
Centrándonos ahora en El Viaje hecho por España y Francia, la obra más significativa para nosotros del poeta y embajador Andrea Navagero, se trata de un breve y cautivador relato de su itinerario desde que el 10 de octubre de 1523 salió de Venecia, para hacerse cargo de su embajada en España, hasta su regreso a la misma ciudad el 24 de septiembre de 1528.
Comprende su recorrido por diferentes lugares de Italia hasta embarcarse en Calvi (Córcega) el 20 de abril de1524. Tras una accidentada navegación, desembarcó en Palamós (Gerona) el 24 de abril y ya el 11 de junio de 1525, tras una cuidada recepción, se unió a la corte de Carlos V en Toledo, ciudad en la que permaneció hasta el 24 de febrero de 1526.
A partir de entonces y coincidiendo con la firma del tratado de Madrid y la liberación de Francisco I, siguió, básicamente, el mismo itinerario que Carlos V, hasta el momento de su detención, con el resto de embajadores de la Liga, el 21 de enero de 1528 en Burgos, desde donde fue conducido a Poza de la Sal.

En Poza de la Sal permaneció desde el 23 de enero hasta el 19 de mayo, es decir, casi cuatro meses. Desde allí se le trasladó a Francia por Fuenterrabía, donde llegó el 30 de mayo. Alcanzada la frontera y ya libre, inició su viaje por Francia para llegar a la corte en París, ciudad en la que permaneció entre el 27 de junio y el 6 de agosto de 1528. Arribó a Venecia, como ya se ha mencionado, el 24 de septiembre de 1528.
Valoración general de esta obra
El Viaje es un texto de relevancia, obra de un humanista brillante y honesto. Y no tanto, desde luego, por su significado político o diplomático, como por su inapreciable valor cultural e histórico, producto genial de un representante de lo mejor del Renacimiento italiano, de quien es difícil saber qué es más asombroso, si su erudición de amplitud universal o su sensibilidad y capacidad de observación.
Brilla en esta obra, en efecto, la personalidad de Navagero: alma inquieta, sensible y curiosa de poeta; buen conocedor de los clásicos griegos y latinos; historiador; botánico; y sagaz embajador. Destacan también la autenticidad y abundancia de los datos que proporciona y el equilibrio y honestidad de sus juicios.

En efecto, Navagero ofrece, desde una mirada abierta y curiosa, una crónica de lo que va apareciendo a sus ojos, tal y como era en el primer tercio del siglo XVI: naturaleza y productos de la tierra; descripciones geográficas y de ciudades; caminos, ríos y puentes; ruinas arqueológicas y monumentos de todo tipo; costumbres populares; personajes relevantes de cada lugar; origen de los topónimos… Pocos detalles escapan a nuestro hombre, constantemente admirado por lo que descubre y observa en su peregrinaje por tantos lugares.
Contribución al conocimiento histórico
Algunos estudios han profundizado entre nosotros sobre esta contribución de El Viaje al conocimiento de lugares y monumentos, algunos ya desaparecidos o muy alterados1. Particular importancia puede darse al valor de El Viaje para el conocimiento de la arqueología, tanto de España como de Francia, tal y como ha estudiado Raymond Chevallier2.
En lo que se refiere a Poza de la Sal, el lugar en el que estuvieron retenidos forzosamente los embajadores confederados, la descripción de Navagero es especialmente rica en detalles de grandísima importancia para el conocimiento de la historia de la villa y, muy especialmente, de su arqueología.
