
Andrea Navagero, el notable humanista y embajador veneciano ante la Corte de Carlos V, permaneció en el año 1528 durante casi cuatro meses en Poza de la Sal (Burgos), junto con el resto de los muy ilustres representantes de la Liga Clementina o de Cognac. Es uno de los sucesos a los que más atención dedica en el célebre El Viaje hecho por España y Francia, que ya conocemos bien a través de las anteriores entradas.
Debe señalarse que en las aproximaciones a la historia de dicha localidad burgalesa se suele mencionar, creo que erróneamente, que su castillo sirvió de prisión a los embajadores de la Liga. Afirmación esta que, desde las últimas décadas del pasado siglo, se ha ido incorporando, de una u otra forma, a una parte de literatura de todo tipo sobre Poza de la Sal y su impresionante castillo, hasta casi convertirse en un lugar común, pese a que, como vamos a tener ocasión de ver, no parece que, a la vista de las fuentes, sea correcta.
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