Libertad de educación (WCF Madrid 2012)

Nota: recupero en esta entrada nuevos textos de mi participación en el movimiento social en defensa de la libertad de educación. Creo que los problemas abordados entonces siguen teniendo hoy plena actualidad.

En efecto, en el Congreso de los Diputados se debate ahora el que ha sido bautizado como Pacto de Estado Social y Político por la Educación, con el que se pretende poner fin a la inestabilidad de la educación española. Sin duda, la cuestión de la libertad educativa y sus implicaciones -en general, bien resuelta en el art. 27 de la Constitución Española- va a estar encima de la mesa…

Actualidad también del tema porque en los últimos tiempos asistimos a una intensificación del adoctrinamiento de género en nuestras escuelas, merced a la proliferación de leyes autonómicas con planteamientos ideológicos maximalistas e invasivos de la libertad de los padres para elegir la formación moral que queremos que reciban nuestros hijos. Una ofensiva adoctrinadora que entra también en conflicto con la obligatoria neutralidad ideológica de la escuela pública y el respeto al Ideario de los centros en el caso de la privada y concertada.

Y actualidad de la libertad educativa, finalmente, por la asfixia a la que determinadas Comunidades Autónomas están sometiendo, aun en contra del criterio de los tribunales, a los colegios de iniciativa social y régimen económico de concierto.

Llego así a las dos intervenciones que, en representación de Profesionales por la Ética, realicé en el memorable VI Congreso Mundial de Familias (WCF, World Congress of Families), celebrado en Madrid con notable éxito entre el 25 y el 27 de mayo de 2012. El acontecimiento reunió a más de 3.000 líderes pro-familia procedentes de todo el mundo.

El primer texto corresponde a la participación en una de las sesiones paralelas, en concreto en el Seminario La lucha de los padres por la libertad educativa. Fueron ponentes también Alfonso Aparicio (España), Anne Coffinier (Francia) y William Jeynes (Estados Unidos). Presidió la sesión Peter LaBarbera (Estados Unidos).

El segundo texto son las palabras de apertura de la sesión plenaria sobre Libertad de educación, que me cupo el honor de coordinar por ser entonces Presidente de Profesionales por la Ética. Participaron en la sesión Alfredo Dagnino (Consejero de Intereconomía), Francisco J. González Estepa (representante de la Asociación de Homeschoolers Evangélicos), Gonzalo Sanz-Magallón (Profesor de la Universidad San Pablo CEU) y Ted Baehr (Productor de TV y fundador de MediaGuide TV). Fue un gran panel.

Un emotivo momento del VI Congreso Mundial de Familias, celebrado en Madrid en mayo de 2012 (Foto: Eduardo González).

WCF. SEMINARIO PARALELO «LA LUCHA DE LOS PADRES POR LA LIBERTAD EDUCATIVA». 25 de mayo de 2012. Ponencia de Jaime Urcelay, Presidente de Profesionales por la Ética (España).

Introducción

La participación obligatoria de los niños y adolescentes en programas estales de educación sexual o cívica se ha convertido en una nueva frontera en la lucha por el pleno reconocimiento de la libertad educativa.

Así lo resaltaba Benedicto XVI en su discurso al Cuerpo Diplomático de 10 de enero de 2011:

“Continuando mi reflexión, no puedo dejar de mencionar otra amenaza a la libertad religiosa de las familias en algunos países europeos, allí donde se ha impuesto la participación a cursos de educación sexual o cívica que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón”.

En España hemos acumulado en los últimos años, en el contexto del proyecto de reingeniería social del Gobierno Zapatero,  una importante experiencia de lo que este tipo de iniciativas puede representar en el cambio de las mentalidades y los comportamientos de nuestros hijos. Pero, afortunadamente, también hemos aprendido que una sociedad civil organizada, consciente de sus derechos y de su poder, puede poner freno a la tendencia intervencionista del Estado en la educación moral de los hijos y recuperar espacios de libertad.

Me refiero a la experiencia de la resistencia de los padres españoles a la imposición de las asignaturas obligatorias de Educación para la Ciudadanía, a cuyas líneas fundamentales dedicaré la presente ponencia.

Durante la ponencia en el seminario del WFC «La lucha de los padres por la libertad educativa» (Foto: Eduardo González).

1. Educación para la Ciudadanía: una anomalía europea contra la libertad de educación

 Las nuevas asignaturas de Educación para la Ciudadanía fueron consideradas la novedad más importante introducida por Zapatero en su reforma educativa de 2006, articulada en la Ley Orgánica de Educación. Presentadas como una exigencia poco menos que ineludible de las recomendaciones europeas sobre educación cívica, se trata de cuatro asignaturas obligatorias y evaluables para los alumnos de 10 a 17 años en toda clase de escuelas. Los objetivos, contenidos y criterios de evaluación básicos son fijados por el Gobierno, aunque las Comunidades Autónomas disponen de algunos márgenes para su adaptación.

