Poza de la Sal en «Euskal-Erria. Revista Bascongada» (1896)

Portada de Euskal-Erria. Revista Bascongada, fundada en San Sebastián en 1880

En el año 1896 Euskal-Erria. Revista Bascongada publicó un amplísimo trabajo, en seis entregas, con el título Curiosidades de la antigua Basconia, del que la mayor parte está dedicado a Poza de la Sal (Burgos). Su autor es Miguel Martínez Ballesteros [1].

Iker, desde tierras vizcaínas, tuvo la amabilidad –que mucho le agradezco- de llamarme la atención sobre este curioso texto, creo que desconocido hasta ahora para quienes nos hemos acercado a los temas históricos pozanos. Trataré, por eso, de resumir en esta entrada lo más importante de él.

Martínez Ballesteros y Poza de la Sal

De Miguel Martínez Ballesteros, autor del referido ensayo, poco he podido averiguar. Tan sólo que era natural de Laguardia –en la Rioja alavesa-, experto en cuestiones de agricultura e ilustrado aficionado a las antigüedades históricas. De sus publicaciones se desprende que era hombre piadoso y muy amante de las tradiciones y de las señas de identidad vascas. La relación con Poza debía venir por su familia política, habiendo conocido de primera mano la realidad de nuestra villa en el ocaso del siglo XIX. En Curiosidades… parece apuntar también que tenía propiedades en ella, quizá en las salinas [2].

Miguel Martínez Ballesteros, autor del ensayo Curiosidades de la antigua Basconia (Euska-Herria. Revista Bascongada, 1896) (Foto: Auñamendi Eusko Entziklopedia)

Curiosidades…  es un texto algo desordenado, con esa retórica característica de final del siglo XIX tan distinta del estilo que, en general, hoy pedimos a un artículo sobre temas históricos. Su autor parece querer huir, además, de lo que podríamos considerar unas formas más o menos académicas. Se echa mucho de menos, por ejemplo, alguna referencia o nota a pie de página que soporte sus categóricas afirmaciones sobre los avatares de Poza en tiempos altomedievales. Esta circunstancia hace difícil valorar la validez histórica de su relato y diferenciar lo que son datos de lo que es la necesaria y legítima imaginación del autor. Se refiere además a un periodo del que apenas tenemos informaciones precisas sobre Poza de la Sal, lo que hace aun más exigible el tamiz del rigor histórico.

Pero veamos ya lo que la lectura del largo artículo de Euskal-Erría puede aportarnos, tratando de ordenar y extractar un poco su contenido.

Vista aérea de Poza de la Sal. En primer plano, el castillo roquero de los Rojas, señores y después marqueses de Poza. Fue levantado en los siglos XIV-XV.  Del siglo X es la primera mención documental de un castillo en Poza.

De la repoblación y amurallamiento de Poza en el siglo X a la decadencia de sus salinas AL FINAL DEL XIX

El punto de partida del artículo de Martínez Ballesteros es la glosa de la defensa del reducto del territorio norteño, que él identifica como Basconia, en el tiempo de la invasión de Hispania por los ejércitos musulmanes, llegados del norte de África a partir de 711. Según el autor, después de la ocupación de las llanuras de la Bureba por los moros, el pueblo de Poza y su castillo habrían sido clave para esa contención de los hijos de Agar.

A partir de ahí, en el ensayo avanza, en primer lugar, con un relato de la defensa de Poza por el conde alavés Don Vela y los condes independientes castellanos García Fernández y Sancho García en los siglos X y XI. Tras ello, da paso a ciertas consideraciones sobre la historia de la explotación de las salinas de Poza y la profunda decadencia de éstas en el momento en el que el autor escribe –recordemos, 1896-. Siguen algunos retazos sobre el Santuario de Nuestra Señora de Pedrajas, las supuestas señales de haber habitado en Poza el Conde Don Vela o sus descendientes y, finalmente, un breve apunte sobre la conservación en Poza de señales bascongadas. Completan el ensayo unas notas históricas sobre los monasterios de San Salvador de Oña, Santa María de Bujedo y Santa María de Herrera, que en este resumen omitiré.

