la villa. Tenía dos piedras, gran edificio y buena presa con todos sus artefactos[10]. En la planimetría de 1911, aún aparece.

Un molino eléctrico para un pueblo en situación angustiosa

Llegamos así al 15 de marzo de 1936. Ese día se inauguró en el pueblo, con mucha solemnidad y la presencia de todo el vecindario, un nuevo molino harinero eléctrico, de dos piedras. Fue promovido por la Corporación municipal, a través de “El Porvenir de Poza”, siendo alcalde Adelaido Medina. Gerente de la sociedad era entonces Saturnino Nubla. Se consideró un gran progreso[11].

Estaba situado en un edificio, construido a propósito y que aún subsiste, en la carretera de Masa a Cornudilla.

De la crónica periodística de la inauguración hay algunos detalles llamativos que conviene también rescatar del olvido.

El contratista de la obra, Fernando Estébanez, fue ovacionado y sacado a hombros, proponiéndose colocar su retrato en el edificio.

Tras ello, se dirigió el pueblo en masa, con la banda municipal en cabeza, el Ayuntamiento y la Junta de Gobierno de la sociedad “El Porvenir de Poza”, a la Casa Consistorial, donde se procedió a la entrega de un pan a cada pobre, donativo costeado por el Ayuntamiento.

Tuvieron lugar después los discursos de rigor, entre ellos el del alcalde, el famoso Don Adelaido, quien aprovechó para anunciar al pueblo que él y todos los concejales presentan la dimisión de sus cargos. Dice la crónica que estas palabras fueron acogidas con una enorme ovación y con vivas al alcalde y a la Corporación municipal y voces pidiendo que sean reelegidos[12].

Es muy significativo, asimismo, el contexto en que, según la misma información del corresponsal, se producía la inauguración del molino eléctrico.

El 17 de febrero de 1936 el puente de Cucón sobre el Homino había sido arrastrado por las aguas, provocando que Poza quedase, durante quince días y hasta la construcción de un puente provisional, incomunicada con varios pueblos de la Bureba.

Para colmo de males, la carretera directa a Burgos, por Lences, llevaba más de cuatro años sin terminarse, con una zanja que impide toda comunicación con la capital y con muchos pueblos[13]. En abril de ese mismo año, una crecida de las aguas volvió a llevarse el puente de Cucón[14].

Días después, el panorama que presentaba la prensa no podía ser más desolador. Y un detalle muy llamativo: ¡la responsabilidad era de una supuesta actividad sobrevenida del volcán de El Castellar!

Leamos Diario de Burgos:

El pueblo se halla contristado por la situación en que se encuentra, a consecuencia de algunos fenómenos sísmicos ocurridos días pasados y de que ya hemos tratado en anteriores crónicas.

La carretera de Cucón se halla intransitable, por haber desaparecido el puente; por la de Lences está prohibido el paso, por el peligro que ofrece, y la del páramo está completamente cortada, no pudiéndose transitar por ella ni a pie, de modo que estamos casi completamente incomunicados, con los perjuicios que eso representa.

Según los técnicos todos estos desastres son debidos a un volcán apagado hace unos 1.200 años, del término el Castellar y que ahora acaso dé muestras de actividad; lo cierto es que las casas se han quedado sin agua, las huertas sin riego, las salinas arrastradas y los pozos cegados.

Todo esto viene cuando llevamos cinco meses de lluvia constante que impide hacer las labores del campo y con los precios de los granos cada vez más bajos.

La situación, como se ve, es angustiosa.

El Ayuntamiento ha convocado una junta de vecinos para tratar el asunto especialmente de las obras de las casas y el riego de los huertos, que tan necesario es, y se ha acordado solicitar que venga un ingeniero para que estudie las causas y ponga remedio[15].

El panorama era, en abril de 1936, desolador para Poza. Además, pocos podían imaginar que España, sumida ya para entonces en la división y en violentos desórdenes públicos, estaba en vísperas de una sangrienta guerra fraticida…

Jaime Urcelay

(Actualizada el 30/04/2024 para su incorporación al libro del autor «Poza de la Sal. Historias olvidadas»).


[1] OJEDA, R.: Aquellas viejas ‘Fábricas de luz. La explosión del mundo hidroeléctrico en la cuenca alta del Ebro, Ayuntamiento de Miranda de Ebro, 1998. A la central pozana están dedicadas las págs. 253 a 258.

[2] Diario de Burgos, 25 de agosto de 1913.

[3] Tamayo aclara en su interesantísimo libro de recuerdos de Poza, que, aunque yo no la conocí [la fábrica de la luz], fue mi abuela Agapita quien me lo dijo. Vid.: TAMAYO, A.: El castillo de Poza, s/e, 2017, pág. 9.

