Un manuscrito de 1806 sobre las antigüedades de Poza de la Sal (VI). Apéndice: transcripción del texto de Ortiz Otañez

Como apéndice del ensayo que he ido publicando en sucesivas entregas sobre el curioso manuscrito de Ortiz Otañez de 1806 en torno las antigüedades de Poza de la Sal, transcribo a continuación el texto completo de dicho documento, redactado por el Oídor de la Real Chancillería de Valladolid a petición de la Real Academia de la Historia.

Muy Señor mio. Dixe a Vª.S. en contestación a su oficio, a nombre de la Real Academia de la Historia de 18 de Junio, había escrito a la villa de Poza sobre su contenido, y realizando su respuesta el Alcalde de ella dn. Pedro Echavarría me dice ha recibido una Orden Real por el Ministerio de Estado, fecha en Aranjuez en 25 del pasado Junio, en que se le reencarga permanezcan depositados en su casa los monumentos de antigüedades hallados, con la absoluta prohibición de poder extraerlos fuera del Reyno estos ni otros algunos objetos de esta clase que hallí se hallen, y con obligación de dar parte a esa Real Academia, con otras advertencias que Vª.S. sabrá por la contestación, que el mismo Echevarría ha dado a la Real Academia al oficio de V.S. del citado 25 de Junio, que me inserta con la Real Orden, y la de 15 de Junio á ese Real instituto, por lo que omito molestar su atención, teniendo a su disposición quantos monumentos se han hallado y en lo sucesivo aparezcan en dicha villa, y sus cercanías.

Pero yá que se me presenta la ocasión de sr útil en algo a esa Real Academia espondré lo que he podido deducir de los vestigios de antigüedades hallados en la villa de Poza y su recinto, como de la población que allí hubo y su denominación, para lo que es forzoso subir a descifrar, aún con el mayor laconismo, quanto he hallado conducente en los escritores romanos y nuestros historiadores sobre el asunto.

Bien sabidas son las dudas que han suscitado nuestros críticos sobre la situación y límites se la antigua Dominación o Provincia de Cantabria, y si sufrieron sus habitantes el yugo de los romanos. Si Ambrosio Morales la limitó al corto recinto del Señorío de Vizcaya; Ocampo la extendió a Álava y Rioja; Garibay añade la Gupuzcoa en las montañas a ella vecinas, á quien siguen Estariana, Nonio y Salazar con otros; el Padre Puente la estiende con lo anterior a las Asturias de Santillana, o montañas bajas de Burgos con las altas, y todo el trecho que hay entre el Río Duero y el monte Jubalda. El obispo de Gerona incluie la Nabarra, como el Antón Beuter, Merula, Guevara, y otros con el Príncipe Don Carlos de Navarra y el obispo Don Lucas de Tuy; Fr. Prudencio de Sandoval (siguiendo al Arzobispo dn. Rodrigo de Toledo) demarca la Cantabria por los montes Vergidios, donde está el Monasterio de San Millán, volviendo por Grañón, hasta la villa de Cecero, por Treviño, Logroño y Clavijo, bien que en las notas de los cinco obispos se retrata y fixa la Cantabria en las montañas de Santillana hasta el Río Esla.

Más todos hablaron de lo que pasó mil años antes de su existencia, y contra lo que escribieron los Ptolomeos, Estrabón, Plinio, y Pomponio Mela, quienes detallaron con singular cuidado sus límites comprendiendo dentro de la Cantabria todo lo montañoso que hay desde el mar hasta bajar a la tierra llana de Burgos y Campos por lo ancho, y por lo largo desde Asturias hasta Vizcaya, corriendo por la costa del mar.