Estilo literario de El Viaje
Planteado como una suerte de diario de viaje que su autor va escribiendo sobre la marcha, el lenguaje es sobrio, directo, preciso. No pretende el autor dar muestra en esta ocasión de elocuencia literaria. Posiblemente, ni siquiera pensó en que el texto llegase a publicarse. Son notas esquemáticas, hilvanadas, a veces, de forma casi telegráfica, “demasiado breves y algo secas para nuestro gusto y curiosidad actual”, como constata Marcelino Menéndez Pelayo. Sin embargo, apunta también el gran prolígrafo santanderino,
«Nos agradan mucho por la misma sencillez y falta de afectación. (…) No hay viaje más ameno, más instructivo y fidedigno que éste entre todos los viajes de extranjeros por España durante los reinados de Carlos V y de su hijo. Navagero, algo cáustico a veces, pero en suma espíritu recto y bien equilibrado, observa con serena objetividad los lugares y las costumbres, y la impresión que el viaje deja es de simpática benevolencia, sin rastro de los acervos juicios de Guicciardini, ni de las lisonjas, muchas veces impertinentes, de Marineo Sículo”3.
Hay también en El Viaje una monótona atención a las distancias entre poblaciones. Pero no faltan, en ocasiones, descripciones, como la importantísima de Granada, en las que emergen la elocuencia y genio literarios de Navagero, en medio de un alarde de conocimientos históricos y artísticos, con un increíble dominio de lo que escribieron los antiguos geógrafos e historiadores.

Razones de la escasez de referencias políticas
Los comentaristas españoles de El Viaje han destacado la ausencia de referencias políticas en el texto, pese a que se escribe mientras su autor -acompañando a la corte de Carlos V– está siendo testigo directo de unos acontecimientos de grandísima significación.
Ni tan siquiera acontecimientos cortesanos tan importantes como la boda del emperador en Sevilla (11 de marzo de 1526) o el nacimiento del príncipe Felipe II en Valladolid (21 de mayo de 1527), en los que está presente, merecen ni una sola línea en El Viaje, tan prolijo en detalles de otro tipo. Los apuntes políticos y diplomáticos son relativamente pocos y, en general, muy incidentales4.
Se ha querido explicar esta llamativa omisión por el escaso interés de Navagero por la diplomacia y, en general, por los asuntos políticos. Al fin y al cabo, se ha dicho, él era un poeta y filólogo al que su Republica le había encargado una misión quizá poco afín a su personalidad…
José María Alonso Gamo, el mejor traductor de El Viaje al español, atribuye la omisión al sufrimiento que debía producir la falsedad de la posición italiana a una “persona noble y generosa” como Navagero, a «que se reservase la relación de sus actividades políticas para la de su embajada -que no llegó a a hacer-, o bien «que las órdenes de la misma Señoría o las circunstancias de los correos le obligasen a ser cauto en materia política”5.
Ciertamente esa era la personalidad de nuestro humanista y, en efecto, la ambigua situación diplomática exigía cautelas con las comunicaciones, pero me atrevo a conjeturar que hay otra razón de mayor peso para explicar la escasez de referencias políticas en El Viaje.

¿Un libro destinado al geógrafo Giovanni Battista Ramusio?
En primer lugar, es preciso tratar de entender el para qué de El Viaje. En este sentido, creo que una hipótesis probable es que estuviera destinado a Giovanni Battista Ramusio, personalidad relevante de las instituciones venecianas, también diplomático y, en lo que aquí más interesa, geógrafo y escritor de viajes.
A favor de esta hipótesis jugarían el contenido de las cinco cartas que Navagero remitió a Ramusio desde España, en la que, como ya hemos dicho, le anticipa contenidos de El Viaje, y el hecho, ya señalado también, de que Domenico Farri, el primer editor de la obra, dejase constancia en su dedicatoria de que el manuscrito «vino a las manos de Giovanni Battista Ramusio» y «habiendo llegado después a manos del honorable Messer Paolo, su hijo, éste me lo ha mostrado».
Es patente, por lo demás, que ambos venecianos mantuvieron una estrecha amistad, hasta el punto de que Navagero dejó encomendadas a Ramusio, en el momento de partir para España, todas sus cosas y, muy particularmente, Murano y Selva, cuya belleza era lo que nuestro autor decía apreciar más en este mundo.