Lienzo sur (conocido como Paseo de la Reina) de la muralla de Poza de la Sal, con la torre del castillo al fondo.  Nada seguro sabemos del origen del amurallamiento de la villa; lo que hoy puede verse es de los siglos XIV- XV.  La muralla arrancaba y terminaba en el Palacio de los Rojas, ciñendo el caserío (Foto: Jaime Urcelay).

La defensa de Poza de los Autrigones y su castillo en los siglos X y XI: entre el cronicón de Argaiz y una verosímil ficción

Las dos primeras entregas del ensayo están dedicadas, con cierta prolijidad, a la que el autor llama Poza de los Autrigones [3] en los siglos X y XI. Su supuesta destrucción por los musulmanes y su repoblación y amurallamiento por el conde castellano García Fernández, en el último tercio del siglo X; y la segunda defensa de Poza, hecha ya inexpugnable gracias a Sancho García –a quien considera natural de aquella  [4]-, por un ejército de bascones liderados por el citado conde castellano y el Conde Don Vela, Señor de Álava, hasta llegar a la liberación de toda la Bureba.

Ruinas del lienzo norte de la muralla de Poza de la Sal en una imagen de los años 30. En este lugar debió encontrarse la desaparecida Puerta de La Fuente. A la izquierda puede verse la antigua Casa de Administración de las Reales Salinas, que en esas fechas albergaba las escuelas (Foto: Archivo Urcelay)

De esta última victoria y la paz consiguiente surgirían la fundación por Don Sancho García del Monasterio de San Salvador de Oña (año 1011) y el aumento de la producción de sal en el Monte Salorio de Poza [5], a partir del Pozo Cuende [6].

¿De dónde saca estos datos de Poza que, en algunos momentos, proporciona con sorprendente detalle? A falta de citas, la respuesta no puede ser segura pero cabe deducir que el autor no usa usa más fuente que, como él mismo refiere de pasada, el poco fiable cronicón de Fray Gregorio de Argaiz de 1667 [7]. A él se suma su propia capacidad de imaginar un relato verosímil de lo sucedido. No parece que haya más fundamento. Creo, en fin, que la precisas referencias históricas del escrito a Poza en los siglos X y XI deben tomarse con muchísimas cautelas.

El declive de las salinas de Poza a finales del XIX: una “merienda de pícaros”

Mucho más valor me parece que hay que dar al testimonio que Martínez Ballesteros nos proporciona sobre la decadencia de las salinas de Poza en el momento en que publica su Curiosidades…, a fines del XIX. Aquí la fuente es directa.

Vista general de las salinas de Poza de la Sal en 1925 (Foto: Juan López del Castillo)

Hay, en primer lugar, una evocación de la prosperidad que las salinas habían proporcionado a Poza, que el autor llegó a conocer. Merece la pena leerla completa, pero extracto aqui un par de párrafos:

Mirando desde la altura presentaba el pendiente del valle de las salinas un aspecto singular y hasta grandioso, con aquel hormigueo de hombres, mujeres y niños en continuo movimiento sobre un valle de plata, pues así lo presentaba a la vista el reflejo del sol o de la luna sobre la sal coagulándose; y la actividad de las gentes era la que aumentaba su ganancia. La fábrica de la sal dura todo el verano, hasta las primeras lluvias del otoño.

Después, todos los que habían fabricado la sal, trabajaban las viñas y las tierras de los propietarios, que les ocupaban todo el resto del año; porque la campiña de Poza, con su terreno accidentado, lleno en sus vallecitos y alturas de frondosas viñas y sembrados, con multitud de almendros, manzanos y otros muchos árboles frutales, presenta un panorama delicioso (…).

