De las cinco piezas identificadas del importante taller local de sarcófagos de época romana de la Bureba quizá la menos conocida es el sarcófago de San Millán de la Cogolla, fechado en el siglo IV de nuesta era (1).
La obra se encuentra en el Monasterio de Suso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), conocido universalmente porque de su escritorio proceden las Glosas Emilianenses, las más antiguas manifestaciones escritas conocidas tanto de la lengua castellana como de la vasca.
Desde el siglo X el sarcófago contiene los restos de Nuño Salido, el Ayo de los Siete Infantes de Lara, que yacen en el mismo lugar en sepulcros más sencillos.
Es muy posible que el sarcófago burebano contuviera originariamente los restos del propio San Millán (473 – 574), fundador del primitivo cenobio, antes del traslado de los mismos desde el Monasterio de Suso al de Yuso. Corroborarían esta hipótesis la mayor antigüedad y singularidad de este sarcófago respecto al resto de los que se encuentran en el Monasterio de Suso.

Vista del sarcófago exento de San Millán desde la entrada del pequeño Monasterio de Suso. En los costados, pegados a la pared, los sarcófagos de los Siete Infantes de Lara y otros enterramientos.
Desgraciadamente, el sarcófago burebano de San Millán se encuentra casi completamente picado y apenas conserva, en sus lados cortos y en el extremo de uno de los largos, restos de relieves de vides de base ancha, idénticas a las que aparecen en ambos extremos de la escena de la Adoración de los Reyes Magos de nuestro apreciado sarcófago paleocristiano de Poza de la Sal, expuesto en el Museo de Burgos. Luciano Huidobro , el primero en publicar en 1914 la existencia del sarcófago de Poza (2), consideró que estas características vides eran una de las evidencias del carácter cristiano de este monumento, al ser símbolo del mismo Jesucristo, vid que da savia nueva a los sarmientos.

Vista de uno de los lados del sarcófago de San Millán en el que se aprecian con claridad, en los laterales, sendos relieves de la característica vid. En el centro, el posible crismón.
También en uno de los lados cortos del sarcófago de San Millán parece poder apreciarse el relieve de un crismón, similar al que presenta con claridad el sarcófago de Quintanaburena y, con menor nitidez y seguridad, el de Poza.
Jaime Urcelay
(Entrada actualizada el 17/09/2018)
(1) Las otras piezas son el sarcófago de Quintanabureba o Briviesca (Museo de Burgos); el sarcófago de Poza de la Sal o de la Adoración de los Reyes Magos (Museo de Burgos); la cubierta sepulcral de Cameno (Museo de Burgos); y el sarcófago cubierto de La Molina (Museo Frederic Marès, en Barcelona).
(2) Huidobro, L.: Un monumento burgalés de antigua época cristiana, Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo LXIV, Madrid, 1914. Puede accederse a este artículo pinchando aquí.