«La familia, la actual con la que convivimos y la pretérita formada por nuestros antepasados, constituye nuestro humus vital y nuestro patrimonio hereditario, tanto en el sentido genético como en el de esos valores y costumbres que se transmiten de generación en generación a partir de la educación y las formas de vida.
Podemos así pensar que cada uno de nosotros somos en parte personalidades singulares e inéditas, pero en parte también mimetizamos y recapitulamos rasgos físicos y espirituales del linaje familiar al que pertenecemos, de la tradición familiar en la que estamos insertos.»