El triunfo de la RSE hacia los empleados: ¿realidad o retórica bien sonante?

3032123-poster-p-1-how-you-can-turn-not-my-job-into-personal-developmentEl último número de la revista Compromiso RSE dedica, bajo la firma de Eva Galli, un amplio reportaje de once páginas al tema RSE, foco de fidelización y atracción del talento. En él una veintena de empresas de éxito confirman, a través de las opiniones y experiencias aportadas por sus directivos, que la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) debe estar orientada también hacia los propios empleados y que conseguirlo con diferentes políticas y prácticas de gestión de personas, marca, además, ventajas competitivas fundamentales a través de la fidelización del talento.

El tema no era tan evidente hace unos años, cuando la RSE iniciaba su andadura, por lo que verlo ahora expresado con tanta rotundidad y unanimidad no deja de ser una excelente noticia para la tan deseable humanización de las empresas y, en general, del mundo económico. No es cosa de recurrir al tan poco humilde y elegante ya lo decía yo, pero sí es verdad que a algunos nos sorprendía (véase Responsabilidad Social Corporativa: la dimensión interna como cuestión previa) que el prometedor movimiento de la RSE se distrajera entonces en las periferias de la empresa y pasara por alto, como si nada, sus primeras responsabilidades con los empleados, con los clientes o con los subcontratistas…

Me ha llamado la atención, también, la homogeneidad en el discurso y el lenguaje de casi todos los que intervienen en el reportaje. Una uniformidad que puede dar idea de que estamos ante un nuevo paradigma cultural que se ha abierto paso con fuerza en un ámbito a menudo esclavo de las tendencias más o menos coyunturales, como es el mundo de las grandes empresas, y que las principales de éstas ya han interiorizado. Puede comprobarse que un conjunto de términos y combinaciones de ellos, relativamente limitado, se repite casi invariablemente en las aportaciones de quienes aparecen en el artículo.

La unanimidad y homogeneidad puede tener, sin embargo, una lectura no tan positiva y es que haya en algunos casos un punto de retórica bien sonante y prestada –reputacional, si vale la expresión- que no termina de corresponderse del todo con la realidad viva y cotidiana de algunas de estas organizaciones, sobre todo cuando vienen mal dadas. No entro en mayores juicios, entre otras cosas porque solo conozco por dentro un pequeño número de las compañías del reportaje y porque tiendo a mirar estos temas en sentido positivo. El movimiento de la RSE sabe además mucho de cómo lo que en algunas corporaciones españolas bien conocidas eran al principio sólo mensajes de imagen, se han tenido que ir convirtiendo después, por la inevitable interpelación de la coherencia, en realidades. Y es que la manipulación no nos gusta a nadie y acabaría por presentar su factura…

Y una última reflexión. Salta a la vista, leyendo el reportaje de Compromiso RSE, que el mundo de la empresa y los Recursos Humanos se está metiendo de lleno -afortunadamente- en un terreno que trasciende a la lógica mercantil y a muchas de las categorías mecanicistas –como diría Susana Alonso- hasta ahora dominantes. Y esto plantea, indudablemente, nuevos y profundos desafíos. No en vano, como hace poco anticipaba el admirado Dave Ulrich, la búsqueda del sentido abandona el dominio de la filosofía y la teología y pasa a ocupar la primera posición de la lista de las tareas de los líderes corporativos.

Jaime Urcelay

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