La primera vez que leí algo sobre la relación de José Ortega y Gasset (1883-1955) con Poza de la Sal (Burgos) fue en un precioso artículo del periodista, pozano de nacimiento, Miguel Ángel Velasco. Se titulaba «Poza de la Sal. Relicario de Castilla la Vieja» y apareció publicado en el diario Ya en el año 1978 (1).
Escribía entonces Velasco:
[Ortega y Gasset] cayó por Poza una tarde, así por casualidad, y desde entonces la visitaba todos los años que podía, porque lo consideraba «uno de los pueblos más interesantes de nuestra patria».
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