Poco o nada conocido en España, el tenor mexicano Nicolás Urcelay Alonzo (Mérida, Yucatán, 1919 – Tampico, Tamaulipas, 1959) fue una celebridad en su país, especialmente en su región natal de Yucatán –el Mayeb-, donde todavía hoy es recordado y reconocido como uno de los más notables cantantes líricos de México.
Para el propósito de esta Galería es también significativo por su pertenencia a una estirpe del apellido Urcelay que, desde su llegada a México en el siglo XVIII, destacó como una de las familias más relevantes de la vida yucateca y que hoy tiene continuidad a través de sus descendientes.
Al incluirle en esta Galería de personalidades quiero también rendir modesto homenaje a todos los que formaron o forman parte de la particular diáspora de nuestro linaje en tierras americanas. Un asentamiento que posiblemente se remonta, en la primera de sus distintas oleadas, a los tiempos de la conquista y cuyas circunstancias no debieron ser nada fáciles en la mayor parte de los casos.
Es emocionante encontrar hoy un buen número de personas con el apellido Urcelay o Ucelay en México, Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos, algunas de ellas con notable protagonismo en la vida de sus respectivas comunidades. Cómo no mencionar aquí, por ejemplo, el caso de los Urcelay de Venezuela, originarios de Azcoitia (Guipúzcoa), llegados a dicho país en 1940, tras la guerra civil española. En 2014 “La Urcelayada” consiguió reunir a 50 Urcelay de Venezuela, cuyo árbol genealógico ha reconstruido y recreado artísticamente Aitzbea Ramos, orgullosa descendiente de José María Urcelay y Josefa Aramendi, el principio…
El tenor Nicolás Urcelay Alonzo (1919-1959)
Sobre el apodado «Caruso del Mayeb» puede verse, a parte del correspondiente artículo en la Wikipedia, una completa biografía en los registros de la Fundación Internacional José Guillermo Carrillo. A ella remito a quien quiera ampliar la información.
Me limito aquí a extractar que el artista vino al mundo el 20 de diciembre de 1919 en la ciudad de Mérida, capital del Estado de Yucatán, una región peninsular de civilización maya situada en el suroeste de México. Fueron sus padres Nicolás Urcelay Ruiz y Sara Alonzo Góngora, ambos de familias acaudaladas y prominentes en la vida local. La madre había heredado importantes campos de henequén o sisal, una planta autóctona –llamada oro verde– de la que se obtiene una fibra natural que proporcionó a la economía yucateca una pujante actividad agroindustrial en el siglo XIX.
Siendo aun niño, realizó Nicolás en Mérida estudios musicales, pero sin que recibiese especial formación para el canto. Fallecido su padre siendo aun adolescente, la expropiación de las fincas henequenas en el periodo cardenista llevaron en 1939 al futuro artista y a su madre a la Capital de México, donde, gracias a sus estudios profesionales de contabilidad, pudo trabajar como empleado de banca. Son sus amigos los que por aquel entonces advierten sus dotes para el canto, animándole, ya en 1940, a que se presente a un concurso radiofónico en el que no tuvo éxito.
Al perder a su madre, conoció a Isabel Sandoval de Grisi, quien se convirtió en su maestra de canto, tutora, mentora, madre y amiga. Nicolás, entendió que era necesario pulir al máximo su voz para tener alguna posibilidad de sobresalir en un momento en el que alcanzaban fama algunos grandes tenores mexicanos. En solo dos años consiguió progresos asombrosos que le permitieron iniciar una meteórica, aunque breve, carrera artística, truncada por su prematura e inesperada muerte.
El debut de Nicolás Urcelay
En 1942, hizo su debut radiofónico en Radio Mil y continuó cantando mientras perfeccionaba su técnica vocal. Es muy probable que empezara a llamar la atención su timbre de tenor spinto, en una época en que abundaban las voces de tenor ligero o lírico.
Dos años más tarde, se integró a un programa de la XEB llamado “Operetas y Zarzuelas” como integrante del coro, y aprovechó una oportunidad en que el tenor titular estuvo indispuesto para quedarse en su lugar. Fue el maestro Adolfo López Llera quien le sugirió que cantara como tenor solista, y lo hizo de tal manera que pasó a ser el primer tenor de la compañía coral. Este hecho representó el despegue de la carrera artística del meridense, quien pronto empezó a llamar la atención de las casas discográficas, con las que grabaría en los siguientes años un amplio repertorio de canción lírica, con un total de siete discos originales.
En 1947 fue invitado para formar parte del conjunto artístico que acompañó al presidente de México Miguel Alemán durante una visita oficial a los Estados Unidos de América. Urcelay cantó en la Casa Blanca ante el presidente Harry S. Truman, destacándose entre el elenco. Tan brillante participación le valió ser nuevamente invitado, ahora para actuar en el Hollywood Bowl Theatre ante más de 35 mil espectadores, bajo la dirección artística del maestro Xavier Cuota. Ese sería el comienzo de una brillante carrera internacional.