En las ya mencionadas cinco cartas que escribió a su amigo desde España, se contienen algunas descripciones de ciudades prácticamente idénticas a las reflejadas en El Viaje. Y, por si esto no fuera suficiente para probar quién fue el probable destinatario de su crónica, en una de dichas cartas, la que le escribe desde Barcelona el 5 de mayo de 1525, es decir, casi al principio de su peregrinaje cultural, le apunta:
«Hasta aquí he anotado todo el viaje y lo mismo pienso hacer de ahora en adelante, por lo que os llevaré una buena España.
He encontrado muchísimas yerbas y peces curiosos, de todos los cuales os haré partícipe. A cambio de esto, haced que yo encuentre bien plantada mi finca de Selva y muy hermoso el huerto de Murano (…)»6.

Hay que muy presente, además, que Giovanni Ramusio fue autor de una importante y extensa obra de viajes (Nauigationi et Viaggi, Venecia, 1550-1559), para la que se sirvió precisamente del testimonio directo de grandes navegantes y viajeros. Personalmente considero que tendría toda la lógica que el relato de Navagero fuera concebido para ser uno de ellos, lo que explicaría el enfoque predominantemente geográfico utilizado. Se trataba de que el geógrafo contara con documentación de primera mano para su obra, incluyendo asimismo otras curiosidades de botánica, zoología, demografía, economía, etc. que Ramusio pudiera transmitir al círculo de amigos humanistas con los que estaba en contacto.
Por razones que desconocemos, esa rica información no habría sido incluida finalmente en la obra, si bien Antonio Fabié sostiene que con las noticias proporcionadas por Navagero sobre las Indias formaría Ramusio seguramente la parte de su obra relativa a América7.
Los desconocidos despachos diplomáticos de Navagero
Pero junto a la razón referida sobre las omisión de referencias políticas en El Viaje, creo que hay otra no menos interesante que debemos tener en cuenta: todos los detalles políticos y diplomáticos que cabía esperar que registrase un embajador, en realidad ya estaban teniendo reflejo en los despachos que periódicamente Navagero escribía a la Señoría de Venecia. No era ni siquiera esperar, como vimos que apuntaba como hipótesis Alonso Gamo, a la relación que los embajadores venecianos debían rendir ante el Senado al acabar su misión.
No era necesaria, por lo tanto, la narración de los detalles políticos en el El Viaje, pero, sorprendentemente, los estudiosos españoles de El Viaje apenas han prestado atención a esas comunicaciones diplomáticas de Navagero, que ni tan siquiera han sido traducidas a nuestra lengua, con excepción de lo que modestamente incorporé en mi libro sobre la detención de los embajadores de la Liga en Poza de la Sal, en relación con la enviada desde Bayona el 1 de junio de 1528. De ahí la dificultad de algunos comentaristas españoles de El Viaje para comprender este aspecto del mismo.
Pero sobre esos ignorados despachos diplomáticos habrá ocasión de hablar en una futura entrada.
Jaime Urcelay
(Continuará)
Partes anteriores de esta entrada:
Andrea Navagero. Biografía y obras (I)
Andrea Navagero. Embajador en la corte del emperador Carlos V (II)
NOTAS
- Relaciono algunos: ARJONES, A.: “El relato del viaje de Andrea Navagero (1525-1526): una fuente documental para la arquitectura de La Alhambra”, Revista Aequitas, Valladolid, número 6, 2015, págs. 169 a 184; BROTHERS, C.: «The Renaissance Reception of the Alhambra: The Letters of Andrea Navagero and the Palace of Charles V», Muqarnas, Cambridge, Masachusetts, vol. 11, 1994, págs. 79 a 102; OLEA, P.: Los ojos de los demás. Viajes de extranjeros por el antiguo obispado de Sigüenza y actual provincia de Guadalajara, Rayuela, Sigüenza (Guadalajara), 1998; GIJÓN, V.: “Las ciudades de Castilla-La Mancha en el viaje de Andrea Navagero”, Arte y