Un equipo de alto rendimiento en «El italiano», la última novela de Arturo Pérez-Reverte

¿Existen en la realidad eso que veníamos conociendo como equipos de alto rendimiento, rebautizados en la última ola como equipos de cultura agile?

La respuesta no puede ser más que afirmativa. Esa forma de trabajar es una gozosa realidad en la experiencia más cercana de muchos de nosotros, en organizaciones y proyectos de todo tipo.

Las características, los procesos de desarrollo y los beneficios, en diferentes niveles, de estos equipos son temas apasionantes. No ya solo por lo que de su aplicación se puede conseguir en términos de desempeño y resultados superiores, sino, sobre todo, porque, inevitablemente, nos conducen a dimensiones esenciales de nuestra humanidad en las que nos jugamos mucho más que la eficiencia, tantas veces sobrevalorada respecto a otros bienes más importantes para las personas.

Sobre la efectividad de los equipos hay modelos y estudios interesantísimos -baste, como muestra, el célebre Project Aristotle, de Google-, pero a veces uno se da el gustazo de toparse con un ejemplo concreto, bien perfilado, cuando menos se lo espera. Por ejemplo, mientras disfruta de la lectura de una buena novela. Esto acaba de ocurrirme con El italiano (*), la interesante y entretenida historia de amor, mar y guerra que acaba de publicar Arturo Pérez-Reverte, ambientada en las audaces y arriesgadísimas operaciones en Gibraltar, durante la II Guerra Mundial, de una unidad de buzos de combate de la Décima Flotilla MAS de la Regia Marina italiana.

Además de una justa e inusual reivindicación de la calidad humana, la valentía y el honor de aquellos soldados, Pérez-Reverte nos ofrece, al hilo del relato, una completa perspectiva sobre los principales factores sobre los que se construye un equipo de alto rendimiento. Los resumo aquí en los diez que me parecen más relevantes, con algunos extractos de la propia novela, inspirada en hechos reales.

Binomio de buzos de combate italianos sobre un SLC (Siluro a Lenta Corsa o Torpedo a Velocidad Lenta), conocido por Maiale (cerdo) por la dificultad de su navegación.

1. Motivación

Es el rasgo más esencial, el que activa todos los demás. Una puerta que se abre de dentro a fuera: Cada cuál lucha según quién es y lo que cree, afirma el sottocapo Squarcialupo, uno de los integrantes del equipo (pág. 51).

Los desconcertados enemigos ingleses lo tienen que aceptar resignados: Un hombre desmotivado será siempre mal combatiente -observa-. Pero uno con motivos para luchar es peligroso (pág. 129).

2. Confianza

Está muy unida al factor anterior. Decía Stephen R. Covey que la confianza es la forma más elevada de motivación humana, pero, para que exista esa disposición a hacerse vulnerable respecto al resto del equipo, antes deben experimentarse la competencia, el compromiso y la integridad recíprocas. Tres elementos que se forjan a través del tiempo de trabajo en común y que han de ser cotidianamente validados.

Es quizá una de las características que más destacan en el Grupo Orsa Maggiore de buzos de combate que protagoniza la novela:

Uno y otro son buzos natos, y se conocen hasta el punto de adivinarse los pensamientos. (…) La vida de cada cual depende del compañero, y lo saben (pág. 66).

En todo caso, el napolitano confía ciegamente en su jefe de equipo. El hombre dulce, tímido a veces, que Teseo Lombardo es en tierra firme nada tiene que ver con el operador implacable en que se transforma cuando está en el mar. Squarcialupo conoce su competencia y sangre fría desde los adiestramientos en Boca di Serchio y La Spezia, donde ambos sufrieron y aprendieron juntos (pág. 120).

Te necesito delante de mí, sereno. Mirar tu espalda, o adivinarla en la oscuridad, y saber que puedo confiar (pág. 295).

3. Comunicación y gestión de conflictos

Fundamentales para la generación de confianza son la comunicación abierta y la gestión adecuada de los conflictos:

Siente clavados en él los ojos de Lombardo, que lo mira con reprobación. Pero no le importa, porque entre ellos sobra confianza. Una de las reglas del grupo Orsa Maggiore es compartirlo todo con los camaradas, sean recelos o esperanzas. Malas o buenas, las ideas sin expresar, las tensiones retenidas dentro pueden pudrirse y dar problemas. Por eso todo se plantea, todo se analiza, todo se comenta. Quienes pueden morir juntos han aprendido a vivir juntos (pág. 70).

4. Camaradería

De la confianza nacen la camaradería y la familiaridad, esos sentimientos que tanta plenitud nos proporcionan como personas y que tan atractivos resultan en el relato de Pérez-Reverte al que me estoy refiriendo.

Teseo Lombardo, el teniente Mazzantini y los demás camaradas del Grupo Orsa Maggiore son su verdadera familia. La única que cuenta ahora, hermanos de vida y muerte (pág. 193).

5. Foco en el objetivo

El objetivo compartido es imprescindible para que pueda hablarse de trabajo en equipo. Un objetivo superior, de bien común, con el que se vincula cada contribución individual y en que cada uno puede reconocerse:

A fin de ocupar la mente y no pensar en el frío y los calambres que lo atormentan, el napolitano repasa las maniobras cien veces ejecutadas: la secuencia que permitirá, si todo sale bien, echar al fondo la nave que él y su compañero tienen asignada como objetivo. Nada de su vida pasada o su futuro incierto importa esta noche: ni recuerdos, ni familia, ni amigos. Solo la camaradería con el hombre silencioso cuyos hombros y cabeza tiene delante, y las dos sombras casi invisibles que surcan el agua unos metros a su derecha entre las pequeñas crestas de marejada, donde la luna reluce como pececillos de plata (pág. 105).