[4] Napoleón Ruiz había propuesto en 1911 en las páginas de El Castellano, solucionar la falta de alumbrado eléctrico en Poza teniendo en cuenta el funcionamiento día y noche de los molinos que se encontraban a pocos kilómetros de Poza. Sugería también, para la financiación de las necesidades del pueblo, la formación de Sociedades anónimas que luego reparten buenos dividendos. Vid. RUIZ, N.: op. cit.

[5] Así se deduce de la existencia en el Archivo Municipal de los correspondientes partes de producción de energía eléctrica. En 2015, consulté el archivo histórico de Iberdrola, sin que apareciese rastro alguno de la central. Es probable que la pequeña hidroeléctrica de Los Molinos fuese dada de baja y achatarrada, sin que la empresa eléctrica se hiciese cargo de su explotación en esos años finales. Curiosamente, la sociedad anónima “El Porvenir de Poza” sigue activa en el Registro Mercantil de Burgos y hasta el año 2020 la Administración no revocó su Número de Identificación Fiscal, actuando de oficio y con el objeto de evitar fraudes (Resolución de 8 de septiembre de 2020, del Departamento de Gestión Tributaria de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, por la que se publica la revocación de números de identificación fiscal. BOE núm. 243, de 11 de septiembre de 2020).

[6] El Catálogo Municipal de Bienes Integrantes del Patrimonio Arqueológico de Poza de la Sal (Burgos), de 2011, dedica una ficha a Los Molinos. En ella se apunta la posibilidad de que este núcleo se relacione con el despoblado de Arroyuelo que cita G. Martínez Díez (Pueblos y alfoces burgaleses de la repoblación, Junta de Castilla y León, 1987, págs. 98-99) en este ámbito municipal, dada su localización en un cruce caminero entre los caminos tradicionales de Padrones de Bureba a Salas de Bureba, en una posición equidistante a ambos núcleos y en la propia divisoria municipal, con una filiación toponímica obvia al estar organizado en torno al arroyo que hoy proporciona su actual nombre (pág. 100).

[7] MARTÍNEZ ARCHAGA, F.: op.cit., págs. 99 y 186. Recoge también el dato de que en 1810, tras la extinción napoleónica del convento, se encomienda al P. José de Hoz, procedente de aquel, la atención espiritual a los habitantes de Lolago.

[8] Vid: Poza de la Sal 1752…, op. cit., págs. 43 y 51-52

[9] MIÑANO, S.: Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, tomo VII, Imprenta de Pierart-Peralta, Madrid, 1827, págs. 105 y 106.

[10] Diario de Burgos, 19 de noviembre de 1894.

[11] Cfr.: “Inauguración de un molino harinero y de la luz eléctrica”, Diario de Burgos de 19 de marzo de 1936.

[12] Idem. Una de las personas de mayor edad del pueblo todavía recordaba que el protagonista de la anécdota, Adelaido Medina Santamaría, secretario del juzgado y alcalde entre 1934 y 1936, en que fue sustituido por Martín Díaz Tamayo, era tan importante en Poza que cuando a los niños de la escuela les preguntaban cuántos dioses había, contestaban Don Adelaido y Don Juan de Dios. Éste último era Juan de Dios Rodríguez González, durante muchos años secretario del Ayuntamiento. Ambos vivían en la Plaza Nueva.

[13] Idem.

[14] Vid. “Salinas destrozadas. Puente desaparecido. Carretera intransitable”, en Diario de Burgos de 14 de abril de 1936. Las crecidas del Homino eran muy habituales y desde que, en 1908 se hundió el viejo puente alto, todo había sido problemas. Habría que esperar hasta 1948, con la inauguración del puente nuevo de Cucón, para que se consiguiese una solución definitiva a lo que, durante medio siglo, había preocupado mucho a los pozanos. A la identificación e historia de los puentes de la villa está dedicada la nota de mi blog “Poza de la Sal en «Puentes singulares de Burgos. Unir orillas, abrir caminos», de Miguel A. Moreno Gallo (coord.)”, en https://jaimeurcelay.me/2020/08/12/poza-de-la-sal-en-puentes-singulares-de-burgos-unir-orillas-abrir-caminos-de-miguel-a-moreno-gallo-coord/. Consultado el 23/12/2023.

[15] “Fenómenos sísmicos”, Diario de Burgos, 17 de abril de 1936.

2 comentarios en ““El Porvenir de Poza” y la llegada de la electricidad a Poza de la Sal

  1. Me gustaría seguir la historia del Porvenir de Poza.
    He vivido en la central eléctrica y he pasados muchas de mis vacaciones de niño en ese lugar.

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