Su primera gira artística en el extranjero la realizó en La Habana, Cuba, donde obtuvo un éxito rotundo. Le siguieron otras presentaciones exitosas en países como Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana y los Estados Unidos.
El 16 de abril de 1949, el tenor contrajo matrimonio con Josefina Castro Alonzo. Fueron sus hijos José Nicolás, Martha Josefina y Carlos Alberto Urcelay Castro.
una carrera artística truncada
En 1951, hizo su primera incursión en el cine en la película “Deseada”, dirigida por Roberto Gavaldón. En 1958 participaría en una nueva película: “Locura Musical”, dirigida por Rafael Portillo.
Durante ese mismo año de 1958, el tenor consolidó su carrera con actuaciones en televisión, radio, teatro, centros nocturnos y giras fuera del país. Por esta época uno de sus proyectos más ambiciosos era realizar una gira por toda España, una vez que había conquistado el mercado hispano de Estados Unidos e Hispanoamérica.
Un derrame cerebral le provocó inesperadamente la muerte el 1 de julio de 1959 en Tampico, cuando iba a debutar en el Hotel Imperial. Contaba solo 39 años de edad, miles de admiradores en América y un nuevo disco a medio grabar.
A las pocas semanas de su fallecimiento llegó el anhelado contrato para debutar en España, uno de los grades sueños de Nicolás Urcelay. Pocos cantantes mexicanos han llegado a triunfar en Europa y Urcelay tenía todo para sumarse a los nombres de José Mojica y Jorge Negrete.
Nicolás Urcelay, «El Caruso Yucatense»
Bautizado como “El Caruso Yucatanense” por el escritor José Díaz Bolio y, aunque jamás llegó a cantar una ópera completa, como era su sueño, logró integrar un repertorio muy variado, que incluía desde arias de ópera hasta baladas.
De su repertorio se han destacado “La Flor de la Canela” (Chabuca Granda); “No niegues que me quisiste” (Jorge del Moral); “Rosa la China” (Ernesto Lecuona); “Princesita” (Castro Padilla); y “Vanidad” (Armando González Malibrán). Nicolás también se distinguió por ser uno de los grandes intérpretes de la compositora mexicana María Grever. Se ha dicho que temas como “Lamento Gitano”, “Así”, “Cuando me vaya”, “Cuando vuelva a tu lado”, “Ya no me quieres”, “Volveré”, “Todo por ti”, “Devuélveme mis besos” y “Alma mía”, tal vez no hayan encontrado un intérprete más idóneo que el “Caruso del Mayab”. También se distinguió por abordar con maestría la suite española de Agustín Lara. Sus interpretaciones de “Granada”, “Toledo”, “Cuerdas de mi guitarra” y “Españolerías”, son un fiel reflejo del nivel interpretativo alcanzado por el tenor en sus últimos años de actividad artística.
Sin ir más lejos, pueden encontrarse muchas de estas interpretaciones en los 4370 resultados que, para la búsqueda «Nicolás Urcelay», aparecen en YouTube.
Como concluye su mencionada biografía de la Fundación Internacional José Guillermo Carrillo, a pesar de tener una trayectoria artística relativamente breve, Nicolás Urcelay llega a nosotros como uno de los más excelsos y versátiles tenores mexicanos del siglo XX. Es también uno de los pocos cantantes que mantiene una asombrosa homogeneidad en cuanto a estilo interpretativo, condiciones vocales y calidad musical. (…) La mayoría de sus grabaciones deben considerarse, hoy por hoy, piezas clásicas del repertorio lírico latinoamericano.
La estirpe Urcelay en Yucatán desde el siglo xviiI
Ya he mencionado más arriba el interés de la estirpe familiar de Nicolás Urcelay, enrraizada en Yucatán desde los tiempos del Virreinato de Nueva España.
Me puso sobre la pista de este tema un viejo recorte del diario Excelsior, que reproduzco aquí, escrito por Fernando Muñoz Altea. El ilustre genealogista hispano-mexicano resumía en él la presencia del apellido Urcelay en México.
Después han sido bastantes los testimonios documentales de todo tipo con los que me he topado de esta presencia de los Urcelay en la región de Yucatán, destacable en diferentes campos: industrial y comercial, profesional, político, militar, literario…. Sería muy pesado reproducir aquí estas informaciones, alguna de los cuales no deja de resultar curiosa, como es el caso del conflicto diplomático suscitado en 1863 entre México y Estados Unidos a raíz del apresamiento en Isla Mujeres del vapor Noc Daquy por el Capitán de la Guardia Nacional Nicolás Urcelay, bajo la sospecha de que se trataba de un barco negrero.
