En el mundo de la empresa y de las organizaciones en general estamos muy familiarizados con el liderazgo. Es una cuestión considerada central a la que seguimos dando muchas vueltas, aunque no siempre con los resultados deseados.
Pero al salir de ese contexto quizá ya no podamos presuponer tantas cosas sobre el liderazgo, sobre todo si se trata de gente joven. Lo llevo comprobando desde hace algunos años a través de la participación como profesor en diferentes escuelas y programas de liderazgo en universidades, por lo demás siempre gratificantes.
El liderazgo explicado a alumnos de bachillerato
Recientemente he tenido la oportunidad de explorar un campo para mí nuevo: me pidieron que, en base a lo vivido en empresas y organizaciones del tercer sector, explicara qué es el liderazgo a los alumnos de bachillerato de un centro educativo.
Tengo la impresión de que no me equivoqué mucho en la metodología que utilicé para afrontar el reto: preguntar directamente a la audiencia, generar diálogo y construir sobre sus propias aportaciones. Un camino que no suele fallar…
Fue al final una sesión muy positiva, que creo aportó valor a los chavales; así me lo confirmaron sus profesores, presentes en el aula. Tambien a mí me permitió, al escucharles a ellos y tener que hacer un ejercicio de simplificación de muchas cosas, desnudar lo verdaderamente esencial del liderazgo y de su desarrollo.
A partir de esta experiencia redacté las notas que aparecen a continuación. Reflejan el intento de explicar, con la mayor sencillez de la que he sido capaz, qué es el liderazgo y cómo se puede desarrollar.
Las palabras líder y liderazgo se utilizan mucho y en campos muy diferentes: el deporte, la política, la economía y la empresa, la cultura, la vida religiosa y espiritual, la milicia, las profesiones en general… También podríamos pensar en el liderazgo en los grupos sociales más cercanos y cotidianos, como son la familia, el colegio o el grupo de amigos.
En realidad, liderazgo es un concepto que, en sentido amplio, se puede aplicar a cualquiera que dirige un grupo humano, sin importar los fines que persiga ni los medios que utilice.
Si consultamos el Diccionario de la RAE, encontramos precisamente esa acepción de la palabra Líder:
«Persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad.»
Por eso ya desde el primer momento es necesario introducir un enfoque valorativo: intentar aplicar las palabras Líder y Liderazgo en un sentido positivo, constructivo, por lo que entenderemos que tan solo hay verdadero liderazgo cuando el líder sirve a fines que son básicamente buenos, utilizando medios que respetan a las personas.
Hay que aceptar que estamos ante conceptos que no son del todo fáciles. De hecho, se ha escrito mucho para tratar de aclararlos.
Sin perder de vista esas ideas de dirigir y conducir, vamos a utilizar aquí, entre muchas posibles, otra definición de líder más completa –y también un poco más compleja- que nos puede ayudar a comprender algunas cosas que son clave.
Es del profesor norteamericano James McGregor Burns (1918-2014), una autoridad reconocida en estudios de liderazgo. Dice así:
«Liderazgo es un proceso por el cual los líderes inducen y animan a otros a conseguir ciertos objetivos que encarnan los valores, motivaciones, necesidades y expectativas de las dos partes implicadas, líderes y seguidores».
Expliquemos qué quiere decir. En primer lugar, el liderazgo es un PROCESO. Esto significa que no es una foto fija, sino un camino. Algo abierto, vital, que tiene que ver con los comportamientos continuados, con los hábitos (cuando son buenos, se llaman virtudes).
Algo que tiene que ser constante y coherente y que, por lo tanto, tiene mucho que ver también con el ejemplo personal, con servir de modelo a otros. También con el reto, con la superación personal.
En segundo lugar, liderar es INDUCIR Y ANIMAR. No es imponer, ni forzar…, como regla general. Otros verbos que encajan bien con el liderazgo: orientar, inspirar, motivar, alentar, influir (¡nunca “manipular”!), facilitar…
¿Quiere esto decir que los buenos líderes no “mandan”, no dan órdenes ni, por ejemplo, corrigen o sancionan? En absoluto; hay algunos campos en los que los líderes, en ciertos momentos, tendrán que hacerlo porque así lo exigen las circunstancias en las que tienen que cumplir con su misión. Por ejemplo, los padres en una familia.
Pero nunca los verdaderos líderes pierden de vista que a medida que las personas se van haciendo más adultas, más conscientes, deben usar más su libertad y su responsabilidad.
Por eso, la plenitud del liderazgo se consigue cuando ya no es necesario recurrir a las órdenes o instrucciones (salvo para aclarar en determinados momentos lo que hay que hacer) y cada uno hace lo que tiene que hacer por propia convicción. La aspiración debe ser conseguir que todos seamos líderes de nosotros mismos.
El mejor líder, podríamos decir, es el que no se hace notar aunque esté ahí. Por eso conviene introducir ya otra palabra clave: confianza.
Esta primera reflexión sobre los medios que utilizan los líderes debe llevarnos también a entender el necesario enfoque ético o valorativo de liderazgo al que ya nos hemos referido: los medios que usa el líder para dirigir a otros para conseguir la misión tienen que ser coherentes con la dignidad de las personas, empezando por la del propio líder.
Sigamos desgranando la definición de Burns.
El liderazgo se ejerce para conseguir OBJETIVOS. Utilicemos mejor, ya desde ahora, la palabra Misión; es más rica y nos lleva a otra idea fundamental: el liderazgo entendido como servicio a una Misión, algo importante que el líder ve que merece la pena conseguir y que propone y ayuda a descubrir y también conseguir a otros.
Muy cerca de la palabra Misión está otra parecida: Visión, el sueño que el líder busca alcanzar y que contagia a otros ¿A quién no le suena el famoso discurso de Luther King en Washington en 1962: I have a dream…?
Nuevamente nos topamos aquí con nuestro entendimiento ético del liderazgo: no todos los objetivos o misiones merecen la misma valoración moral.
Stalin o Hitler, por utilizar dos ejemplos comunes, eran dirigentes muy poderosos e influyentes, pero los objetivos que persiguieron fueron profundamente inhumanos, injustos.
La Madre Teresa de Calcuta en cambio no tenía poder, pero la Misión que abrazó, y en la que tantos le siguen libremente en todo el mundo, hizo y hace calladamente un bien extraordinario a la humanidad, en lo espiritual y en lo material.
Y llegamos así al último elemento de la definición que nos está sirviendo de ayuda: los objetivos de los líderes encarnan los VALORES, MOTIVACIONES, NECESIDADES Y EXPECTATIVAS DE LAS DOS PARTES implicadas, líderes y seguidores.
El líder no trabaja para sí mismo, para brillar él o conseguir sus propios intereses egoístas. Se es líder con otros y para otros. Por eso otra vez tenemos que destacar que el liderazgo es, ante todo, servicio: a la Misión y a los seguidores.
Sobre cómo son los líderes y qué hacen los líderes se ha investigado y discutido mucho. Es el tema que técnicamente se suele llamar del perfil del líder y que abordaré en la siguiente entrada.
Jaime Urcelay
(Continuará)
(La segunda parte de este artículo puede leerse pinchando aquí)