¿Educación moral en la empresa? El nuevo contexto de la Responsabilidad Social Corporativa

humanidades“Educar e instruir son dos cosas muy diversas. La educación se refiere a todo el hombre; la instrucción sólo a su inteligencia. (…) El educador desenvuelve todas las facultades del hombre, no sólo el entendimiento, sino la memoria y la voluntad, el sentimiento y la imaginación. Y, en el orden físico, el organismo”.

Esta reflexión del P. Ángel Ayala sitúa el problema de la educación en dos de sus coordenadas más decisivas y a la vez, paradójicamente, más olvidadas: primera, la educación comprende necesariamente la educación moral; segunda, la educación es un proceso abierto que desborda el ámbito de la familia y la escuela y que se ve influido por todo lo que rodea a la persona a lo largo de su camino por esta vida. O dicho de otro modo, todo educa.

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Prefacio al libro «Liderazgo y gestión por 8 hábitos. Del miedo a la confianza» de José María, Sergio y Ana Cardona

Raro es el catálogo de competencias de cualquier empresa que no incluye el liderazgo y la dirección de personas como uno de los comportamientos considerados clave para el éxito y el desarrollo de la estrategia de la compañía. Más raro aun es que cualquier plan de formación o desarrollo mínimamente avanzado no contemple alguna acción relativa a esta misma competencia, ya sea a través de cursos, seminarios, work-shops, trainings, assessments, programas de coaching o cualquier otra fórmula más o menos sofisticada. Ningún directivo alineado cuestionaría hoy estos enfoques.

Teorías, aproximaciones, modelos, técnicas, herramientas… hemos probado en los últimos años casi todo en un intento de encontrar respuesta a una demanda universal, sentida también, desde la presión del mercado y la competencia, en el mundo de las empresas: hace falta más liderazgo y un liderazgo positivo, de calidad, basado en valores.

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