Esta prosperidad acabó por convertirse, según relata el autor del ensayo, en merienda de pícaros:

(….) destruida en su principal riqueza, casi arruinados sus propietarios de sal, totalmente los arrieros portadores y teniendo los granjeros y labradores que emigrar a las minas de hierro de Bizcaya si han de comer pan y patatas. Se podrían llenar las páginas de un infolio con la relación de las desventuras materiales de Poza; pero causa pena grande referirlas; y mucho más a quien, como escribe las referidas, presenció, aunque por poco tiempo, la buena situación que aún le restaba de tiempos mejores, y ha sufrido, como los demás propietarios, los efectos ruinosos de sus intereses (…) [8].

La Virgen de Pedrajas, Patrona de Poza de la Sal, en una imagen de los años 60. En 1975 se realizó una importante restauración de la talla, que data del siglo XIII (Foto: FEDE. Archivo Urcelay).

La Virgen de Pedrajas, “consuelo y protección” de la comarca de Poza

En medio de la anterior evocación, el autor inserta algunos párrafos dedicados al Santuario de Pedrajas…

(…) en el que se venera una imagen de la Santísima Virgen María, aparecida, según tradición constante, sobre un montón de piedras que había en el mismo lugar que ocupa dicho santuario y se llamó antes de Pedrallas, hoy Pedrajas. Allí mismo se fabricó una modesta ermita, muy concurrida de los vecinos de Poza, de los de toda la Bureba y de lejanas tierras, que vienen a buscar consuelo en sus aflicciones y remedio de todos sus males y trabajos a los pies de la bendita Señora [9].

El tradicional traslado de la Virgen de Pedrajas a su ermita en el año 1957 (Foto: Archivo Urcelay)

Menciona después  la construcción de la hospedería de Pedrajas [10] y algunos otros detalles de la Ermita y las prácticas de su devoción, en buena parte conservadas a día de hoy.

Es interesante también la referencia a cómo desde la Guerra de la Independencia se fueron perdiendo los hermosos cuadros y retratos que, por gratitud de los devotos, llenaban el templo, así como la alhajas de la Virgen.

Los Vela en Poza de la Sal: el escudo heráldico de la antigua Casa-Cuartel de la Guardia Civil

Dedica también Martínez Ballesteros algunos párrafos de su largo artículo a las señales en Poza de haber habitado allí Don Vela o sus descendientes.

Sobre ello cuenta la anécdota de cómo él mismo descubrió las armas de los Vela (una vela ardiendo, con el lema A quien bien vela, todo se le revela) en la fachada de la casa de su padre político, Don Manuel Gutiérrez Aniz Marañón. Por la descripción que ofrece, parece que se trata de la antigua Casa-Cuartel de la Guardia Civil, al final de la calle Procesiones, hoy completamente rehabilitada como vivienda particular [11].

Imagen actual de la casa de Poza de la Sal a la que hace referencia Martínez Ballesteros. Fue durante algún tiempo Casa-Cuartel de la Guardia Civil. En la parte superior derecha, detalle del blasón de la fachada con  las armas de los Vela. En la parte inferior derecha, las armas de los Vela en la calle Mayor de Poza (Fotos: Jaime Urcelay).

Apunta finalmente Martínez Ballesteros, al acabar la parte del ensayo dedicada a Poza, alguna observación sobre las muchas señales bascongadas conservadas en la villa. De ellas, la mención del instrumento musical de la bascatibia bien merece una exploración más a fondo.

Jaime Urcelay

Nota: el texto completo de las seis entregas de Curiosidades de la antigua Basconia puede descargarse en pdf pinchando aquí.

(Entrada actualizada el 31/01/2020).

