España ha entrado ya en un largo período electoral que se anuncia como “el más fragmentado y polarizado” de las últimas décadas. Concurren, efectivamente, factores nuevos que apuntan hacia una etapa política algo diferente. Pero como en el viejo dicho… “algunas cosas nunca cambian”.
Una de ellas es la apelación de las fuerzas mayoritarias al voto útil, tal y como acaba de hacer Pablo Casado al pedir a Vox que, “por responsabilidad”, no se presente a las elecciones generales en las 28 provincias con cinco o menos escaños. La dispersión del voto de la derecha, según ha mantenido en Zaragoza el líder del PP en una reunión con afiliados de su partido, acabaría convirtiéndose en escaños para el PSOE y Podemos. “El PP ha comenzado una ofensiva total por el voto útil de la derecha”, afirmaba El Mundo el pasado 13 de marzo.