“El Porvenir de Poza” y la llegada de la electricidad a Poza de la Sal

Título de una acción de la sociedad anónima ‘El Porvenir de Poza’ (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

La primera noticia que tuve de “El Porvenir de Poza”, siendo todavía niño, tiene para mí un punto simpático: cuando en Urchala, la casa de mi abuela en Poza de la Sal (Burgos), se echaba la partida de chinchón, dominó o parchís (o sea, todas las tardes), las anotaciones se hacían en el revés de los restos de unos viejos talonarios de recibos, de los años 20, de la “Sociedad Anónima ‘El Porvenir de Poza’. Fábrica de Electricidad”. Confieso que no recuerdo haberme planteado en aquel tiempo de dónde habría salido aquello…

Pasados los años supe que en el paraje de Los Molinos, en el Camino de Padrones, cerca de las ruinas del Convento de San Bernardino, había existido una central hidroeléctrica (1).

Recibo de ‘El Porvenir de Poza’ de 1929 (Archivo Urcelay)

Por lo que sea, este lugar nunca había estado entre nuestros paseos y excursiones en Poza, por lo que fue un descubrimiento un poco tardío pero muy bienvenido. Es, en efecto, una zona con mucha agua y, por ello, con una vegetación muy frondosa. Un rincón realmente bonito. Pero para entonces, cuando lo conocí, el edificio que había albergado las máquinas de la central eléctrica estaba casi completamente arruinado y, para colmo, lleno de pintadas y anagramas de ETA. Un panorama bastante penoso del que conservo algunas fotos con mis hijas pequeñas.

En la jamba de la entrada del arruinado edificio aún se podía leer un cartel, mal pintado en la pared: “Fábrica de Electricidad El Porvenir de Poza”. En las inmediaciones se aprecian también ruinas de edificios mucho más antiguos, completamente invadidos por la vegetación, que supongo eran los de los antiguos molinos harineros.

Ruinas de la central hidroeléctrica de ‘El Porvenir de Poza’ en los años 90 (Archivo Urcelay).

El libro de Ramón Ojeda

Con estas pistas, tuve la fortuna de encontrar un libro de mucho mérito que lleva por título “Aquellas viejas ‘Fábricas de luz’. La explosión del mundo hidroeléctrico en la cuenca alta del Ebro”. Está escrito en 1998 por Ramón Ojeda San Miguel y bien editado por el Ayuntamiento de Miranda de Ebro. Fue una alegría comprobar que una de las centrales descritas en la obra, con un buen número de detalles técnicos, es justamente la “Central el Porvenir de Poza” de Poza de la Sal.

Buena parte de la documentación en la que se basa el autor procede del Archivo Municipal de Poza, por lo que conocer un poco más sobre este asunto me resultó más asequible de lo que en principio imaginaba. La sorpresa vino cuando además encontré que había sido precisamente mi bisabuelo, Antonio Urcelay García, el primer Presidente-Gerente de “El Porvenir de Poza”. Lo de los talonarios reciclados de recibos de la vieja casa Urchala quedaba así más o menos aclarado…

Antonio Urcelay García (Poza de la Sal, 1857 – Poza de la Sal, 1939), Presidente-Gerente de ‘El Porvenir de Poza’ a raíz de su constitución en 1923. Fue también Alcalde de la Villa entre 1902 y 1906 (Foto: Archivo Urcelay).

Dicho esto y tomando como referencia lo que escribió Ojeda y lo que pude revisar por mí mismo en el citado Archivo, paso a resumir muy brevemente algunos datos que pueden tener interés para conocer cómo llegó la luz eléctrica a nuestro pueblo.

“Un artículo de primera necesidad para la vida de los pueblos”

Sabemos por los documentos del Archivo Municipal que desde finales del siglo XIX las calles de Poza se alumbraban gracias a un “motor de gas pobre” de “Electra Pozana”. Pero en 1918 el Ayuntamiento lamentaba que, desde hacía meses y por el encarecimiento de combustibles provocado por la I Guerra Mundial, “villa tan importante como lo es Poza de la Sal” se encontraba sin luz eléctrica, “un artículo de primera necesidad para la vida de los pueblos”. «Calles angostas y laberínticas, explicaba el Ayuntamiento, no se pueden cruzar después de anochecido y donde la energía eléctrica podrá dar vida a una multitud de industrias allí establecidas que hoy están en estado agónico” (1).

Para solucionar esta carencia, la corporación municipal consiguió en 1919 la concesión oficial del salto de agua del manantial “Peña el Gallo”, camino de su encuentro con el río Homino, donde existían desde antiguo unos molinos harineros que dieron nombre al paraje (2). En 1921 el Ayuntamiento consigue el permiso para construir una central hidroeléctrica.

Plano 5

Plano de 1918 del emplazamiento de la central hidroeléctrica en el paraje de Los Molinos (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

En 1923 y siguiendo una pauta que, según afirma Ojeda, no era habitual en Burgos, el Ayuntamiento decide constituir ante Pedro de Abechuco, Notario y Abogado de Poza de la Sal, la sociedad anónima “El Porvenir de Poza”. Su objeto era “dirigir la producción de la central y la distribución del fluido”. Comenzó con un capital social de 40.000 pesetas, representadas por ochocientas acciones al portador de cincuenta pesetas cada una. Todos los títulos de las acciones, de los que al inicio de esta nota reproduzco uno, están en el Archivo Municipal.

En 1925 la central ya estaba en condiciones de explotación, contando con el correspondiente visto bueno del ingeniero provincial.

