«Cuerda de presos» (Pedro Lazaga, 1956) no es la única película de cine comercial que ha utilizado Poza de la Sal como uno de sus escenarios. Hay al menos otra: «El disputado voto del Sr. Cayo» (Antonio Giménez-Rico, 1986), si bien es cierto que en este caso no va mucho más allá de lo anecdótico, ya que las escenas rodadas en nuestro pueblo son pocas y relativamente breves. Con todo, ahí va un apunte sobre la película y sus escenas pozanas.

El guión -de Manuel Matji y del propio director burgalés Antonio Giménez-Rico- está basado en la conocida novela de Miguel Delibes del mismo título, publicada en 1978, respetando lo más esencial de la obra literaria: la confrontación entre la España campesina y rural, pegada a la realidad de lo cotidiano y fiel custodia de los secretos de la naturaleza y de la sabiduría ancestral, y la España urbana,  pretendidamente superior y culta, pero, en el fondo, superficial e indigente en lo más esencial.

El pretexto es una historia ambientada en la campaña de las elecciones generales de 1977, en la que los guionistas de la cinta introducen algunas variaciones en el relato, aderezadas con tópicos políticos de aquellos años. Con todo, el propio Delibes reconoció que Giménez Rico hizo aquí su más hermosa película (entre las sacadas de mis novelas), con un magistral dominio de los actores.

Tres candidatos del PSOE -interpretados por Juan Luis Galiardo, Lydia Bosch e Iñaki Miramón-  visitan los pueblos de la sierra burgalesa en busca de votos. En uno de ellos (Cortiguera, Cureña en la ficción), en estado de semiabandono, se encuentran con el Sr. Cayo -Paco Rabal-, un campesino apegado a la tierra. Con toda sencillez, él les muestra una sabiduría natural y profundamente humana que contrasta con la insustancialidad y hueca retórica ideológica de los candidatos.

Víctor, el cabeza de lista electoral, sufre a lo largo de este encuentro un impacto interior que le llevará al cuestionamiento de su inquieto e inestable mundo. Hemos ido a redimir al redentor, terminará por reconocer en una escena que se desarrolla, precisamente, en la Plaza Vieja de Poza de la Sal.

Las escenas pozanas

Con fotografía de Alejandro Ulloa, la mayor parte de la película está ambientada -además de en Madrid y Burgos- en los pueblos burgaleses de Cortiguera, Mozuelos (Páramo de Masa) y Orbaneja del Castillo. Hay también muy hermosas vistas del parque natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón.

Las escenas de Poza (en la ficción, Martos) aparecen al principio del último cuarto de la película, cuando los candidatos han abandonado ya Cureña y regresan a la capital.

Ha anochecido y su coche irrumpe en la Plaza del Ayuntamiento, donde hacen una parada para dirigirse a un bar que no he sido capaz de reconocer. En la plaza se ven bien los soportales de la zapatería y, más al fondo, la casa que fue de mi bisabuelo y el edificio donde hoy están el Museo de la Radio y la Oficina de Información Turística.

Poco después y tras unas escenas en el citado bar y en el interior del vehículo, se sucederán algunas tomas, también breves y de noche, en la Plaza Vieja. En ellas pueden reconocerse los soportales, la fuente, la puerta del Conjuradero, la escalera de la iglesia y, con la persiana echada, la vieja y entrañable tienda de La Carmencita.

Jaime Urcelay

Nota 05/03/2017: tres amables lectores me han apuntado la identificación del bar de Poza que, por ignorancia, no fui capaz de reconocer. Se trata del desaparecido bar de ‘Pichelis’, cuya mujer, Pura, es la que aparece en las escenas sirviendo las consumiciones a los protagonistas de la película. El hombre que aparece sentado es otro pozano bien conocido, ‘el Cebollas’.

En homenaje a ellos, reproduzco aquí las escenas en las que se les puede ver mejor.