«Poza en mi memoria», de Narciso Padrones Núñez

Portada de Poza en mi memoria, de Narciso Padrones.

El pasado 19 de abril se presentó en el Auditorio Martín de la Fuente de Poza de la Sal, abarrotado de público para la ocasión, el libro de mi buen amigo Narciso Padrones Núñez Poza en mi memoria1. La presentación estuvo a cargo de Salvador Domingo Mena, doctor en Historia y socio fundador de la Asociación de Amigos de las Salinas de Poza de la Sal.

Todos cuantos tenemos interés por las cosas de Poza estamos de enhorabuena con la publicación de esta obra, en la que el autor recoge, de forma muy amena, sus vivencias de los años 1950 a 1970 en nuestro pueblo.

Narci Padrones tuvo además la amabilidad, que mucho le agradezco, de encargarme la redacción del Prólogo de su libro. Es una satisfacción reproducirlo ahora aquí.

Reportaje sobre Poza en mi memoria, de Narciso Padrones, publicado en el Diario de Burgos de 13 de abril de 2025.

PRÓLOGO

Cuando, hace ya algún tiempo, Narciso Padrones me confió que estaba completando un escrito con sus memorias, no le disimulé mi entusiasmo.

En primer lugar, porque, habiendo dedicado muchos años a investigar la historiografía de Poza de la Sal, estoy convencido de que es en ese tipo de recuerdos íntimos donde podemos encontrar, más que en los fríos documentos de los archivos, un reflejo auténtico del fascinante pasado de esta villa burgalesa, expresado a través de lo cotidiano y cercano, del conocimiento de las personas concretas. En definitiva, de la vida verdadera.

Además, me pareció que Narci, como le conocemos todos en Poza, reunía las características ideales para acometer una aportación, con ese enfoque, a nuestra historia local.

Nacido en Poza en el año 1947, sus padres, Feliciano y Bonifacia, regentaban el café bar Buenavista, en la Plaza Nueva, centro neurálgico del pueblo. Eso fue, por de pronto y para un muchacho despierto e inquieto como él, un inmejorable mirador desde el que conocer las entrañas de Poza y su vecindario en aquel tiempo. Los años pasados en la vieja escuela del edificio de la Administración de Salinas y las vivencias con la cuadrilla –“donde, como él mismo escribe, se forjan las auténticas amistades”-, dejaron también en él una huella imborrable.

Se une a lo anterior que Narci pertenece a una generación muy especial, como explica casi al iniciar sus recuerdos: la generación que fue testigo, en las décadas de los 50 y 60, de la radical transformación de las formas de vida tradicionales, en las que todavía predominaban las certezas y los vínculos y en las que los cambios, hasta entonces, se habían manifestado muy lentamente.

Una de las muchas fotografías que enriquecen el libro de Narciso Padrones Poza en mi memoria. Su hermana Marce en las acacias de la Plaza Nueva de Poza de la Sal, agarrando de la mano al propio Narci y a Antonio del Castillo, inseparable amigo de la que siempre será su cuadrilla (Foto: Narciso Padrones).

Tiene Narci, además, una memoria prodigiosa. El lector se sorprenderá al comprobar los muchísimos detalles de personas, costumbres, sucedidos y anécdotas de la vida en Poza que ha sido capaz de conservar entre sus recuerdos.

El autor de estas memorias es asimismo un hombre comprometido con nuestro pueblo y su gente. Lo sabemos bien todos los que tenemos el privilegio de ser sus amigos. Por citar solo lo más “formal”, fue uno de los fundadores de la Asociación de Amigos de Poza de la Sal, así como de su sucesora a partir del año 1999: la Asociación de Amigos de las Salinas de Poza de la Sal. De esta ocupó la presidencia desde 2010 hasta principios de 2024, desarrollando una labor muy meritoria y decisiva para la recuperación del gran patrimonio cultural de las milenarias salinas pozanas.

Es cofrade de la Virgen de los Dolores o de La Soledad y de San Blas, además de devoto de la Virgen de Pedrajas, incardinándose así en la gran tradición religiosa de los hijos de nuestro pueblo.