Plano 1

Proyecto de 1919 para la nueva central eléctrica de Poza (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

Con la central hidroeléctrica “El Porvenir de Poza”, Poza de la Sal se sumaba al movimiento general de principios del siglo XX de fuerte impulso de instalación de pequeñas centrales hidroeléctricas de primera generación, situadas a no mucha distancia de los pueblos a los que abastecían y cuyo tamaño era proporcional a la población de éstos.

Inicialmente la turbina instalada fue una Francis de 1.500 revoluciones por minuto, que suministraba 15 kw a una tensión de 220 voltios entre fases, conectada a un alternador auto-excitatriz de corriente trifásica. En la Central había asimismo un transformador que elevaba la tensión de 220 a 3.000 voltios.

Planos de 1918 de la construcción de la fábrica de la luz de Poza (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

Hasta los años 60

En un informe técnico de 1951 consta que tanto la central como la línea de salida para el alumbrado del pueblo y la distribución en baja del mismo se encontraban en ese momento en un estado bastante deficiente, con el consiguiente mal servicio, lo que llevó en los años posteriores a introducir algunas mejoras tanto en la canalización del agua como en las máquinas y otros elementos técnicos.

Plano de 1918 de las máquinas de la central de Poza (Fuente: Archivo Municipal de Poza de la Sal).

Según los datos proporcionados por Ojeda, la central y la sociedad “El Porvenir de Poza” estuvieron en plena actividad, suministrando energía eléctrica a Poza de la Sal, hasta bien entrados los años sesenta, en que la empresa Iberduero –hoy Iberdrola- se hizo cargo del abastecimiento eléctrico a la villa (3).

Al recordar estas noticias históricas, no son difíciles de imaginar el impacto que la disponibilidad de luz eléctrica supondría para Poza, como para cualquier otro pueblo, y hasta qué punto este invento –que muchos al principio considerarían casi mágico– facilitaría la vida cotidiana de nuestros abuelos.

Jaime Urcelay

(Entrada actualizada el 23/03/2020).

(1) Antonio Tamayo, en su interesantísimo libro de recuerdos de Poza, escribe: También recuerdo la primera fábrica de luz. Aunque yo no la conocí fue mi abuela Agapita quien me lo dijo. Supongo que era una turbina alimentada con carbón, que estaba en un edificio de ladrillo en la esquina de la calle Antonio Urcelay, debajo de la casa del sacerdote Don Hilario Santamaría (“El castillo de Poza”, s/e, 2017, pág. 9). Teniendo en cuenta que Tamayo nació en 1925, debe referirse al primitivo motor de gas de «Electra Pozana», instalado en la villa a finales del XIX y al que antes se ha hecho hecho mención.

(2) En el Catastro de Ensenada de 1792 se da cuenta de que seis vecinos viven en los molinos de Lolago (…) y que hay cinco (casas) en los molinos de Lolago y Navafuente abitadas y dos inabitadas (Poza de la Sal 1752. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, Tabapress, Madrid, 1991, pág. 51-52).

Recoge también el mismo documento que había entonces en Poza diez ruedas de molino, propios del Consejo y vecinos de esta Villa, a los Términos de Lolago y Navafuente. Dichos molinos estaban arrendados a los cinco vecinos que el documento cita, detallándose el número de ruedas que llevaba cada uno de ellos, su producción anual y su importe, renta que pagaban y utilidad económica que quedaba a cada arrendatario (pág. 51-52).

Feliciano Martínez Archaga también se refiere a los molinos de Lolago y Nofuentes. Afirma que en 1683 había 9 y 10 ó 12 en el siglo XIX y que estaban protegidos por el Ayuntamiento: nadie podía ir a moler a otros pueblos, para que tengan trabajo los molinos de Poza. Asimismo recoge el dato de que en 1810 se encomienda al P. José de Hoz, procedente del extinguido Convento de San Bernardino, la atención espiritual a los habitantes de Lolago, próximos al convento (Poza de la Sal y los pozanos en la historia de España, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2009, 2ª ed., págs. 112 y 209).

Sebastián de Miñano, en su Diccionario Geográfico-Estadístico de 1827, dice que cerca del convento de San Bernardino, que está 3/4 de legua del pueblo, nace una copiosa fuente, con cuya agua muelen 10 o 12 ruedas, que son uno de los mejores ramos de los propios, y los molineros forman ya un barrio de 10 vecinos y 50 habitantes (Tomo VII, págs. 105 y 106).

También en el mencionado Catastro de Ensenada, cuando se hace relación de qué especies de Tierra se hallan en el Término, se mencionan Lolago y Piedra Mazal (op. cit., pág. 43).

El Catálogo Municipal de Bienes Integrantes del Patrimonio Arqueológico de Poza de la Sal (Burgos), de 2011, dedica una ficha a Los Molinos. En ella se apunta la posibilidad de que este núcleo se relacione con el despoblado de Arroyuelo que cita G. Martínez Díez (Pueblos y alfoces burgaleses de la repoblación, Junta de Castilla y León, 1987, págs. 98-99) en este ámbito municipal, dada su localización en un cruce caminero entre los caminos tradicionales de Padrones de Bureba a Salas de Bureba, en una posición equidistante a ambos núcleos y en la propia divisoria municipal, con una filiación toponímica obvia al estar organizado en torno al arroyo que hoy proporciona su actual nombre (pág. 100).

(3) Consulté en 2015 el archivo histórico de Iberdrola, sin que apareciese rastro alguno de la central. Es probable que el suministro de Poza quedase incorporado a la red general de Iberduero y que la pequeña hidroeléctrica de Los Molinos fuera dada de baja y achatarrada, sin que la empresa eléctrica continuase su explotación.

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