François Michelin: lecciones de un maestro

François MichelinLeyendo por casualidad las páginas de “Motor” de El Mundo, supe, apenas hace unos días, del fallecimiento del empresario francés François Michelin, quien dirigió la empresa que lleva su apellido entre 1955 y 1999.

Según aparecía en la información de prensa, su antigua empresa se ha referido a él en una nota como un «visionario y humanista» que «encarnó los valores de la identidad» de Michelin. “Bajo su dirección, afirma, Michelin tuvo un desarrollo sin precedentes, impulsado por su pasión por la innovación y su exigencia de rigor al servicio de la calidad”. El actual presidente de la corporación, Jean-Dominique Senard, rendía también homenaje a este «hombre de excepción unánimemente respetado por sus valores, sus convicciones y su visión».

Resumiendo brevísimamente la biografía de este empresario sencillo y austero -nada convencional-, en la noticia podía leerse que François Michelin fue educado en la casa de sus abuelos, tras el precoz fallecimiento de sus padres. En 1951 entró en el grupo familiar de forma anónima como simple obrero y durante cuatro años pasó por diversos puestos, antes de convertirse en 1955 en cogerente. Cuatro años más tarde, se convirtió en patrón único y bajo su dirección Michelin desarrolló el neumático radial, lo que le permitió convertirse en líder mundial del sector.

Y concluía el diario: «Profundamente católico, muy poco dado a aparecer en los medios de comunicación, François Michelin fue uno de los representantes del empresariado tradicional francés. Durante la última parte de su mandato, compartió la gerencia de Michelin con su primo carnal François Rollier, padre de Michel, que tomó las riendas del grupo en 2006 tras la muerte de Edouard Michelin».

Empresa y Responsabilidad

La noticia del fallecimiento de Michelin me ha tocado dentro. Y es que conocer, allá por los finales de los 90, la experiencia humana de François Michelin en la empresa marcó para mí un antes y un después en mi propia trayectoria profesional y, en cierto modo, vital.

Empresa y Responsabilidad Así fue. Su interesantísimo libro “Empresa y Responsabilidad. Conversaciones con Ivan Levaï e Yves Mesarovitch”, publicado en España por Ediciones Encuentro en 1999, me proporcionó una mirada muy diferente del mundo de la empresa –en el que entonces andaba inmerso “en cuerpo y alma”, casi en sentido literal- y despertó en mí el interés por eso que en los primeros años del nuevo milenio acabó conociéndose de manera más o menos universal como “Responsabilidad Social de la Empresa”.  A su investigación, docencia y praxis acabaría dedicando parte de mi actividad profesional al cabo de los años…

Estos días he vuelto a leer este librito, que guardo en la biblioteca como una pequeña joya. Y, como un modestísimo homenaje a mi “maestro”, he hecho una selección de algunos de los textos –las “lecciones”- que creo mejor pueden dar idea de la experiencia y la propuesta de este “hombre libre, alejado del discurso ambiente”, como se ha escrito de él.

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10 mensajes clave de François Michelin

Estructurando las ideas en 10 conceptos, comparto a continuación la selección por si a alguien le es también útil. Los títulos son míos.

1. La regla fundamental es la responsabilidad

Lo que me parece más fundamental en el ser humano es que es autoeducable. La educación supone que siempre se tiene presente la relación entre el acto y sus consecuencias. Desde mi punto de vista, la fuerza esencial, la dimensión humana específica de la ‘economía de la elección’ es permitir a cada hombre que mida las consecuencias de lo que hace.

(…) (El hombre) tiene todo en sus manos para volverse mejor o destruirse. Para crecer debe sopesar constantemente las consecuencias de sus actos. (…) La peor mentira respecto a uno mismo, es negarse a plantearse preguntas.

(…) La regla fundamental sigue siendo: todo hombre debe soportar las consecuencias de sus actos. Y nadie puede comer por otro.

(…) El ejercicio del poder sin la responsabilidad es la dictadura. El ejercicio del poder con las responsabilidades asociadas es el servicio.

2. Gestión desde la realidad y lo concreto

Lo concreto14303285413626 es un educador riguroso. Educador, porque irrumpe permanentemente y sin contemplaciones en las ideas ya hechas, los prejuicios. ¿Cómo se manifiesta? Casi siempre a través de los hombres y mujeres que trabajan. Son ellos, desde la fascinante diversidad de sus responsabilidades concretas, quienes, de una forma o de otra, nos educan, nos alimentan.

