Una biografía de un torero, por mítico que éste sea, no es un reclamo atractivo para quien se siente ajeno al mundo taurino, como es mi caso. Solo la insistencia de mi hija Ichi y su pasión por el libro de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 – Londres, 1944) Juan Belmonte, matador de toros (1), me decidieron a arrancar con la lectura de este libro, cuya publicación se remonta al año 1935.
Y la verdad es que la obra cautiva de principio a fin, pese a los prejuicios iniciales que uno pueda tener. Me ha parecido una biografía originalísima, de altura literaria y una sorprendente variedad de registros. Una narración, además, con hondura de fondo, en la que llama la atención lo que hay de grandeza en el itinerario humano de Juan Belmonte (Sevilla,1892-Utrera, 1962), el torero que marcó un antes y un después.
El periodista Chaves Nogales ha sido para mí todo un descubrimiento. Agilísimo de pluma, es un auténtico maestro a la hora de hilvanar los nudos existenciales de la vida de Belmonte con una sucesión de anécdotas divertidísimas, con las que muchas veces tenemos la sensación de hallarnos sumergidos en una novela de pícaros y aventureros.
Consigue el autor, además, un pintoresco cuadro costumbrista que nos transporta a la realidad de la Andalucía y la España del primer tercio del siglo XX, que, pese a lo lejana que resulta y a sus muchas sombras, acaba seduciéndonos porque en ella descubrimos vida auténtica y sabor genuinamente humano, tan eclipsados en nuestra desquiciada modernidad.

El periodista Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 – Londres, 1944). Por la fidelidad a sus ideas y su libertad de criterio fue condenado tras la guerra por la derecha y silenciado por la izquierda, convirtiéndole durante mucho tiempo en escritor maldito. El dramatismo de sus últimos años de vida está lleno de aprendizajes. Hoy es considerado uno de los mejores reporteros del siglo XX español y un gran escritor (Foto: Archivo Pilar Chaves).
El autor de Juan Belmonte, matador de toros es también, cuando la narración lo pide, brillante en el uso del lenguaje poético. Las páginas dedicadas a las temerarias aventuras de los torerillos trianeros en los campos de la Tablada, toreando desnudos a la luz de la luna, son, en este sentido, antológicas.

Publicación original por entregas del libro de Chaves Nogales sobre Belmonte en la revista Estampa (1935).
Belmonte, entre el disparate y la genialidad
Pero lo más nuclear de esta biografía, como antes decía, es la capacidad del periodista sevillano para captar y reflejar en su narración el dramatismo de una vida, la de Juan Belmonte, que, transcurriendo entre lo disparatado y lo genial, no deja de ser un espejo de lo más esencial de la vida de cualquiera de nosotros.
Hay un pasaje en el que Chaves Nogales, hábil al alternar el modo biografía con el modo memorias o confesiones, pone en boca de Belmonte la que me parece una de las claves del libro:
...esta vida mía que no es, ni más ni menos que todas las vidas que merecen llamarse tales, sino una sucesión constante de esfuerzos dramáticos para afirmar una personalidad penosamente forjada en lucha con el medio (pág. 220).
La verdad es que yo he nacido esta mañana…
La vida, en fin, entendida como un permanente recomenzar cada día en un renovado descubrimiento de la propia y personal vocación. El nunc coepi («ahora empiezo») clásico que tan bellamente expresa Belmonte, con esa sinceridad que impregna todo el libro, cuando se acerca ya el final de su vida de torero:
Esta corrida y la que después toree en Sevilla han sido para mí como un ocaso con resplandores de aurora. Y me han procurado el inefable bien de acabar como empezaba y de dejarme margen para hacerme la ilusión de que empiezo ahora. Porque la verdad es que yo he nacido esta mañana.
(…)
La verdad, la verdad, es que yo he nacido esta mañana (pág. 343).

El torero Juan Belmonte en una característica imagen en la Real Maestranza de Sevilla, cuando España se dividía entre belmontistas y gallistas…
Se torea como se es. Esto es lo importante
Pero si hay un aspecto que me ha asombrado de esta singular biografía es algo que recorre casi todas sus páginas: la concepción del toreo como una actividad del espíritu. Un sentimiento que Belmonte demuestra haber vivido profunda e íntimamente y que personalmente me supera…
El planteamiento me ha interesado mucho. Creo que, al cabo, no es más que una expresión del misterio de lo que la realidad del alma significa en la vida del ser humano, trasformando, sin darnos cuenta, todo lo que hacemos, más allá de la racionalidad o la corporeidad… Belmonte utiliza el término estilo, como el gran García Morente.
Unos párrafos, verdaderamente sublimes, condensan al final de la biografía esta idea, sobre la que tanto podríamos meditar aplicándola a cualquier actividad en nuestra vida:
Para mí, a parte de las cuestiones técnicas, lo más importante en la lidia, sean cuales fueren los términos en que el combate se plantee, es el acento personal que en ella pone el lidiador. Es decir, el estilo.
El estilo es también el torero. Es la versión que el espectáculo de la lucha del hombre con la bestia, viejo como el mundo, toma a través de un temperamento, de una manera de ser, de un espíritu. Se torea como se es. Esto es lo importante. Que la íntima emoción traspase el juego de la lidia. Que al torero, cuando termine la faena, se le salten las lágrimas o tenga esa sonrisa de beatitud, de plenitud espiritual que el hombre siente cada vez que el ejercicio de su arte, el suyo peculiar, por ínfimo y humilde que sea, le hace sentir el aletazo de la Divinidad (págs. 341 y 342).
Juan Belmonte, matador de toros, «la mejor biografía escrita en España»
Se ha dicho de Juan Belmonte, matador de toros que es la mejor biografía que se haya escrito nunca en España (Eslava Galán) y de su autor, Manuel Chaves Nogales, que es el mejor periodista español del siglo XX (Pérez Reverte). No soy yo quien para decir si tanto, pero lo que sí tengo claro es que mi hija menor no andaba desencaminaba en su pasión y que este es uno de esos libros que también a Belén y a Aleta les gustará leer.
Muchas gracias por tu insistencia, Ichi. Solo se tiene lo que se comparte.
Jaime Urcelay
(*) Chaves Nogales, M.: Juan Belmonte, matador de toros, Libros del Asteroide, Barcelona, 2016 (9ª ed.), 343 págs.