Con esto coincide la distribución que en tiempo de los Godos se hizo para la distribución de las Iglesias metropolitanas de Estapaña, que Idacio refiere haber executado de orden del Papa Adeodato, en que asignando los de la Metropolitana de Lugo de Asturias (dos leguas de Obiedo) dice que tenga todas las Asturias (bajo cuio nombre se denominaba la antigua Provincia de Cantabria) por los Montes Pirineos, por el gran Río Obe, y por la ribera del mar hasta Vizcaya; y de hallí volviendo hacia medio día dice que tenga por Somorrostro, Somocabrio, Santa Gadea, y por Poza de la Sal y de allí volviendo sobre mano derecha hacia el occidente, que tenga por la loma de Hoyos, según que por ella se ban dividiendo las aguas vertientes al mar océano y a la tierra llamada de Campos y León, hasta el [ilegible].

Ninguno de los escritores romanos, ni coetáneos, hablan palabra de que hubiese Ciudad alguna en todo el distrito Cántabro, que se denominase Cantabria, ni fue conocida hasta los últimos tiempos; de donde han provenido los errores de Florian, Garibay, Sandoval y otros para extender los límites de la antigua Cantabria a medida de su capricho, es de un sitio llamado Cantabria junto a Logroño y a la Ribera del Hebro (aun que [ilegible] Población sobre un alto collado) de que infirieron hubo allí una Ciudad así titulada, quando ninguno autor de la antigua, ni media edad hace memoria de tal ciudad, por cuio fundamento, y reconocerse a dos y media leguas de Leon un lugar destruido con el propio nombre de Cuesta de Cantabria, con señales de haber sido gran Población y distante media legua de la villa de Mansilla de las Mulas (de que no ha quedado otro edificio que una iglesia con la advocación de Santa Catalina de Cantabria y podría igualmente inferirse que la Ciudad Cantabria estuvo en el Reino de León.

Siendo constante que los geógrafos antiguos no se acordaron de una ni otra Ciudad llamada Cantabria, ni en Rioja ni en Leon, es verosímil se recomenzase a edificar por los Cántabros, que el Emperador Augusto César venció en Aracillo (hoy Aradillos) una legua distante del origen del Río Hebro, pues los hizo ir a poblar en tierra llana y distante de su Patria, y o hablando Floro, Dión ni Onorio, ni quantos escribieron de las cosas y Guerras de los Romanos contra los Cántabros de tal Ciudad, haciéndolo de otras mui pequeñas ¿es creíble no mencionasen la que denominaban con el nombre de tal Provincia?.

La falta de conocimiento del terreno cantábrico ha deslumbrado a muchos de los escritores en poner la Ciudad Cantabria en la antigua [ilegible] junto a Logroño, donde hoy se ven sus ruinas; qualquiera que medite con reflexión y combine los detalles de los antiguos concebirá que los límites de la antigua Cantabria por oriente empezaban por cerca de Somorrostro, Murquía y Pobeña, por las Encartaciones al medio día de Balmaseda, caminando hacia Frías con la comprensión desde su Cordillera de Oña (pues Bribiesca según Ptolomeo no era de los Cántabros) a Espinosa, Villarcayo, Medina y Aguilar hasta juntarse por Occidente con Asturias y su Principado.

Este terreno por su montuosa situación denota el vigor con que resistieron a los romanos y los vestigios de los muchos castillos que edificaron cuias ruinas aun aparecen patentizan que iban perdiendo quando más a palmos el terreno hasta que todo el poder romano con Ejércitos poderosos de mar y tierra (abierto el templo del Jano) se empeñó arruinar su innato valor; en efecto, tres fueron los Ejércitos de tierra, que el mismo Emperador Augusto César condujo y distribuyó para su conquista, fijando el camino de Segisamón (hoy Sasamón) como tierra provista de toda clase de vituallas y de singular llanura, para cualquier suceso en todo evento; de su gran población antigua son los testigos las ruinas, murallas y edificios que aun existen y no se acaba en parte alguna que no se encuentren monedas desde Augusto y anteriores de las familias Romanas Consulares de plata, gran bronce y cobre hasta Constantino, sus hijos y sucesores hasta la invasión de los Godos de que tengo muchas.