Cómo no, fue durante muchísimos años componente de la icónica Banda de Música, por cuya Academia pasó siendo apenas un niño, como tantas generaciones de pozanos. Ha sido, asimismo y hasta tiempo reciente, concejal del Ayuntamiento. Y es, por supuesto, entusiasta y buen conocedor de las numerosas fiestas locales. No en vano, participó en la fundación de la peña Los Bodegueros, una de las de mayor solera de la villa.

Otra de las imágenes del libro. En la terraza del Café-Bar Buenavista, en la Plaza Nueva de Poza de la Sal, Narciso Padrones con sus padres, Feliciano y Boni -propietarios del establecimiento-, y la familia de Paula de la Fuente (Foto: Narciso Padrones).

Pero, sobre todo, Narci es un hombre entrañable, familiar, positivo, buen amigo de sus muchos amigos y que sabe disfrutar del don de la vida.  Así se aprecia ya desde el primer capítulo de estas memorias, a través de algo muy importante: su manera de presentarnos aquella realidad que conoció. Hay en él una mirada desde el corazón, enamorada del tiempo, las personas y el pueblo que aparecen en estas páginas. Y solo cuando se capta alguna realidad con el corazón se la puede conocer y comprender más plenamente. Narci nos enseña a amar a Poza y sus gentes.

El resultado de todo esto es el delicioso libro de memorias que el lector tiene ahora en sus manos. Son recuerdos y vivencias contados con espontaneidad, sencillez y autenticidad, llenos de humanidad. Los chascarrillos y anécdotas que van apareciendo son divertidísimos. Por sus capítulos discurren situaciones increíbles, con personajes no menos inauditos, naturalmente con los inevitables apodos pozanos:  Juaneros, Orejas, La Morterona, Marquitos, Sietevidas y otros muchos. Pero se trata de personas y situaciones absolutamente reales, retratados siempre con cariño, dando idea de un ambiente humano y unas vigencias cuyo recuerdo no podíamos perder.

Junto a esos entrañables recuerdos y anécdotas de familiares -¡qué hermosas las páginas dedicadas a sus padres  y a sus hermanos José Luis, Alberto y Marce!-, de amigos y “personajes típicos”, hay que destacar que “Poza en mi memoria” es un testimonio etnográfico interesantísimo sobre los años 50 y 60 del pasado siglo. Baste leer, en este sentido, los capítulos dedicados al exhaustivo recorrido por los comercios y negocios existentes en la villa en aquellos años, la descripción de cómo era por aquel entonces el caserío o la riquísima recopilación de datos y anécdotas sobre las fiestas tradicionales de Poza.

El pasado 1 de febrero, durante la Fiesta de Santa Agueda, Narciso Padrones, autor de Poza en mi memoria, departiendo en la calle La Red con un grupo de jóvenes de Los Negros, una de las ancestrales tradiciones de Poza de la Sal, a las que Narci dedica en su libro unas páginas de gran interés etnográfico (Foto del autor).

Solo me resta ya dar de todo corazón las gracias a Narci por su generosidad al compartir con nosotros, de una forma tan “amable” -es decir, “digna de ser amada”-, sus recuerdos y vivencias, que, como muchas veces le insistí, bajo ningún pretexto podían perderse. Muchas gracias también por honrarme personalmente con la invitación a escribir esta presentación.

Y termino. Lo hago animando vivamente a leer y disfrutar, hasta la última línea, “Poza en mi memoria”. A recrearse en las viejas fotografías, tan evocadoras. Los más mayores se emocionarán, no sin orgullo, con el recuerdo de unas personas y un pueblo que, en alguna medida, se nos fueron, dejando paso a otras posibilidades, pero que para siempre formarán ya parte de sus vidas. Y los no tan veteranos conocerán mejor sus raíces (en el fondo, “quiénes son”) y se asombrarán de hasta qué punto este pueblo distinto, que es Poza de la Sal, rebosaba vida y sentido de comunidad, en un tiempo, al fin y al cabo, no tan lejano.

Jaime Urcelay

  1. Imprenta Santos, Burgos, 2025. 220 páginas. ↩︎

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