6. Liderazgo compartido

La llamada desjerarquización es uno de los atributos más diferenciales en la fase de madurez de los equipos de alto rendimiento. Sobre ella se hacía especial énfasis en los modelos de equipos autónomos o autogestionados del movimiento de la Calidad Total y, ahora, en la emergente filosofía agile.

Él era suboficial y yo su operador… Pero la camaradería era tanta que nadie prestaba atención a los galones. Ni siquiera los oficiales. Nos habíamos entrenado todos juntos, pasándolo igual de mal. Corríamos los mismos peligros. No recuerdo ni un solo caso en que uno de nosotros hiciera valer su graduación sobre los demás (pág. 49).

Asiente Mazzantini. Es seguro de sí, educado y prudente. Sabe mandar en voz baja y no exige a nadie nada que no sea capaz de hacer él (pág. 195).

«Cada torpedo tripulado lleva a dos operadores sentados encima a horcajadas, con el agua por los hombros, de la que sólo emergen las cabezas con máscaras de buceo» (pág. 103).

7. Aprendizaje

La efectividad del equipo requiere hacer del aprendizaje una tensión permanente. Un adiestramiento que ha de ser fundamentalmente práctico y orientado al desarrollo de hábitos de comportamiento, como el que una y otra vez se hace presente en nuestra historia:

Allí, en el más absoluto secreto, se formaban los operadores de los medios de asalto en navegación nocturna, ataques desde y bajo el mar, franqueo de obstrucciones navales y hundimiento de naves enemigas. Lombardo y él estaban muy bien coordinados, hechos el uno al otro, a soportar los efectos del frío y el anhídrido carbónico al respirar oxígeno a presión doble o triple de lo normal. Adiestrados de una forma intolerable para otros seres humanos (pág. 52).

Lo han practicado muchas veces, y por eso ejecutan la maniobra de modo casi instintivo (pág. 126).

8. Diversidad y complementariedad

Nunca como hoy se ha hablado tanto de diversidad, pero quizá, por la influencia de ciertas ideologías, de forma muy reduccionista y estereotipada. La diversidad que de verdad aporta valor a un equipo es tal vez invisible a los ojos, pero mucho más real y relevante a la hora de la verdad. Es la de la diferencia de los temperamentos y los estilos de pensamiento. De ella -junto a la diversidad de conocimientos y experiencias- nacen las complementariedades que dotan a un equipo de ventajas diferenciales.

A Pérez-Reverte, agudo y perspicaz observador de la condición humana, no le pasa desapercibido este aspecto de los equipos, que en esta historia él centra sobre todo en la complementariedad, a la hora de formar binomio, entre el alma meridional del entrañable napolitano Squarcialupo y la norteña del veneciano Teseo Lombardo.

9. Audacia e innovación

Creatividad y capacidad de innovación, audacia y asunción de riesgos, son indispensables en estos equipos constantemente enfrentados y abiertos al cambio necesario. Se trata, como afirma uno de los protagonistas de la novela de Hacer cosas que otros nunca harían porque son incapaces de imaginarlas (pág. 50).

En el relato, los propios ingleses acaban por reconocer que los italianos, a quienes tanto despreciaban, son ingeniosos por su imaginación mediterránea. Y nos llevan ventaja (pág. 128).

El lema de la Décima Flotilla MAS lo dice todo respecto al espíritu que anima un equipo de alto rendimiento: Memento Audere Semper (Recuerda Siempre Osar).

10. Orgullo de pertenencia

Es el resultado último de todos los factores que sustentan un equipo de alto rendimiento. Pérez-Reverte lo presenta con maestría en una de las páginas más emocionantes de la novela, la del brindis de todo el Grupo de buzos antes de que emprenda la acción que será decisiva:

Es el teniente Mazzantini quien habla al fin.
-Creo que lo hemos previsto todo y atacaremos con ánimo sereno… Por mi parte tengo la conciencia tranquila. Hemos dedicado todo nuestro esfuerzo al éxito de esta operación y podemos afrontar lo que ocurra. Antes de salir, rezaré para que nos acompañe la suerte. Que Dios premie las fatigas con la victoria y se apiade de nuestra desdichada patria… Poneos en pie.
Todos obedecen vaso en mano. Mazzantini levanta el suyo y mira a los hombres uno por uno.
-Es imposible imaginar mejores camaradas, y considero un privilegio combatir a vuestro lado… ¡Décima, viva Italia!
-¡¡Viva!!
(pág. 280).

Conclusión: ¿Quién sino un soldado o un amante arrostrará los fríos de la noche?

Es casi constante en las páginas de El italiano la sugestiva evocación de los clásicos, coherente con el universo personal de la culta librera Elena Arbués, principal protagonista de la novela. Una de esas citas, precisamente con la que termina y empieza el libro, es del poeta romano Ovidio: ¿Quién sino un soldado o un amante arrostrará los fríos de la noche?.

El verso no puede representar mejor síntesis del secreto de los equipos de alto rendimiento: que sus integrantes vivan los valores del buen soldado (fidelidad, valentía, camaradería, capacidad de sacrificio…), permaneciendo enamorados de sus motivaciones más hondas. Y es que solo así es posible perseverar en medio de los fríos de la noche que las metas superiores suelen comportar.

Jaime Urcelay

(*) Alfaguara, Barcelona, 2021, 398 págs. Me ocurrió antes algo muy similar, respecto al liderazgo, a propósito de la novela, también de Pérez-Reverte, «Sidi». Ver 10 lecciones de liderazgo en «Sidi. Un relato de frontera», la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte.

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