La resistencia de Augusto en Sasamón y de sus Ejércitos por cinco años en 726 de Roma indica que era allí el centro y fuerza contra la Cantabria y de donde podía atender a todas partes; así se asegura fijó otro ejército a la derecha hacia Burgos en Bureba donde en muchas partes se hallan sepulcros y monedas (que poseo) de aquellos tiempos y dirigiendo el otro por el nombre logró sujetar lo que cae hacia Aguilar y Reynosa con la provincia de Liebana, haciendo el desembarco de la Esquadra por el Puerto y villa de Santoña según hace ver el Rmo. Maestro Flórez en su Cantª. Vindicda. tº 24 de la España Sagrada) en tiempo de Augusto por Agripa, de quien es la lápida que trae del folio 63.

Las columnas miliarias, que se han hallado hace años y de que existen tres (con una patena de dos libras o mas de plata en parte dorada con jeroglíficos de las libaciones de los Dioses de la Gentilidad) en el Valle de Otañes y Casa de esta familia a una legua de la villa de Castrourdiales patentizan la conquista de la Cantabria por los romanos y los célebres caminos que hicieron en el tiempo del Emperador Nerón tomando el origen del Río Pisuerga; y así bien la hallada en el Valle de Quartango, provincia de Alava, que refiere Henao, y otra en el Valle de Mena a tres quartos de legua de Balmaseda en la Hermita del Berzón, que cita Flórez fº 125, tº 24 de la España Sagrada, de la que se infiere andaban por allí componiendo caminos para el tránsito de las tropas y del comercio.

Corroboran lo dicho las dos sangrientas batallas, que [ilegible] los Historiadores Romanos refieren dieron a los Cántabros; la primera debajo de los muros de Bellica (o Belgica) que hoy se cree es Espinosa de los Monteros, de donde se retiraron al Monte Vinmio dentro de la Cantabria (que hoy acaso son los Montes de Pas) allí [ilegible], y la segunda en Aracillo (hoy Aradillos en la Cantabria alta, una legua del origen del Río Hebro) que echó el sello y las cadenas a la dominación de los Cántabros bajo el duro yugo de los romanos.

Aunque en la apariencia eran dueños del terreno, no eran de los corazones de los cántabros; así hicieron los últimos esfuerzos por su antigua libertad, siempre que hallaron medios o fuerza para resistirles; lo qual agotó partidas y Ejércitos de romanos, quienes para de una vez extinguir su rebelión usaron de los medios más violentos y atroces; a unos les daban la muerte, antes que ellos (como solían) lo ejecutasen por evitar la esclavitud romana; a otros los bajaban a tierra llana; más no alcanzando esto (pues instruidos que eran en el Arte de la Guerra, se volvían a sus montañas y de allí resistían a sus conquistadores) tomaron la resolución de cortarles las manos, e hicieron que poblasen la llanura, de donde acaso provino la Ciudad de Cantabria.

Ésta, mirado con atención quanto se ha dicho en ninguna parte, se pudo haber fundado mejor, que en la llanada, que hay desde villa de Salas de Bureba y Cantabrana (pasadas las montañas de Traspaderne y Oña) hacia la villa de Poza; allí tenían a la vista los romanos con ciudades poderosas circunvecinas como Briviesca y Segisamúnculo, y como aisladas a los cántabros; y en este recinto se hallan los vestigios más relevantes de esta verdad. Es la primera tierra llana que da a Castilla; se halla en su recinto la población que hoy se llama Cantabrana; junto a ella y a tiro de bala, se halla una hermita antigua con la invocación de San Pedro, en cuyos alrededores se han hallado innumerables sepulcros romanos (que yo he visto) hechos a toda costa, bien labrados de una sola piedra por bajo, y otra que sirve de cubierta con varios adornos algunas y todas a la manera de nuestros ataúdes, anchos por la cabeza y cuerpo, siguiendo en disminución hasta los pies.