Su propósito fundamental es formar a los alumnos en una «moral única común», indispensable  -se afirma-  para la convivencia en un sistema democrático. Dicha moral hunde sus raíces en las siguientes bases:

  • El relativismo moral: la verdad objetiva no existe o no podemos conocerla; lo fundamental es el consenso y la tolerancia.
  • El positivismo jurídico: a falta de consenso, es el parlamento el que, por el juego de las mayorías, define la extensión que deba darse a los derechos humanos como realidad histórica contingente y cuál es la «moral pública» obligatoria, que, en aras de la convivencia, se superpone a la llamada «moral privada».
  • El laicismo: la religión es sólo un asunto privado que no debe proyectarse en el espacio público al ser generadora de división y conflictos. Consiguientemente, se trata de algo por completo ajeno a la «moral pública» obligatoria.
  • La ideología de género: las diferencias sexuales no son constitutivas en la persona, sino que obedecen a la cultura y el deseo. Cada alumno debe descubrir su propia orientación sexual de acuerdo con sus emociones. Sólo así, además, puede conseguirse la plena igualdad entre hombres y mujeres.

Este enfoque, reforzado por unos criterios de evaluación obligatorios que deben medir actitudes y comportamientos de los alumnos en la escuela y en la familia, representa una imposición ideológica a los ciudadanos por parte del Estado, además de una ilegítima invasión de la intimidad de los alumnos y sus familias.

Otro momento del Seminario sobre «La lucha de los padres por la libertad educativa» del VI WFC de Madrid 2012 (Foto: Eduardo González).

 2. La decisiva respuesta de los padres españoles

 La agresión estatista de Educación para la Ciudadanía tuvo desde el principio, afortunadamente, una importante respuesta social. Un rechazo que ha generado una polémica que desde hace seis años se ha extendido a todos los ámbitos de la comunidad educativa y de la opinión pública en España y  que ha servido, además, para provocar un importante debate cultural sobre la misión de la familia y los límites del Estado en la educación moral.

En el orden práctico la resistencia de los padres a estas asignaturas se tradujo en un amplio movimiento de objeción de conciencia, que ha alcanzado los 55.000 casos. Padres de toda España se organizaron en más de 70 plataformas, más o menos formalizadas, dedicadas a informar sobre las asignaturas, apoyar a los padres y presionar a las administraciones educativas. Un verdadero ejército de pequeños David que ha plantado cara a un poderoso Goliat con todos los medios de propaganda a su disposición.

El conflicto se trasladó, además, al ámbito judicial y fueron casi 2.500 las demandas presentadas por padres de familia, reclamando su derecho a escoger la educación moral de sus hijos y objetar en conciencia ante estas asignaturas. La división de los jueces españoles fue muy grande, pero mayoritariamente dieron la razón a los padres. En febrero de 2009 el Tribunal Supremo trató de zanjar el tema con unas discutidas sentencias, contrarias a los padres, que dividieron al propio plenario del Tribunal. Hoy la cuestión está planteada ante el Tribunal Constitucional.

También los padres llevaron su reclamación a las instancias internacionales. En Marzo de 2010 alcanzaba el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo y hoy 400 demandas esperan sentencia. Igualmente, se hicieron presentes, con la inestimable ayuda del European Center for Law and Justice (ECLJ), Alliance Defense Fund (ADF) y políticos comprometidos como Luca Volontè o Jaime Mayor Oreja, entre otros, a los principales foros internacionales: Parlamento de la UE, Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, reuniones de la OSCE, Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Santa Sede, etc.

En definitiva, una verdadera epopeya de los padres españoles a los que la asociación que represento ha tratado siempre de apoyar. Epopeya que, sobre todo, es la expresión del compromiso y el coraje de miles de padres anónimos que se han jugado mucho por lo que todos más apreciamos: nuestros hijos.

Una imagen del público del Seminario del WFC «La lucha de los padres por la libertad educativa» (Foto: Eduardo González).

 3. Un conflicto inacabado que hoy se extiende a Iberoamérica

 El conflicto español de Educación para la Ciudadanía se encuentra ahora en una nueva encrucijada con el cambio de gobierno en España y las expectativas creadas por una formación política –el Partido Popular de Rajoy– que siempre denunció el carácter adoctrinador de las asignaturas y que comprometió en su programa electoral la supresión de las mismas.

Somos muy conscientes de que la última palabra no está dicha y que las presiones desde la izquierda, el laicismo, el feminismo radical y el lobby homosexual son  muy fuertes para que las asignaturas no sean suprimidas. Los padres y las organizaciones que les acompañamos vamos a tener que seguir vigilantes ante una cuestión en la que nos jugamos nada menos que la libertad de conciencia, el respeto de la misión de la familia y el establecimiento de límites al Estado.

Hay además una dimensión del problema ante la cual también nos sentimos responsables: el Gobierno español de Zapatero ha pretendido extender sistemáticamente su proyecto ideológico  -profundamente contrario a la familia natural y al derecho a la vida-   a nuestras naciones hermanas de Iberoamérica. Hoy Argentina, Colombia, México, Uruguay o Paraguay se enfrentan a imposiciones en las escuelas que son prácticamente una copia de la Educación para la Ciudadanía española. Se plantea por consiguiente un nuevo reto de acción cultural, movilización social y resistencia de los padres de familia, para el cual creemos que la experiencia española puede ser muy útil.

