Incansable en su amplísima labor de investigación y divulgación de la cultura burgalesa, Miguel A. Moreno Gallo acaba de regalarnos otro magnífico libro: «Burgos: Patrimonio Gráfico» (*).
Partiendo de un inventario de más de 15.000 imágenes, realizado durante años, el profesor Moreno nos presenta en esta publicación, de ámbito provincial, una cuidada muestra de 1.274 fotografías de rótulos de poblaciones y calles, señalizaciones y carteles de todo tipo, grabados, lápidas e inscripciones conmemorativas, vítores, placas del Sagrado Corazón…
Una parte de la identidad colectiva
Nos descubre así una manifestación cultural que, pese a su todavía escasa valoración popular e institucional, conforma, como expresa el autor en la Introducción del libro, «una parte de la identidad colectiva, el recuerdo común de los mensajes y recados enviados desde las paredes a los habitantes a lo largo de los siglos».
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Muchos son los méritos de esta novedad editorial. Uno de ellos, sin duda, haber dado espacio nada menos que a 527 núcleos de población de Burgos, correspondientes a 256 municipios de los 371 que conforman la provincia. Proporciona así una perspectiva muy amplia del patrimonio gráfico burgalés más reciente, particularmente a partir de los siglos XVII y XVIII.
No poco mérito es también haber conseguido una clasificación clara y bien ordenada de los carteles y epigrafías, en la que únicamente me ha resultado algo ambiguo el uso del término «ideológicos» para referirse al conjunto de carteles y epigrafías que, por contraposición a los «informativos», no se limitan a ayudar al que los mira, sino que pretenden influir en él. Supongo que, más allá de mi reacción de neófito, será una terminología convencional entre quienes se han dedicado al estudio de esta temática.
Rótulo existente en los soportales de la Plaza de la Villa, en Poza de la Sal (Foto del autor).
Una generosa presencia de Poza de la Sal
Es muy de agradecer la importante presencia que el autor ha reservado a Poza de la Sal en la publicación. Aparecen en ella 8 fotografías correspondientes a la villa, insertas en 7 de las categorías identificadas, si bien quizá la de nuestro singular Picón de Santa Engracia admitiría mejor otra clasificación temática.
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Respecto a estas imágenes pozanas del libro, he de confesar mi sorpresa respecto al vítor que aún se conserva grabado en una puerta de la calle Mayor. Tiene fecha de 1774 y en él figura el nombre de Miguel Alonso, tal vez propietario de la casa. Durante mucho tiempo pensé que se trataba de un ejemplar muy raro en nuestra provincia.
Sin embargo, Moreno explica en el capítulo dedicado a estos monogramas, de tanta solera histórica, que existen testimonios en más de cien localidades de Burgos. Buena muestra de ello son las 80 imágenes que recoge en la obra, sin contar las correspondientes a la recuperación por Franco de este viejo símbolo. Para mí, es uno de los capítulos más curiosos del libro.
En cualquier caso, el vítor pozano es un elemento patrimonial de indudable valor, necesitado de una mejor protección y puesta en valor, pese a la buena intención de lo que recientemente se ha hecho.
El cartel de Salinas de Calera, un singular tesoro patrimonial pozano en peligro de desaparición
«Burgos: Patrimonio Gráfico» tiene también, en efecto, la virtud de servir de advertencia del peligro de desaparición que amenaza a estas expresiones de la cultura de las poblaciones burgalesas.
Y si necesitado de atención está, como acabo de decir el vítor de la calle Mayor de Poza, no menor alarma suscita, en nuestro caso, otro elemento singular y muy característico de la villa: el cartel que se alza sobre la puerta del antiguo almacén de Salinas de Calera. Y es que su deterioro en los últimos años es muy preocupante, haciendo ya ilegible una buena parte de las letras. Así lo advierte, con toda razón, el autor del libro: «En el mundo de la sal estamos a punto de perder el cartel de Calera, en Poza de la Sal (…)».
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Produce mucha tristeza y frustración comprobar cómo, ante nuestra mirada pasiva, se está perdiendo esta seña gráfica de identidad de Poza, vinculada a la actividad salinera que durante tantos siglos dio personalidad diferencial a la villa.
Cuesta trabajo pensar que sea tan difícil una de esas medidas sencillas, a las que apela Moreno en la Introducción de su obra, para restaurar y proteger este cartel, antes de que sea tarde, como nos ha ocurrido con tantas cosas. El rótulo ya perdió, hace bastante tiempo, los fragmentos de las dos caras de la medalla conmemorativa de la Exposición Regional de Salamanca de 1907, con el escudo de dicha ciudad, en la parte izquierda del rótulo, y la imagen alegórica de una mujer, en la parte de la derecha.
Una nueva sensibilidad hacia el patrimonio cultural
Afortunadamente y gracias, entre otros muchos, a trabajos como los que con tanta seriedad y compromiso viene realizando desde hace años Miguel Moreno, se ha avanzado significativamente en la sensibilidad hacia la conservación del patrimonio cultural, entendido en el sentido amplio con que el mencionado profesor lo hace.
Confiemos en que esa nueva mentalidad, presente en las instituciones y en la sociedad civil, alcance también a los bienes del patrimonio gráfico, cuyo catálogo, necesariamente muy resumido, presenta ahora, con tanto acierto, el libro «Burgos: Patrimonio Gráfico» aquí comentado.
Jaime Urcelay
(*) Moreno Gallo, M. A.: Burgos: Patrimonio Gráfico, Diputación de Burgos, Burgos, 2024, 238 páginas.