Desde la misma villa de Salas, caminando a la de Poza de la Sal, se hallan por todas partes en sus escabaciones monedas Romanas, Consulares y del tiempo de los Emperadores, con lápidas e inscripciones de sepulcros; en fin, es tanta la piedra labrada, que he oído a los naturales se han hallado hacia el río Caderechas, cerca de Nuestra Señora de Pedrajas, y término de El Milagro, a un cuarto de legua de Poza, que de ella se construyó o reedificó la mayor parte de la casa de Bonifaz Quintano en Salas de Bureba, y otras varias; he visto hasta paredes hechas de lápidas sepulcrales en Terminón y sepulcros enteros con inscripciones romanas; y en algunas se han hallado monedas en un frasco ya de barro finísimo (de que tengo uno entero) otros de cobre acaso para el agua [ilegible], con lacrimatorios de cristal a manera de tazas con dos asitas de vidrio claro.

Y últimamente lo corroboran los seis sepulcros que acaban de hallarse con platos chatos, o patenas, candil, redomas de vidrio y otros instrumentos propios de los Romanos y con que se enterraban, o que dedicaban a sus Lares y Dioses en los sacrificios y en su distinción. El sitio de este hallazgo es el mismo de que hablamos, poco menos de cuarto de legua de la villa de Poza titulado el término de Cucón a oriente de la villa y siguiendo Cordillera Camino que va a la Cuesta del Milagro, cuya campiña o vega se halla a orillas del Río Omino, de poca consideración y único de la villa.

Las lápidas que he visto están una en la pared de la Hermita de San Pedro de Terminón acia oriente, otras en Salas; en la Puerta de la Hospedería de Pedrajas otra y tras de su Huerta en la Fuente que es bebedero de toda Caballería hay una lápida mui crecida tallada con alusiones y geroglíficos de la gentilidad, figurados allí varios genios; otras dos en la Hermita de San Blas de Poza, y en la Casa principal de los Salamancas está una a su Puerta de 5 quartas de largo y 3 de ancho que dice así:

Popilio Fra=vo Campan= F.An 28=Parentes F.C. erzo es. Apopilo Haro, hijo de Campano o de Campania de 28 años de edad, sus Padres le hicieron, y consagraron este Monumento.

Las lápidas de San Blas, que una está al subir al Coro bajo, tiene de ancho una tercia poco mas y de largo una quarta y dos dedos dice así:

Pompeyae Flavinae Flavi=Fil.año XX=Parentes=F.C.

La que está a la Pila del agua bendita tiene 3 quartas de largo, y dos escasas de ancho, es a modo de una columna miliaria, moldada por abajo y arriba dice

Plubim===Puis=VaxiusFlavis AugPontif=ExSuo Voto.

La que está sobre la Puerta de la Hospedería de nuestra Señora de Pedrajas no se lee bien, pues está a la inclemencia y comida por las aguas, se lee lo siguiente:

D Ma= WL= lla=Co=HIE=MMR=Fili. O MXXX=LIBERTI=COLITUS SEXTANUS ET COELA= O SILIA ERGO.

Cuio contesto no puede percibirse bien, como ni lo que quiere decir el sepulcro, que de una sola pieza mui crecida y ancha está tras dicha Hermita, y sirve de bebedero en su fuente, que hace algunos años se bajó a este fin de la villa de Poza; está todo adornado de Genios, corazones y niños [ilegible].

Otro de los fundamentos grandes que hay para creer que la ciudad Cantabria estuvo en el sitio del Milagro es la tradición antigua y vulgar que hay por todo aquel Pais de que allí mismo hubo una gran Ciudad, que ésta fue sepultada en el mismo día y hora que Nuestro Señor Jesucristo sufrió muerte y Pasión y que por esta causa se ven allí las piedras y grandes cortadas, como con un cuchillo, y que todas las ruinas sepultadas son prueba de ello.

Esta antigualla tendrá el mérito, que cada uno le quiera dar, pero no será acaso inútil para sacar consecuencias de dichos infundados; si se atiende a la situación del terreno, la inmediación de Pueblos abundantes, al ser la primera llanura, bajando de la antigua Dominación Cantábrica, y reunido a lo que se dirá inclina a creer que la Ciudad que allí existió fue la de Cantabria, poblada por los vecinos cántabros, mezclados con los romanos.