4. Conclusión: tres propuestas

 Desde esa experiencia y como conclusión de cuanto he pretendido exponer, son tres las propuestas que quisiera formular ante ustedes para el fortalecimiento de la lucha de los padres por la libertad educativa:

1. La necesidad imperiosa de despertar en las familias, por todos los medios a nuestro alcance, la conciencia de que la educación de los hijos es una responsabilidad irrenunciable para los padres. Nadie nos puede suplantar.

2. Impulsar un movimiento de familias para las familias, como nos pedía Juan Pablo II en Familiaris consortio. Es decir, de familias comprometidas, organizadas y activas en la construcción del bien común. Un movimiento que, inspirado en la subsidiariedad, represente una alternativa de participación de la sociedad civil al monopolio asfixiante de los partidos políticos convencionales y la tendencia del estado a invadir y organizar la vida social.

3. Crear una alianza mundial por la libertad educativa de las familias, sabiendo que las cuestiones se plantean hoy a nivel global y que nuestra respuesta debe ser también global. Es indispensable, por tanto, crear redes que faciliten el  intercambio ágil de información y buenas prácticas, los apoyos recíprocos, la unidad ante propuestas o iniciativas en foros internacionales, etc.

Los padres españoles del movimiento objetar a Educación para la Ciudadanía escogieron un lema que sintetiza el espíritu de su lucha: ¡Ni un paso atrás!. Ojalá sea ese también el espíritu de los padres de todo el mundo, tan ampliamente representados en este Congreso Mundial de Familias, en su lucha por la libertad educativa.

Sesión plenaria sobre Libertad de Educación en el VI Congreso Mundial de las Familias (Foto: Eduardo González).

WCF. SESION PLENARIA «LIBERTAD DE EDUCACIÓN». 27 de mayo de 2012. Presentación del Presidente de la Sesión Jaime Urcelay, Presidente de Profesionales por la Ética (España).

Es para mí y para la asociación Profesionales por la Ética un verdadero honor haber recibido de los organizadores del Congreso Mundial de Familias el encargo de presidir para todos ustedes esta Sesión Plenaria.

Una sesión que a lo largo de la próxima hora vamos a dedicar a la Libertad de Educación, indudablemente un tema crucial para el presente y el futuro de la familia y de la sociedad entera.

En una perspectiva negativa, es decir desde el punto de vista de las restricciones y amenazas que la libertad de educación sufre en nuestro tiempo, es cierto que encontramos a lo largo del mundo realidades muy diferentes.

Con todo, puede constatarse una cierta tendencia a un mayor control por parte de los Estados de la educación, olvidando el papel subsidiario que les corresponde, y  -lo que no debe dejar de alarmarnos-  una creciente intromisión de los organismos internacionales especializados vinculados a Naciones Unidas en las políticas educativas nacionales  -en especial de las naciones en desarrollo-   para imponer, a veces a través de un burdo chantaje económico, los mitos ideológicos de la llamada «nueva ética mundial», contraria a la verdad del hombre y con un signo radical  antifamiliar y antivida.

En España conocemos bien esta perspectiva negativa de la libertad de educación. El problema viene de muy atrás, pero en los últimos años las familias y la sociedad civil españolas han sido agredidas de muy diferentes maneras:

  • La obligatoriedad para todo tipo de escuelas de asignaturas y programas de educación cívica, educación afectivo-sexual e incluso asignaturas de carácter científico, con una fuerte impronta ideológica relativista y laicista.
  • Las restricciones en la libre elección por los padres de centro educativo para sus hijos.
  • Las trabas a la educación religiosa elegida por los padres en la escuela pública.
  • La prohibición del homeschooling y la persecución de los padres que han optado por esta alternativa de libertad.
  • Y, sobre todo, por un ecosistema cultural y mediático de alta toxicidad, muchas veces alimentado desde los poderes públicos e incompatible con cualquier proyecto educativo serio.

Afortunadamente estas agresiones han provocado también una respuesta de los padres que nos llena de esperanza para el futuro.

Pero junto a esta perspectiva en cierto modo negativa de la libertad educativa, no podemos dejar de hacer presente aquí una mirada en positivo. Si estamos convencidos de que, como no se cansó de proclamar el Beato Juan Pablo II, “El futuro de la sociedad se juega en la familia y el de la familia se halla indisolublemente unido al de la entera sociedad”, es vital que las familias nos comprometamos a fondo con la educación de los hijos. Que la libertad educativa sea defendida, sí, de manera  vigorosa,  pero, sobre todo, que la libertad educativa sea ejercida. Ejercida de forma personal, amorosa, responsable, en beneficio de cada uno de los hijos que Dios nos ha encomendado y en beneficio del Bien Común.

La familia, no lo olvidemos queridos congresistas, «es la primera y principal escuela» y la respuesta ineludible a la actual emergencia educativa.

Jaime Urcelay

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