Me cupo este martes el honor de recibir, representando a Profesionales por la Ética, el reconocimiento que Corresponsables ha querido entregar a las empresas y entidades que han hecho posibles los primeros 50 números de esta revista, referencia hoy en toda Iberoamérica de la comunicación de la Responsabilidad Social. En la web de Profesionales puede verse una nota sobre la significación de Corresponsables y una pequeña crónica del acto, celebrado en el singular espacio que ofrece el Impact Hub Madrid.
El tiempo ha pasado volando y corren ya 11 años desde que, en nombre de la asociación que entonces presidía, empecé a publicar en el Anuario Corresponsables una serie de reflexiones sobre la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) (*). Es sin duda buen momento para, en primer lugar, dar las gracias y felicitar a Corresponsables por estos 50 números de la publicación. Y también para apuntar un pequeño balance en relación con la evolución de la RSE en este tiempo, que es lo que brevemente me propongo en las siguientes líneas.
Las dos claves de la Responsabilidad Social de la Empresa
Revisando ahora los once artículos publicados en el Anuario Corresponsables, me parece que la reflexión que desde Profesionales por la Ética proponíamos ha sido, dicho sea con toda modestia, bastante anticipatoria de la evolución que la RSE ha experimentado. Y esto fundamentalmente en relación con dos claves que, poco a poco, se han abierto paso:
1. La RSE forma parte de la propia naturaleza de la empresa y de su significación humana y social; no es un añadido filantrópico a su objeto y actividad esenciales.
Por eso, la RSE no puede estar separada del negocio y de la forma en la que éste se lleva cotidianamente a cabo, abarcando la cultura, la estrategia, las políticas y todo el conjunto de operaciones. La RSE es, en definitiva, una forma de entender la empresa, conforme con la dimensión humana y social que corresponde a cualquier actividad económica. Los artículos de 2007 a 2010, publicados cuando la crisis ya hacía a muchos cuestionarse la supervivencia de la moda de la RSE, se focalizaban en esta idea.
2. La RSE solo es consistente si se fundamenta en la ética, en una ética amiga de la persona. En este sentido, los enfoques centrados primariamente en su rentabilidad la hacen engañosa y, al cabo, inviable e incluso contraproducente para la empresa.
Esta fue, tal vez, nuestra principal aportación, según puede verse de forma muy explícita desde el primer artículo de 2006 y después en los de 2011, 2012 y 2014. El artículo de 2012, titulado Un sistema moral de referencia para la RSE, intentó ser la contribución más completa al presentar el riquísimo tratamiento que del movimiento de la RSE hizo Benedicto XVI en Caritas in veritate.
La RSE y la misión social de la empresa
Justamente hoy, mientras escribía estas líneas, he visto que El País publicaba un reportaje dedicado también a hacer balance de la RSE. Se llama El poder empresarial que transforma la sociedad y está firmado por Carmen Sánchez Silva.
Ha sido una grata coincidencia, sobre todo al comprobar que nuestras apreciaciones sobre la RSE son ahora ya ampliamente compartidas. Las organizaciones -afirma la periodista- se han convencido de que su finalidad no solamente es ganar dinero sino que tienen una misión social: deben contribuir a un mundo mejor. Y se han dado cuenta de que hacerlo es rentable.
La antigua maría que empezó siendo la RSC para las empresas españolas, esa asignatura que tenían que rellenar por obligación, se ha convertido en algo serio. Ahora ya no solo figura en una memoria sino que se hace de verdad, es una materia troncal, opina en el mismo artículo Eduardo Serra, exministro del PP (1996-2000) y presidente de la Fundación Transforma España.
Riesgos a futuro de la RSE
Este optimismo respecto a la conciencia de la RSE no puede, sin embargo, desconocer la pervivencia de serias contradicciones en su implantación y otros riesgos que pueden malograr su desarrollo futuro. Y esto exige mantener una actitud crítica. Me ha parecido en este sentido muy oportuno el comentario del profesor del IESE Antonio Argandoña, de quien siempre he aprendido mucho, que remata el artículo de El País y con el que también termino aquí esta entrada:
Corremos el riesgo de que se esté convirtiendo en una cosa mecánica y acumulativa. Se está perdiendo la claridad de visión y la sensibilidad, replicando las actuaciones de responsabilidad de otras compañías, actuando por imitación, las organizaciones se están apartando de su misión, se están dispersando y están burocratizando la RSC.
Jaime Urcelay
(*) Los trabajos publicados en el Anuario Corresponsables han sido los siguientes:
-Anuario 2006: El indispensable fundamento ético de la RSE.
-Anuario 2007: La pyme ante el desafío de la RS de la empresa.
-Anuario 2008: La cultura de empresa, base de la RSE.
-Anuario 2009: Recuperar lo esencial de la RSE.
-Anuario 2010: Un cambio profundo en el modo de entender la empresa.
-Anuario 2011: Un sistema moral de referencia para la RSE.
-Anuario 2012: A vueltas con el dilema altruismo o negocio.
-Anuario 2013: Confianza en la RSE: nosotros somos el tiempo.
-Anuario 2014: RSE: ¿sólo si es rentable para el negocio?
-Anuario 2015: El impacto de GRI en la evolución de la RSE: luces y sombras.
-Anuario 2016: Familia y desarrollo sostenible: un impulso necesario desde Naciones Unidas para la agenda post-2015.