Andrea Navagero. Los despachos diplomáticos y la relación ante el Senado (V)

Efigie de Andrea Navagero que aparece en el libro Hieronymi Fracastorii Veronensis Opera omnia…, Venecia, 1555.

En anteriores entradas ya se ha mencionado la escasa atención que en España se ha prestado a los despachos o cartas diplomáticas de Andrea Navagero, poeta y embajador de Venecia en la corte del emperador Carlos V entre los años 1523 y 1528. García Mercadal llega a afirmar que nada se sabe de los despachos que [Navagero] pudo remitir desde España1.

Me refiero a los escritos que periódicamente enviaba a la Señoría, órgano colegiado supremo de la compleja arquitectura del gobierno de la República de Venecia2, dando cuenta del desarrollo de su misión y de los diferentes sucesos que se iban produciendo.

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Andrea Navagero. Biografía y obras (I)

Andrea Navagero, grabado de Theodor de Bry (c. 1597).

Andrea Navagero (Venecia, 1483 – Blois, Francia, 1529), es una personalidad poco conocida en España. Algunos pueden recordarle por una cita aislada en nuestras historias de la literatura, no tanto por su propia obra como por la influencia ejercida en el arte literario de nuestro poeta Juan Boscán (Barcelona, 1487 – 1542), reformador de la métrica castellana[1]. Otros, tal vez caerán en la cuenta de que se trata del personaje que aparece, junto con Agostino Beazzano, en el célebre doble retrato obra del gran pintor renacentista Rafael Sanzio[2].

Uno de nuestros mayores sabios nacionales, Marcelino Menéndez Pelayo, le consideraba, sin embargo, una figura destacadísima del Renacimiento italiano. A él se refiere en términos muy elogiosos, compartidos con Baltasar Castiglione, el embajador del papa, buen amigo de Navagero y partícipe también, aunque más en segundo plano, de los sucesos de Burgos que dieron lugar a la detención de los embajadores de la Liga en Poza de la Sal (Burgos).  

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Curiosidades de Poza de la Sal: el templo de Suttunio y la iglesia de Santa María la Vieja

Talla de Santa María la Vieja, de Poza de la Sal, obra del siglo XII o XIII, restaurada en 2005.

(Nota.- El texto que sigue es continuación de las anteriores entradas de este blog tituladas El misterio de la ciudad romana de Flaviaugusta, en Poza de la Sal (Burgos)Poza de la Sal, verano de 1928: hallazgo y destrucción de Flaviaugusta y El enigma de las estelas-casa, de época romana, de Poza de la Sal. Por este motivo, en las citas bibliográficas que aparecen al final he omitido las referencias completas de aquellas fuentes ya citadas en dichas entradas anteriores).

De entre las interesantísimas anotaciones sobre Poza de la Sal, realizadas en 1528 por el embajador y poeta veneciano Andrea Navagero[1], son particularmente intrigantes las referidas al templo de Suttunio y a la iglesia de Santa María la Vieja. Ambas forman parte de esas espesas nieblas que envuelven la historia antigua de la villa.

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En el 40 aniversario de Corporación Universitaria: invitación a la gratitud y el inconformismo

Se cumplen ahora 40 años de la fundación de Corporación Universitaria, una asociación de estudiantes activa en Madrid en los 80. Para muchos de los que, siendo muy jóvenes, participamos en ella, es difícil negar que fue una semilla que ha germinado a lo largo de toda nuestra vida.

Para celebrar este aniversario, justamente ayer, 30 de mayo, festividad de San Fernando, íbamos a juntarnos en El Escorial la mayor parte del casi centenar de personas que nos comprometimos en aquel grupo.

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Poza de la Sal en la literatura: «El Viaje hecho en España y Francia», de Andrea Navagero

Andrea Navagero

Andrea Navagero. Detalle del famoso cuadro de Rafael Sanzio Retrato de Andrea de Navagero y Agostino Beazzano, 1516 (Galeria Doria Pamphili, Roma). Existe una copia del s. XVII en el Museo del Prado.

«El Viaje hecho en España y Francia» es un breve y encantador relato del periplo por ambas naciones  de Andrea Navagero (Venecia, 1483 – Blois, Francia, 1529). Celebrado poeta e historiador, fue embajador de Venecia sucesivamente ante el emperador Carlos V y ante el rey francés Francisco I. Navagero fue inmortalizado en un famosísimo cuadro de Rafael Sanzio,  siendo también referido en nuestras historias de la literatura por su decisiva influencia  en el poeta Juan Boscán, introductor en España de las formas italianizantes.

El Viaje es una obra de relevancia.  Y no tanto por su contenido político e histórico -como, en principio, cabría esperar del punto de vista de un embajador en un periodo histórico tan excepcional-  como por el alarde de  curiosidad y sensibilidad de un genuino humanista del Renacimiento que capta y describe con rigor lugares, monumentos y costumbres, tal y como se encontraban en el primer tercio del siglo XVI (1).

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