El interesante episodio de los hallazgos arqueológicos en Poza de 1806, prácticamente desconocido hasta la publicación del trabajo de Pérez Rodríguez-Aragón y Represa en el año 2006, puede completarse significativamente con la documentación correspondiente a los archivos sobre Arqueología y Patrimonio Histórico de la Real Academia de la Historia.
De entre estos documentos resulta de particular valor el informe elevado a dicho Instituto por el Oidor de la Chancillería de Valladolid Miguel Ortiz Otáñez, que desde su original manuscrito se transcribe como apéndice del presente ensayo. En su informe y más allá de un erróneo pero sugestivo intento de justificación de que los restos arqueológicos corresponden a la antigua ciudad de Cantabria -que pretende ubicada en Poza de la Sal-, aporta la identificación específica de importantes monumentos que permanecerán en el olvido hasta los primeros años del siglo XX. Entonces serán presentados y analizados como novedades arqueológicas.
Ese «manantial de preciosidades» -en palabras del propio Ortiz Otáñez- contribuyó, sin que nuestro personaje pudiera siquiera imaginarlo, a la reducción de la ciudad romana de Flaviaaugusta a Poza de la Sal, poniendo así de manifiesto la verdadera relevancia histórica que ya desde la antigüedad corresponde a nuestra villa.
Jaime Urcelay