(…) (Si hay un hilo conductor que los Michelin se transmiten de padres a hijos) tal vez éste sea la preocupación por estar siempre en contacto con el terreno. En el sentido de los hechos. Así aprendemos a amar el producto hasta el punto de que éste se convierte en algo casi tiránico: cuando se ama la verdad, se percibe todo lo que no es satisfactorio y no se puede aceptar.

3. El valor único de cada persona, de cada trabajador

(…) No debe hacer a los otros lo que no quiere que le hagan. Por esta razón hay que empezar por saber quién se es. ¿Qué es el hombre?Juan Pablo II dice que el hombre es el ser único de la creación que Dios ha querido por él mismo. El ser humano es único. Es prodigioso cuando uno piensa sobre ello.

(…) Cada vez que me encuentro con alguien, me pregunto: «¿Cuál es el diamante que se halla oculto en él?». Todos esos diamantes que nos rodean componen una fantástica corona personal cuando uno sabe verlos.

(…) Mi experiencia personal me ha demostrado que es difícil aceptar para sí esa idea del diamante. Mire el diamante; le revela muchas cosas, buenas o malas. Del mismo modo, la actitud de aquellos que le rodean le revela también una cantidad enorme de cosas.

(…) Cuando uno se de da cuenta de la humanidad que hay tras las miradas de esos hombres y mujeres que trabajan en la fábrica uno no se plantea ese tipo de cuestiones [la tentación de vender Michelin].

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Michelin, acompañado de tres de sus nietos, recibe el nombramiento de Hijo Adoptivo de Aranda del Duero de manos de la alcaldesa de la localidad burgalesa

4. Liderazgo por la confianza y la participación

Una de las mayores dificultades del oficio de jefe es la de dejar que se expresen las personas afectadas por un problema para que elijan las mejores ideas, las más realistas.

(…) Es un problema de ética, de amor en el sentido fuerte del término. Uno se convierte en dictador en el momento en que no considera que haya en el otro una parte de verdad.

(…) La mejor idea no es necesariamente la del patrono. Es aquella que mejor satisface al cliente. Es genético en nosotros.

(…) Sé por experiencia que hay en el hombre resortes excepcionales que se revelan con toda claridad en caso de dificultades. Experimento en mi vida la confianza en el ser humano. Éste no exige más que superarse y convertirse en aquel que es desde el momento en que se le proporcionan los medios y se le reconoce en todo el esplendor de su humanidad. Todo hombre al que se le mire directamente a los ojos, como a un hombre único, libre y responsable, se vuelve luminoso como un sol. ¡Cuándo pienso en todo lo que se podría hacer liberando las energías humanas!

(…) Ante todo, lo que cuenta es ayudar al hombre a convertirse en el que es.

5. Actitud para la innovación

(…) Se habla siempre del derecho al error. Ello no quiere decir que tenemos el derecho de cometer errores voluntariamente. Pero hay que aceptar riesgos. Tenemos el deber de hacer experimentos y de estar particular y permanentemente atentos a sus consecuencias. Éste es el acto esencial que preside la innovación. Por este motivo, podemos aprender del pasado, de la experiencia. Pero llega un momento en el que aparece una zona de incertidumbre; si no usa ésta para hacer ensayos, experimentos osados, hace una tontería.

(…) El mundo que nos rodea está lleno de cosas que no esperan más que a alimentar nuestra libertad. Basta con estar lo suficientemente atento para descubrirlas. (…) Y la innovación requiere también audacia (…).

Es este género de actitud lo que explica que la innovación haya permanecido en el corazón de la Casa. Libera la imaginación e incita a correr riesgos. Llegar hasta los límites para ver qué pasa…

(…) He constatado que la innovación es siempre espontánea si el entorno humano es propicio. Las buenas ideas nacen en todas partes: en los talleres, las oficinas, junto a los clientes, etc.

