«Noticia de las salinas de Poza» (1851), del ingeniero Pío Jusué y Barreda

Pío Jusué y Barreda

El abogado, ingeniero de minas y músico Pío Jusué y Barreda (Torrelavega, Cantabria, 1815-1896), autor de la Noticia de las salinas de Poza (1851) (Dibujo publicado en el diario El Cantábrico, 04/12/1898).

La Noticia de las salinas de Poza (1851) [1], del notable jurista e ingeniero de minas Pío Jusué y Barreda, es uno de los poco conocidos trabajos de tipo técnico publicados a mediados del siglo XIX sobre las salinas de Poza de la Sal (Burgos), cuando éstas alcanzaban un alto rendimiento productivo [2].

Se trata, como en el caso de las informaciones debidas a otros tres relevantes ingenieros de minas –Felipe Naranjo y Garza (1841) [3], Sergio Yegros y Fernández Campos (1852) [4]  y Mariano Zuaznavar Arrascaeta (1876) [5]-, de la mirada de un experto técnico a la configuración física y la ancestral forma de explotación de las salinas pozanas, cuyo origen se pierde en el tiempo y que fueron, junto con las de Añana (Álava), las más importantes del norte de España.

Y, como en los otros casos mencionados, el interés del informe del ingeniero Jusué es doble. De un lado, nos aporta datos muy valiosos para conocer, además de los aspectos geológicos del singular diapiro, cómo era el Salero pozano en esa época, todavía de esplendor. Poco después, por diversos factores y la eliminación en 1868 del estanco real de la sal, se iniciaría un declive que, muy patente ya en el comienzo del siglo XX, acabó por conducir al completo abandono, en la dácada de 1960-1970, de las que habían sido Reales Salinas de Poza [6].

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Poza de la Sal en «Sueños de Plata. El tiempo y los ritos. Fotografía y antropología en Castilla y León» (2011)

Sueños de Plata PortadaPese a la riqueza de la historia y el patrimonio cultural y etnográfico de Poza de la Sal (Burgos), son más bien escasos los materiales disponibles para su estudio y divulgación, aunque algunos de ellos sean ciertamente valiosos.

Ya hace más de dos siglos el entonces alcalde de nuestra villa, Pedro Pablo Echevarría y Zárate, lamentaba en un oficio de fecha 17 de junio de 1806, dirigido a la Real Academia de la Historia, como lo cierto es que este Pueblo y su comarca, podía haber sido más examinado por los Historiadores y Anticuarios, si quiera por sus particulares minas de sales, su remota antigüedad, y trabajo subterráneo y ecónomo; población de monasterios ya olvidados aun en su localidad, y por desgracia falta  de documentos (…).

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