[1] Tomo XXXIV, correspondiente al primer semestre de 1896. Euskal-Erria. Revista Bascongada fue una publicación de cultura vasca, con temática variada, escrita en euskera, español y francés. Fue fundada en San Sebastián en 1880 por José Manterola, perviviendo hasta 1918. Se encuentra digitalizada en http://www.memoriadigitalvasca.es/handle/10357/2813

[2] Sobre la historia y tradiciones de su villa natal, Laguardia, antigua fortaleza muy apreciada por los Reyes de Navarra, Martínez Ballesteros escribió en 1874 El libro de Laguardia, publicado en Burgos en 1887. En la Biblioteca Nacional he encontrado tambien un completo tratado de agricultura de su autoría: El labrador español ¡Un pasito adelante! (Burgos, 1886).

[3] El nombre lo debió tomar de Fray Gregorio de Argaiz, a quien me refiero más detenidamente en una nota posterior. Este autor, que escribe en el  XVII,  habla de Poza, villa de los Autrigones (ver Población Eclesiástica de España y noticia de sus primeras honras, continuada en los escritos y Chronicon de Hauberto, Monge de San Benito, T. I Parte 2ª, Imprenta Real, Madrid, 1668, págs. 150 y 194). Siendo cierto el origen autrigón de Poza, no se conoce ningún documento que refiera la denominación de Poza de los Autrigones en algún momento de la historia. Lo que sí confirma la última paleografía es que Poza se corresponde con la ciudad autrigona de Salionca que cita Ptolomeo en su Geographia y que debió estar situada, a juzgar por los restos arqueológicos, en el Cerro de Milagro (vid. Santos, J. y otros: Reconstrucción paleográfica de autrigones, caristios y várdulos, Actas de la Reunión celebrada en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense, Madrid, 13-15 diciembre de 1989, Vol. 2, 1992, págs. 449-468).

[4] El dato, no confirmado documentalmente, es también de Argaiz, quien afirma: Bien conocida es también esta Villa, por ser patria del grande Conde don Sancho Garcia el de los buenos fueros, como veremos al año de 974 (…)  (op.cit., pág. 228). Y en las menciones correspondientes a dicho año 974:  Nace en la Villa de Poza el Conde don Sancho, hijo de Garcifernández. Asegura el nacimiento la continua habitación que hizo después de serlo, en esta tierra, y Valle de Oña (…) (op. cit., págs. 678 y 679). Desde ahí debió saltar a algunas obras y documentos posteriores. Feliciano Martínez Archaga, siempre bien documentado y prudente, considera esta cuestión difícil de confirmar (vid. Poza de la Sal y los pozanos en la Historia de España, Imprenta Monte Carmelo, Burgos, 1984, pág. 199).

[5] Este Monte Salorio procede asimismo de Argaiz.  Allí habría tenido lugar en el año 299 el martirio de Rufo y Salorio (op.cit., págs. 227 y 228). El propio Martínez Ballesteros reproduce esta información en algún pasaje de su ensayo, junto con la del martirio en el año 99, también en Poza, de Pedro Sacerdote (op.cit. pág. 150).

[6] El Pozo Cuende o Pozo Conde de las salinas pozanas, propiedad del Conde Sancho García, nieto de Fernán González, formó parte de las donaciones fundacionales del Monasterio de San Salvador de Oña en 1011 (cfr. Martínez Archaga, F.: op. cit., págs. 52 y 199). En cambio, Salvador Domingo afirma, que es Alfonso VII quien, en 1137, da al monasterio de Oña y a su abad un pozo de sal que se llamaua poço de el Conde, en la villa de Poça, con su portazgo, derechos y dehesa, obligando a que todos los que fueren a comprar sal y trajeren oro o plata u otra moneda real, compren sal del Pozo del Conde. Como fuentes cita A. H. N./ Clero. Leg. 1283-84, Privilegios…, fol. 63r-63v/ Burgos, 19 noviembre 1137, y Oceja, I. (1983): Documentación del Monasterio de San Salvador de Oña 132-1284, Fuentes Medievales Castellano-Leonesas, pág. 44, doc. 52. Vid. Domingo, S. (2015): Caminos burgaleses: los caminos del norte, Tesis Doctoral, Univesrsidad de Burgos, págs. 681 y 682. Este Pozo, que hoy todavía puede identificarse, dio nombre a uno de los valles o minerales de El Salero de Poza.

