Para un enfoque estratégico del «éxito» profesional (I)

• CARTELES 20 AÑOS CONCEP 2.inddLos hallazgos fortuitos son una herramienta valiosa para las aspiraciones profesionales. O al menos eso mantenía hace unos días, con datos y avales muy concretos, un curioso reportaje del diario El País firmado por Ramón Oliver (“Una carrera por casualidad”).

Esta constatación –que probablemente coincide con la experiencia personal de muchos de nosotros- invita a desarrollar la capacidad para gestionar lo imprevisto y aprovechar las oportunidades en la construcción de eso que suele llamarse el éxito profesional. Sobre todo en tiempos en los que la complejidad, la incertidumbre y la velocidad de cambio piden altas dosis de flexibilidad y adaptabilidad para casi todo.

Alguien podría entender que esta perspectiva reduce el inicio y desarrollo de la carrera profesional a una especie de tactismo oportunista. Por el contrario, a mí me parece que sucede exactamente al revés: la maximización de las oportunidades no buscadas en un entorno volatil será el resultado de la aplicación de un enfoque estratégico en las acciones y las decisiones relativas a nuestro avance profesional.

De esta forma, contar con una adecuada estrategia puede proporcionarnos simultáneamente dos beneficios: generar intencionadamente oportunidades en la dirección deseada y aprovechar las no previstas.

¿Cómo desarrollar entonces una estrategia profesional consistente?

Recientemente recibí el encargo de presentar este tema ante un amplio grupo de alumnos de postgrado de áreas muy diversas. Las líneas que siguen tratan de resumir las ideas que les propuse.

¿Qué es Estrategia?

Comencemos por ahí. Una manera muy sencilla de explicarlo es recurriendo a las 3Ds y a las 3As.

3D significa que un enfoque estratégico implica una perspectiva en tridimensional: largo, ancho y profundo.

Largo, porque no hay pensamiento estratégico sin situarse en el futuro, en el largo plazo.

Ancho, porque la estrategia abarca todo el conjunto de variables y factores en juego, considerados de manera sistémica y, por lo tanto, en sus interacciones recíprocas.

Y profundo, porque si algo es estratégico afecta, de alguna forma, a las elecciones más fundamentales y, en el extremo, a la propia identidad. Dicho de otra forma, a la Misión y a los Valores.

También las 3As pueden ayudarnos.  Estrategia es a la vez Anticipación, Adaptación y Acción.

Supone traer el futuro a la realidad presente y proyectar el presente al futuro; definir lo necesario para adaptarnos a él en las mejores condiciones posibles y siendo coherentes con eso que he llamado elecciones fundamentales y, finalmente, actuar para que las cosas ocurran.

Salta a la vista que este enfoque tiene poco que ver con la Estrategia considerada predominantemente como planificación estratégica. Los planes y objetivos deben ser solo un instrumento al servicio de un tipo de reflexión que es vida y que se retroalimenta continuamente de la realidad. Que más que un plan es un viaje, un descubrimiento, a veces bastante lioso. Pero un viaje con brújula.

Lo dicho suele aplicarse a las organizaciones pero vale también, por qué no, para un proyecto profesional personal.

De la Visión al día a día

¿Cómo articular un enfoque estratégico de la carrera profesional de una manera operativa?

Planteado como una ruta, la clave de esa articulación consiste en traer el largo plazo al corto (el día a día) y, a la vez, asegurar que la realidad cotidiana y el aprendizaje realimentan o refrescan el medio y largo plazo.

Esa realidad se ensancha hasta el entorno, un in-put que debe estar presente a lo largo de todo el viaje.

Finalmente, va de suyo que el conjunto tiene que estar orientado a la consecución de resultados.

Modelo Estrategia Profesional 2Con ese planteamiento, un esquema sencillo de desarrollo o despliegue de la estrategia profesional puede ser el que figura en el gráfico. Sitúo en la parte de la derecha las herramientas o modelos básicos que a continuación sugeriré para la aplicación práctica del esquema en cada una de sus fases.

La Visión y “El Concepto Erizo” de Jim Collins

Sin perder de vista el entorno como presupuesto básico y constante del enfoque de reflexión estratégica que sugiero, el punto de partida imprescindible es la Visión.

¿Cuál es mi idea personalísima del éxito profesional? ¿Cuál es mi sueño, mi ideal? O si se prefiere: mi ambición, mi aspiración ¿Dónde me gustaría verme?

Es la cuestión más radical a la que debo enfrentarme para despejar mi futuro profesional. Y una cuestión que me afecta integralmente como persona ya que no puedo aislar lo profesional del resto de mis dimensiones vitales. Quizá las palabras Vocación, Misión, Valores… –así, con mayúsculas- permiten entenderlo mejor.

Quede claro que la Visión no es una fotografía instantánea que obtengo en un momento determinado y que ya no se mueve. Eso ocurre en raros casos. Es más bien un proceso de descubrimiento que la realidad va enriqueciendo y que me acompaña a lo largo de toda mi existencia. Un proceso, eso sí, al que no puedo dejar de estar atento.

Un modelo propuesto por Jim Collins para las empresas que quieren ser competitivas puede ayudarnos a concretar la idea de una manera que creo resulta inspiradora. Aparece en su conocido libro Good to Great (2001) con el nombre The Hedgehog Concept (“El Concepto Erizo”).

Este nombre es una metáfora tomada de un intrigante verso del poeta de la antigüedad griega Arquíloco: El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una importante.

Y es que para Collins las organizaciones tienen más posibilidad de lograr el éxito si se centran en una sola cosa y eso lo hacen bien. El secreto está en la simplicidad y el foco.

CollinsLa forma de encontrar nuestro propio «concepto erizo» es haciendo por separado un triple diagnóstico:

– ¿Qué me apasiona profundamente?
– ¿Qué hago bien?
– ¿Por qué me van a pagar?

Identificada la respuesta a estas tres cuestiones fundamentales, Collins invita a buscar su zona de intersección. Y es ahí donde hay que concentrarse, dedicando todos los esfuerzos y recursos. Es la Visión que, como una estrella polar, indica dónde está el norte en nuestra navegación profesional.

Nunca debemos perderla de vista, especialmente cuando sintamos que vamos a la deriva.

(Continuará)

Jaime Urcelay

La segunda parte de este artículo puede leerse pinchando aquí.

 

 

 

 

 

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