Ciudad Revista de Investigación, Madrid, nº 3 (I) Extraordinario, 2013 (junio); GARCÍA MALDONADO, A.: “Andrés Navagero: ‘Alhama donde hay hermosísimos y saludables baños’”, Alhama Comunicación (Diario digital de la comarca de Alhama); GARCÍA SIMÓN, A.: Castilla y León según la versión de los viajeros extranjeros siglos XV-XIX, Junta de Castilla y León, Salamanca, 1999; BOLÓS, J.: Com veieren els Països Catalans alguns viatgers del segle XVI, Rafael Dalmau Editor, Episodis de la Història, Barcelona, 1980; MARTÍNEZ AGUILAR, L.: “Tras las huellas de los humanistas de los siglos XV-XVII en su relación con Linares”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, julio-diciembre 2006, nº 194; FRUTOS, M.L.: “Una visión de Zaragoza en el siglo XVI”, Revista de Historia Jerónimo Zurita, nº 21-22, 1968-1969. El Viaje y las cartas a Ramusio suelen ser, por lo demás, fuente y referencia obligada en la historiografía de las regiones y lugares que aparecen en los textos de Navagero. ↩︎
- Vid.: CHEVALLIER, R.: “Un panorama de l’archéologie espagnole au XVI siècle: note sur le Voyage en Espagne d’Andrea Navagero (1524-1526)”, Mélanges de la Casa de Velázquez, Tomo XXVII-1, Madrid, 1997. En el ensayo se contienen dos menciones a los vestigios arqueológicos de Pozza, que es como Poza de la Sal aparece en el original de Navagero. La nota 35 del ensayo me hace dudar que el profesor de la Universidad de Tours identifique bien Pozza. ↩︎
- MENÉNDEZ PELAYO, M.: Antología de poetas líricos castellanos, tomo XIII Juan Boscán, Estudio crítico por D. Marcelino Menéndez Pelayo, Librería de los Sucesores de Hernando, Madrid, 1908, pág. 66. ↩︎
- También algunos comentaristas italianos modernos de El Viaje han señalado esta omisión, añadiendo, como es el caso de Lamma, la de las intensas relaciones del embajador veneciano con los intelectuales de España o su actividad en nuestras bibliotecas. Vid.: GHERLENDA, C.: “’Grandissime maraviglie et gran diversitadi’: itinerari, spazio, alterità nel genere odeporico. Uno studio sul ‘Viaggio fatto in Spagna et in Francia’ di Andrea Navagero”, tesis doctoral, Universidad de Padua, 2018, pág. 234. ↩︎
- Viaje a España del Magnífico Señor Andrés Navagero (1524-1526), traducción y estudio preliminar de José María Alonso Gamo, Editorial Castalia, Valencia, 1951, págs. 21 y 22. ↩︎
- Ídem. págs. 147 y 148. ↩︎
- FABIÉ, A.: «Introducción» a Viajes por España de Jorge de Einghen, del barón León de Rosmithal de Blatna, de Francisco Guicciardini y de Andrés Navajero, traducidos, anotados y con una introducción de Antonio María Fabié, Libros de Antaño, Librería de los Bibliófilos, Madrid, 1879, pág. CVII. ↩︎
Tiene previsto dar alguna conferencia sobre Navagero o su libro?
gracias
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Muchas gracias a usted por su interés y su comentario. La verdad es que no tengo nada previsto. Le confieso que acabé un poco saturado al final de la investigación para el libro, pero ahora, pasado un tiempo de reposo, he vuelto sobre Navagero y El Viaje, que de nuevo vuelven a apasionarme y que, por lo demás, son muy poco conocidos. Hay varios aspectos que me gustaría revisar y completar… y en ello estoy. ¿Tiene usted interés por algo en particular? Saludos.
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Buenas noches
Gracias por responderme, no tengo interés sobre ningún tema en particular, pero me gusta la historia en general y no había oído hablar nunca ni del secuestro, ni de Navagero, aunque desde que he leído el libro si que ha aparecido por ahí en algún reportaje. Pero me parece interesante, gracias
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Muchas gracias de nuevo a usted. Me alegra mucho que el tema le haya interesado. Saludos.
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