Acabo de terminar la lectura de la novela de no ficción “El impostor” (*), escrita por Javier Cercas. Un libro que está teniendo un destacadísimo éxito de ventas y que ha recibido muy buenas críticas.
La obra es una narración exhaustiva de la investigación que su autor llevó a cabo sobre un escándalo que saltó a la luz en el año 2005, con gran repercusión en los medios de comunicación: uno de los más reconocidos iconos públicos de la llamada memoria histórica, Enric Marco, Presidente de Amical Mauthausen, en realidad nunca había estado en un campo de concentración nazi.
Y como Cercas demuestra en su investigación, Marco tampoco había sido el héroe que decía ser de la resistencia popular en las calles de Barcelona en las jornadas sangrientas de julio de 1936, ni el invencible miliciano en las columnas anarquistas o en el fallido intento de conquista de Mallorca, ni el clandestino resistente antifranquista, ni…
Aunque lo que sí es verdad es que estos falsos créditos sirvieron a Marco para encaramarse a la secretaría general del sindicato CNT en los años de la Transición, en la Presidencia de la laicista asociación de padres de alumnos FAPAC en los ochenta y noventa y, sobre todo, para falsificar su paso por el campo de concentración alemán de Flossenbürg.
A partir de ahí, Marco, en un increible salto de audacia en su mentira, consiguió convertirse en un ensalzado personaje de relevancia pública (entre otras distinciones, fue condecorado por el Gobierno catalán con la Cruz de San Jorge) que se paseó por los centros de enseñanza dando cientos de charlas y que hizo llorar a los diputados en enero de 2005 al presentar en el Congreso el testimonio de su vida y de los detalles de sus ficticios sufrimientos en un campo de concentración que no conoció.
En definitiva una gran mentira de un gran impostor que encontró un favorable eco en los medios de comunicación y en la opinión pública y que sirve a Cercas para, con la maestría y la creatividad del novelista, hilvanar -en una secuencia que aparece en espiral respecto al hilo principal- diferentes hilos de reflexión: su propio sentimiento de impostura; los límites entre la verdad y la mentira; el intento de comprender los mecanismos de creación de una gran mentira (Los buenos mentirosos no sólo trafican con mentiras, sino también con verdades, y las grandes mentiras se fabrican con pequeñas verdades; una mentira sólo triunfa si está amasada con verdades); las relaciones entre realidad y ficción a propósito de la novela…y de la vida; el valor del pasado en nuestras vidas; la génesis y decadencia de la industria –como él la llama- de la memoria histórica; o su relación emocional con el impostor Enric Marco, entre otros temas relevantes.
Junto a los indudables méritos literarios de la novela, no puede negarse a Javier Cercas su sincero afán de buscar la verdad en estas páginas. Creo que es algo muy relevante en esta lectura. Por eso quizá me ha producido verdadera lástima que ese impulso de objetividad, realismo y equilibrio no lo haya hecho extensivo a sus extremistas y monolíticos prejuicios ideológicos sobre la Guerra Civil o el Régimen de Franco y sus actores, de uno y otro signo (incluida, por supuesto, la Iglesia). Sin ese maniqueismo y quizá con algún recorte en la extensión del minucioso relato, “El impostor” hubiera sido, a mi juicio, una obra mucho más redonda.
Jaime Urcelay
(*) Literatura Ramdom House, 2014. 420 páginas.
Publicado en http://www.profesionalesetica.org/2015/04/asi-se-fabrican-las-grandes-mentiras/