Esta Ciudad Cantabria, que existía en tiempo del Rey Godo Leovigildo, fue destruida, quemada y asolada por él, como enemigo irreconciliable de los católicos y Protector de los Arrianos, después de haber devastado otras muchas cerca de Burgos. San Millán de la Cogolla, que vivía, lo profetizó pocos días antes de su muerte (siendo ya de cien años de edad) en 978 de Cristo, según afirma San Braulio, Obispo de Zaragoza, quien escribió su vida, y al Cap. 26 de ella dice: «En el mismo año de la Quaresma le rebeló Dios la destrucción de Cantabria, por lo cual envió a ella un mensajero, mandando que para el día de Pasqua se juntase el senado en ella y viniese a verle, como lo hicieron todos al tiempo determinado. Refirióles los que había visto, reprendióles las maldades, las muertes, los hurtos, los incestos, vioelencias y demás vicios. Predicóles que hiciesen penitencia de todas estas cosas y como todos le oyesen con reverencia, un cierto hombre llamado Abundancio le dijo que de puro viejo deliraba, pero el Santo le anuncia, que él mismo en su persona había de experimentar el caso, lo cual después probó él [ilegible], pues fue muerto por Leovigildo. Los demás también, como no se hubiesen arrepentido de sus malas obras y perseverando en ellas, experimentaron la ira de Dios, acometiéndoles de la misma suerte con perjuicio y engaño».

Esta verdad , que atestiguan los Cronicones (por otra parte falsos) se corrobora con las ruinas que aparecen por todo el recinto del término del Milagro cerca de Poza, pues en cualquier parte que se escabe se hallan tejas de gran magnitud a lo romano, gruesas de caso dos pulgadas y a manera de canalones; como ladrillos gruesos de 4 y 6 dedos y otros redondos y de figuras de quesos de Burgos y otras clases que (he visto), [ilegible] aun denegridos a causa de las voraces llamas que incendiaron quella población.

Y de que allí hubo una gran Ciudad, que no denominándose en aquel sitio por alguno de los Historiadores y geógrafos antiguos e, ignorándose ciertamente donde estuvo la gran población de Cantabria, da indicios fue allí su asiento, se infiere del gran aqueducto que en estos últimos años del siglo 18 se ha descubierto en la villa de Poza, el cual se conoce descendía desde la montaña, donde hoy están las Salinas hasta dicho término, a donde hoy conduce las copiosas y cristalinas aguas que fertilizan su suelo, hallándose muchas magníficas losas labradas con más de una tercia de diámetro taladradas para arriba, y por abajo, y con encaje unas con otras para que no se filtrase el agua; dispuesta su argamasa en otros sitios con tanta trabazón, que parece petrificada; y no podía menos de ser para una gran población y rica por su corte; de esas lápidas se han sacado varias para la nueva obra del Hospital, que se halla a la salida para Burgos, y aun he visto otras entre las viñas que dirigen en recto al citado término de Milagro y Nuestra Señora de Pedrajas.

No ignoro que algunos de los historiadores han asegurado, que cerca de la villa de Poza hubo una Ciudad llamada SegisamaJulia, donde César sentó sus Reales, y que puede ser la que disputamos; como el que fue distinta de Sasamon, desde donde hizo la distribución del gran Ejército, y que hubo además otro pueblo llamado Segisamunculo, de que habla Ptolomeo, quein dando vuelta sobre el término oriental [ilegible] de la Espª. Tarraconense, describe lo mediterráneo de los Cántabros y dice orientalibus hic et Cantabris sunt Autrigones quórum civitates mediterranae Uxambarca Segisamunculum Virovesca Antecuya.

Al lado meridional de la Cantabria dice que estaban los Mosburgos (hoy los Burgaleses) o turmódigos, que ocupan todo el territorio de los términos de Burgos: al oriente de los Cántabros y Burgaleses continua, estaban los autrigones, se ignora el sitio de sus ciudades mediterráneas, excepto Briviesca, pues Segisamunculo, está mejor aplicado a Agoncillo que a Samamoncillo, o Poza de la Sal en Bureba.

Se así bien que Juliano Arcipreste dijo que Poza estaba en los turmódigos y que estos y los Curmonios o Curgonios son unos mismos con los [ilegible], y que bajo el nombre de Autrigones no solo se comprendían los Vizcaynos, sino los de Bureba llamada Bardulia.