Pero el paso más importante para esta pequeña labor de investigación de la huella del apellido Urcelay en tierras mexicanas vino con el descubrimiento del libro del escritor yucateco José María Valdés Acosta «A través de las centurias», cuyo primer tomo apareció en 1923 (1). La obra incluye estudios genealógicos y apuntes biográficos de muchas familias de Yucatán, entre ellas la de Urcelay, que ocupa nada menos que dieciséis páginas. En él me baso para lo que presento a continuación.
El árbol genealógico de Nicolás Urcelay Alonzo
Pasa Valdés algo de puntillas sobre los orígenes del apellido Urcelay, que erróneamente relaciona con Ruccelay, viejo apellido procedente de Florencia (Italia). Tras ello, reconstruye la estirpe en México y aporta algunas biografías y evocaciones.
Sería el primero de dicha estirpe Juan Antonio Urcelay, llegado a Valladolid, ciudad de Yucatán, en el siglo XVIII. Procedía, según dice, de Vizcaya. Debió nacer, por cálculo sobre las fechas de sus nietos, en torno a 1750.
El dato de su presencia en Yucatán he podido confirmarlo documentalmente a través de una cédula librada en Madrid en 1792 para el gobernador de Yucatán. Respecto a la confirmación de su origen vizcaíno hubiera sido importante conocer el segundo apellido, que Valdés no aporta, o algún dato más preciso. No he encontrado rastro de ningún Juan Antonio Urcelay de esa época en los registros parroquiales de Vizcaya; sí, en cambio, hay varias inscripciones de bautismo para ese nombre y esas fechas en diferentes parroquias de Guipúzcoa. Queda, pues, el tema abierto.
Siguiendo con las informaciones de Valdés, el primer Urcelay llegado al Yucatán debió traer acopio de honrosos antecedentes, puesto que en la entonces villa de Valladolid, fue acogido con aprecio y distinción. Allí y antes de trasladarse a Mérida, casó con Margarita de Tovar y Segura, hija del Capitán, Regidor y encomendero Fernando Antonio de Tovar y de la Zea.
Siguió a este matrimonio un prolífico árbol de descendientes que llega hasta hoy y que, restringiéndolo a lo que concierne directamente al tenor Nicolás Urcelay Alonzo, protagonista de esta entrada, presento a continuación:
Otros Urcelay destacados en Yucatán
En su genealogía de la familia Urcelay en Yucatán, Valdés destaca la biografía de algunos de sus integrantes.
Así, Nicolás Urcelay Cantón, padre del bisabuelo del tenor, fue Regidor de Mérida, correspondiéndole un destacado papel en la lucha contra la epidemia de cólera que en 1833 asoló la capital yucateca.
Juan Antonio Urcelay Peniche, hijo del anterior, brilló por su autoridad y espíritu innovador en materia agraria, así como por las iniciativas sociales que introdujo en las fincas de cultivo. En este sentido fundó el primer hospicio en una hacienda agraria de la región. Fue también un esforzado emprendedor, creador de la gran fábrica de hilaturas y tejidos «La Constancia», que continuó su hijo Juan Urcelay Martínez.
Nicolás Urcelay Peniche, hermano del citado Juan Antonio, fue también destacado emprendedor. Fundó establecimientos de corte de madera e industrias salineras y de otro tipo en el nordeste del Estado. Ayudado por Ángel R. Rosales, consiguió el respaldo del Gobernador General para acudir a sofocar las revueltas de indígenas mayas en 1872. La expedición fue costeada por Nicolás y sus hermanos. Muy estimado por sus conciudadanos, fue diputado al Congreso de la Unión.
Finalmente y por no alargar más una lista que podría ser extensa, dejo mención del doctor Luis Urcelay Martínez, tío abuelo de nuestro artista. Fue un brillante médico, investigador e impulsor de políticas públicas sanitarias. Su paralela afición a la historia y la literatura le llevó a fundar la sociedad «La Arcadia».
Quede aquí este breve recorrido por la historia de los Urcelay de México. Ojalá alguno de los numerosos y activos descendientes de esta estirpe corrija y complete lo que aquí y en la distancia he tratado de aportar a la Galería del apellido Ucelay o Urcelay.
Jaime Urcelay
(1) Talleres Pluma y Lápiz, Mérida, Yucatán, tomo 1, 1923; tomo 2, 1926; y tomo 3, 1931. Hay una edición facsímil de 1979, disponible en la Biblioteca Nacional de España. A este libro corresponden las fotografías de Juan Antonio Urcelay Peniche y Luis Urcelay Martínez, reproducidas en la entrada.
Impresionante.
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Gracias, Federico. Un abrazo.
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Excelente información, muchas gracias por compartir, atte Mario urcelay de Sonora México, slds afectuosos
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Muchas gracias a usted, Mario. Me alegra mucho que la información le haya resultado de interés. Saludos cordiales desde España.
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