[7] Se conoce como cronicón de Argaiz la voluminosa obra, ya citada en notas anteriores, Población Eclesiástica de España… Su autor fue el benedictino Fray Gregorio de Argaiz (Logroño, c. 1598 – Madrid, 1679), archivero y cronista de la congregación benedictina. Profesó en el Monasterio de San Salvador de Oña. Trabajó en muchos archivos españoles y organizó algunos de ellos, publicando diferentes obras de historia eclesiástica. Considerado  un erudito esforzado y honesto, fue sin embargo victima de un extravagente falsificador de cronicones pseudohistóricos -Antonio de Nobis, más conocido como Lupián de Zapata-.  Éste proporcionó a Argaiz una copia del falso Chronicón de Hauberto, Monge de San Benito, que le sirvió de base para publicar en 1667, con su propio comentario, la citada obra Población Eclesiástica…. Mal recibida por los eruditos, fue objeto de encendidas polémicas en vida de Argaiz. No obstante, su biógrafo T. Moral sostiene que las obras de Argaiz son instrumentos de trabajo indispensables, ya que muchos documentos utilizados o copiados por él son desconocidos actualmente (vid. Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Instituto Enríque Florez, CSIC, Madrid, 1992, vol. 1, págs. 86 y 87 ). Sobre los falsos cronicones y las polémicas de Argaiz, la referencia bibliográfica fundamental sigue siendo Godoy, J.: Historia crítica de los falsos cronicones, Imprenta Rivadeneira, Madrid, 1868.

[8] Para todo lo relacionado con las salinas de Poza recomiendo la magnífica monografía de Eduardo Sáiz Las salinas de Poza de la Sal (Diputación Provincial de Burgos, Burgos, 1989). El autor señala que, en efecto, se entra en el s. XX con una situación en franco declive,  por las razones que en su texto recapitula (vid. pág. 19).

[9] En 1923 Julio Martínez Santa-Olalla mencionaba que según una oscura tradición que jamás falta en este género de imágenes, y que han dado lugar a que «siempre se aparece la Virgen a los pastores», en vez de ser un pastor fue a unos arrieros («Contribución al estudio de las ‘Vírgenes bizantinas'», Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos. 1er trim. 1924, Año 2, n. 6, pág. 190). Sea cual fuere el origen de la devoción, lo que sí es patente es la ancestral confianza del pueblo pozano -hoy todavía muy viva- en su Santísima Patrona, hasta constituir, como escribió Feliciano Martínez Archaga una dimensión del ser pozano (op.cit., pág. 175). El lugar de Pedraxas aparece documentado en el siglo XII, pero nada sabemos del origen del Santuario, cuya obra ha pasado por multitud de reformas, de las que hay constancia ya desde el siglo XV. Predomina hoy a la vista lo construido en el XVIII.

[10] La antigua hospedería de la Ermita de Pedrajas se edificó en el año 1749, para lo cual se utilizaron piedras labradas procedentes de las ruinas de la ciudad romana de Flaviaugusta, según testimonio fiable de 1796 del presbítero Díez Guilarte (cfr. Cadiñanos, I.:  Cuatro pueblos burgaleses en el Diccionario de Tomás Lopez: Briviesca, Castrojeriz, Melgar de Fernamental y Poza de la Sal, Boletín de la Institución Fernán González, 1993/1, nº 206, pág. 134).

[11] Hay en Poza otro blasón con un cuartel con las armas de los Vela en la fachada de una vivienda del final de la Calle Mayor. Para todo lo relacionado con los abundantes blasones de Poza de la Sal, el libro básico es el de Oñate, F.: Blasones y linajes en la provincia de Burgos. I Partido Judicial de Briviesca, s/e, Burgos, 1991.

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