Floro dice que Augusto repartió en un día su Ejército y que [ilegible] toda la Cantabria, y Osorio que lo hizo con tres Ejércitos, y así teniendo el Centro en Sasamón, es probable que el otro año Poza, y el 3º Aguilar de Campoo, con lo que tenía tomadas todas sus salidas, distando Poza de Sasamon solas 8 leguas o 9, y así pudo estar en este sitio la Ciudª. Y Exto.

No falta quien dice que en Poza el año 299 de Cristo a 8 de Agosto padecieron martirio Rufo y Salustio de orden de Diocleciano, y que los mataron en el Monte de la Sal, que está sobre la villa, pues aunque hoy no hay monte espeso, le han conocido aun los que hoy viven, y sin duda hay vestigios de que en sus cimas hubo iglesias y monasterios, de que solo han quedado hermitas y los desechos o monumentos se han radicado en los monges de Oña, Cardeña, San Millán o Sahagún, pes el primero posee todas las tierras donde se dice hubo la Ciudad, y de los segundos se sabe gozaron salinas y se agregaron a los suyos los destruidos en esta Jurisdicción. De que se infiere la antigüedad de la Población en Poza y su recinto con los monumentos dichos.

A lo que si se agrega lo que refiere el Señor Pellicer y Tobar en sus Avisos de 23 de Abril de 1641, se dará más comprobación, dice pues que en Poza de la Sal a 7 leguas de Burgos, que corona la Bureba y da principio a las verdaderas montañas, en un Pozo catorce estados de hondo, de los que caban en una grande eminencia suya, para fabricar la sal, se ha [ilegible] dentro de una peña de sal un cuerpo de hombre de estatura de gigante, cubierto de pieles. Sacaron una pierna de extraordinaria grandeza; discurriese en como podía estar en parte tan honda cuerpo humano y la carne tan fresca; dicen puede ser desde el diluvio universal. A mas de este fenómeno se han hallado en diferentes ocasiones y años, (según he oído a los mismos braceros y trabajadores antiguos de salinas) a mayor profundidad instrumentos de fierro, ajuares de Casa, telares para tejer y otros vestigios de antigua población en aquella eminencia.

Y solo esto se puede componer creyendo que alguna conmoción o volcán trastornó su superficie e hizo una transmutación tan extraña que convirtió en eminencia y montaña lo que antes era una planicie y así se hallaron a gran profundidad los monumentos dichos.

Esto lo corroboran las extraordinarias excavaciones y análisis que de Real Orden se han hecho poco tiempo ha por el Señor Domingo García Fernández, del Consejo del exmo Ministro de la Junta del reyno, y Don Manuel Maron Contador del Ejército [ilegible] en dichas Salinas, en las que aseguran pudo haber en lo antiguo algún volcán, pues se ve la erupción del cráter, y cenizas allí cerca junto al Castillo y las salinas, que todas aun se hallan con las vetas de la laba y en muchas partes lo son todas una perfecta laba.

Por tanto es de esperar de los esfuerzos de la Real Academia, Protección del Gobierno y vivos deseos de todos en el adelantamiento de más antigüedades, se mire este recinto desde hoy como un manantial de preciosidades y que rectificándose mis toscas ideas, se averigüe el nombre verdadero de [ilegible] población, como el camino que hubo para la Cantabria hacia el mar pr Balmaseda a Castrourdiales y desmentir de este modo quanto hasta aquí se ha escrito contra la Dominación de los Romanos en toda Cantabria.

Yo desearía suministrar a la Real Academia mayores luces, pero la [ilegible] de mi destino al tribunal de esta Ciudad y Chancillería imposibilitan mis anhelos.

Nuestro Señor que a V.S.m.a. Valladolid Julio 11 de 1806.
B.L.M. a N.S. su afº. Segº.Servd.
Miguel Ortiz Otañez
Sr. D. Joaquín Juan Flores

 

Por la transcripción,

Jaime Urcelay

 

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