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Trabajadores de Michelin rinden homenaje a su emblemático líder el día de su sepelio en Clermont-Ferrand

6. El cliente, verdadero jefe de la empresa

Nunca hay que perder de vista que el cliente está en el origen y en el fin de todas las cosas. (…) Los genes de la fábrica están profundamente impregnados de esta idea. ¿Qué quiere el cliente? ¿Qué es lo que expresa? ¿Qué es lo mejor que puede hacerse por él?

(…) Nunca se repetirá lo suficiente que el cliente es el verdadero jefe de la empresa. Es él quien decide comprar sus productos… o los de sus competidores porque los suyos son demasiado caros o menos buenos. Si se olvida esto, la «termodinámica» de la transacción está condenada al fracaso.

(…) Un empresario navega en la incertidumbre. Hay que pensar en tiempo real, y ése es el problema. Y de nuevo, en la base de cada decisión se encuentra esta pregunta: ¿es útil al cliente?  Es esto lo que conduce a satisfacer a los accionistas y al personal.

7. Búsqueda de la calidad

La búsqueda de la calidad en todos los ámbitos de la actividad de la empresa es, por lo demás, un extraordinario cemento de unión entre las personas de la fábrica. Es, en particular, a través de esta búsqueda (…) como se manifiesta (…) nuestra relación personal con nuestros clientes. Ella se traduce en un esfuerzo continuo de mejora del nivel de resultados, de garantía en la regularidad de los productos y los servicios y de disminución de los precios de coste. Cada detalle cuenta. La pasión por la innovación y la calidad está en el corazón de la vida de la empresa.

8. Conflictos entre departamentos

(…) La división está en el fondo de cada uno de nosotros, siendo, incluso, la expresión de nuestra libertad. ¿Por qué iba a suceder otra cosa entre los departamentos, puesto que están compuestos de hombres y de mujeres que tienen las mismas características que usted?.

Abordar el problema de la oposición entre los departamentos introduciendo una estructura que intenta establecer vínculos entre ellos es trabajar sobre la consecuencia, no sobre la causa. Por contra, preguntarse que hay que hacer para formar a los hombres y a las mujeres, allí donde estén, con el fin de que comprendan la problemática general de la fábrica y las relaciones en la sociedad, es hacer algo fantástico… Construye un equipo en el respeto de las personalidades.

Michelin d9. Las relaciones humanas y «diálogo social» en la empresa

(…) El día que usted se cale las gafas marxistas y considere que hay una relación de fuerzas dialéctica y sistemática entre los hombres, estará entrando en una lógica destructiva y absurda: el respeto por el otro se esfuma. Los problemas aparecen bajo otra luz cuando uno se da cuenta de que en este mundo hay una coherencia de fondo que quiere que todo hombre necesite del otro para vivir y desarrollarse.

(…) El diálogo «social» debe hacerse directamente con el personal. Es un intercambio directo entre personas; cada una debe salir de él más fuerte… ¿Por qué? Porque cada persona tiene su especificidad propia. El colectivo, como las estadísticas, es una mentira.

(…) «Ama», diría yo además. Amar a alguien es aceptarlo tal cual es, partir en la búsqueda de su verdad, una verdad que hay que admitir como es, aun cuando sea inexplicable. (…) Es simplemente el respeto por la libertad de de la persona. Es respetar su misterio.

10. Estado y economía

Si se quiere que la política ayude a hacer una buena economía, será necesario que los ciudadanos se conviertan en sujetos del Estado, mientras que ahora son considerados como objetos (…).

(…) Un gobierno que distribuye subvenciones para todo no es un gobierno digno de este nombre. No me opongo al principio de las subvenciones, pero es preciso que éstas estén justificadas y responsabilicen.

(…) Un cliente que no tiene más que un proveedor deja de ser inteligente. La ausencia de competencia conduce a una pérdida de sustancia fenomenal.

(…) [¿Qué significa «dejar en paz a las pymes»?] Ante todo, habría que darles leyes sanas, leyes realistas. (…) (Cuando) el Estado se impone (…) como el árbitro obligatorio, que ejerce su función a base de reglamentaciones, (…) (el) primer efecto es cortar esos lazos humanos tan esenciales, sin embargo, para la vida de la empresa. Se destruye lo que constituye la belleza de la humanidad: las relaciones gratuitas entre los hombres.

Jaime Urcelay

Un comentario en “François Michelin: lecciones de un maestro

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